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XXV - Primera redención

Primera Redención

CAPITULO XXV

Salón de belleza Duhau, Seúl 

Povs Jimin

 

Hoseok me llevó hasta el salón de belleza donde Hwasa estaba realizando su prueba de maquillaje y peinado. El momento de despedirnos fue tan extraño que opté por darle mi teléfono antes de extender nuestra incomodidad.

¿Estaba cruzando los límites? Yo creía que no, porque no tenía límites desde que lloré por la polla de Jeon Jungkook. Pero si tenía que admitir que estaba jugando con fuego.

¿Otra forma de buscar castigo? Tal vez.

Cuando ingresé al salón y encontré a mi amiga, pude ver a la pequeña omega escondida tras ella. Solo la había visto una vez en el pasado... junto a Jihyun, cocinando y mirando películas en nuestra residencia de Myeong Dong.

Ese recuerdo de ellos dos fue lo más parecido al destino que había visto en la vida. Hasta que conocí a Jungkook y mis objetivos se nublaron.

Y Seulgi... ¿A quién culparía? ¿Nos guardábamos rencor? ¿Debía pedirle perdón por no creer? 

Era de lo más egoísta cambiar mi discurso luego de que sea mi propio corazón el que estuviera ardiendo. La empatía fue el ingrediente que no supe utilizar.

"Seulgi, él es Jimin... pero ya lo sabes" - Hwasa intentó presentarme, pero la joven negó con la cabeza.

"Es bueno volver a verte Jimin. Se siente como volver a ver a Jihyun, de alguna manera"

La amargura en mi garganta fue insoportable y no tenía a quién recurrir. Mis errores serían liquidados como sea aquella tarde.

"Lo siento tanto Seulgi"

Apurado, confundido, angustiado, pedí perdón como un niño asustado.

Jamás había vuelto a hablar con ella después de que Jihyun se suicidó. A medida que mi vida avanzaba y me volvía un hombre de ciencia, entendí que ella había sobrevivido de milagro a un vínculo roto de esa manera.

No la había llamado aunque debía hacerlo. Ni siquiera les había creído, cuando se juraron amor eterno y nadie los escuchó ¡Eran tan jóvenes! ¿Cómo pude ser tan egoísta?

"Nunca te guardé rencor. Siempre supe que tú mismo te darías tu merecido"

Touche. Tenía razón. Cada año, mes y día eran recordatorios de lo que ocurrió con mi hermano. Una constante búsqueda de adrenalina que me hiciera creer que me merecía sufrir, por egoísta.

Te excitas cuando te humillo...

Las palabras de Jungkook aparecieron en mi cabeza. Tenía tanta razón pero era tan peligroso que él lo supiera.

El dolor era algo simple de conseguir.

Pero Jungkook le había dado su propio toque personal a mi sufrimiento: el placer. La combinación de ambas cosas había dominado a mi lobo.

"Tienes razón. Ya estoy pagando"

Nuestras miradas arrepentidas y tristes nos dieron paz, después de tanto. Lo que venía a partir de ahora serían mis sentimientos hablando con una mujer que, por mi culpa y la de mi madre, casi había perdido la vida.