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XX - Primera subasta

Primera subasta

CAPITULO XVIII

Povs Jimin

Mi mamá  no recordó mi cumpleaños, pero no la podía culpar, yo tampoco recordaba el suyo.

Sin embargo, Hwasa y MoonByul llegaron a mi departamento a primera hora.

Mis amigas vinieron a buscarme para ir a desayunar. Su intensión era que bebamos algo antes de nuestro día de spa en el  hotel Shilla. Todo pago, todo incluido. De no haber ganado nada en la vida, de repente éramos los más afortunados.

La cafetería estaba repleta, pero mis ganas de comer croissants no iban a detenerse solo por eso. Obligue a Hwasa a hacer la fila conmigo, mientras su futura esposa nos esperaba en la mesa.

Fue aquella mañana, con mi boca llena de chocolate y un batido exagerado de banana y mantequilla, que un extraño presentimiento se apoderó de mí.

En mi maldito cumpleaños, luego de pasar 15 horas en el hospital, con la cabeza deshecha y la mente deteriorada, noté que mi apetito no era normal y que si seguía dejándome llevar por la angustia oral, probablemente terminaría en mi casa, rodeado de algunas mascotas y solo.

— ¿Cómo puedes comer y tomar eso a la vez? - MoonByul preguntó.

Hwasa la golpeó por su falta de tacto. A nadie le agradaba escuchar que sus hábitos alimenticios eran desagradables durante la ruptura de un vínculo.

La tristeza y la comida no eran buenas amigas.

A mí no me importó, pero ella tenía razón. Estaba escalando límites preocupantes de ansiedad.

Para el mediodía, llegamos al Hotel en una de las zonas céntricas más costosas de Seúl y automáticamente me quedé sin palabras. Sentía que estaba dentro de una película.

Mis amigas estaban felices, fueron recibidas con folletos y las llaves de nuestra habitación. Si, había aceptado dormir con ellas, con una pareja de jóvenes calientes a punto de casarse.

Aunque sin intenciones de alterar mi cuerpo, siempre llevaba la Taaffeita conmigo. Tal vez porque era lo único que verdaderamente me hacia recordar a Jungkook. Habían pasado tres días desde que lo sentí mediante nuestro vínculo por última vez.

En mi cabeza, el alfa perfecto de las historias de amor volvería por mí en un caballo blanco y un ramo de flores, vestido elegante y deseándome feliz cumpleaños. Pero yo no era el protagonista de ninguna historia y Jungkook jamás compraría flores.

— Feliz cumpleaños mejor amigo.

Hwasa me abrazó por detrás y besó mi mejilla izquierda. Moonbyul nos observó con ternura, cargando un pequeño sobre rojo en sus manos que llevaba mi nombre.

— Este regalo fue una sorpresa de último momento. Pero tenemos algo para ti.

Sorprendido y emocionado, recibí el sobre en el Hall del lujoso hotel.

Cuando lo vi, mi sonrisa exagerada ablandó el rostro de mis amigas. Era un simple papel, pero significaba que me habían prestado la suficiente atención para saber, que yo deseaba hacerme mi primer tatuaje. 

Un vale con Park Chanyeol, el tatuador más reconocido de todo Seúl, especializado en colores y a la vez puntillismo. ¡Completo!

— Gracias. Realmente, ¡gracias!

Entre todo mi genuino agradecimiento, recordé mi regalo para ellas y lo mucho que había disfrutado comprándolo. Tomé de mi bolsillo una pequeña caja y frente a todos allí se las entregué - esto es para ustedes...