Capítulo 4: Convivencia

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Durante todo el domingo, la manada no dejo la casa, y se fijo solamente en pasar tiempo con sus nuevos cachorros. Algo que, a Tsukishima no le gustó mucho, por lo que, termino teniendo que ocultarse y escapar cada vez que uno de los alfas de segundo año o Suga lo encontraba.

Estaba huyendo de nuevo por el corredor, después de que Tanaka y Nishinoya lo sacaran de su cuarto para que "socializara", cuando alguien lo metió de un jalón a una habitación.

- ¿Qué...? -Tsukishima murmuro, mientras se daba vuelta para ver a su salvador, que no era otro que Kageyama.

-Llevas huyendo un buen rato. -Indico el omega, riéndose. -No te preocupes, no te encontraran aquí. No entran a menos que yo les de permiso. –

Un poco molesto, Tsukishima agradeció a su compañero, y observo con detenimiento la habitación. Era igual a la suya, pero en lugar de tener una litera a un costado, en está había una cama de dos plazas en medio del lugar. De un lado había un librero, y del otro un ropero. También había un escritorio contra una esquina, y un espejo de cuerpo entero, junto a la puerta del baño.

Si hay algo que a Tsukishima le gusto de la casa, es que cada habitación tiene su propio baño. Y a él, solo le tocaba compartir con Enoshita, por lo que, estaba tranquilo.

-Bonito cuarto, digno de la realeza, Rey. -Comentó.

-Te dije que no me llames así. -Kageyama replico, desde donde estaba sentado en la cama, con un cuaderno en el regazo.

-No voy a dejar de llamarte así. -Tsukishima declaro, caminando hacia la ventana, junto al librero.

- ¿Por qué? Odio ese apodo. -El omega gruño, mirando con enojo al alfa en su cuarto y considerando seriamente sacarlo.

-No voy a dejar de llamarte Rey, porque no me estoy burlando de ti. No te llamo así por lo que paso en tu secundaria. Te llamo así, porque creo que es un apodo que encaja a la perfección contigo. -Tsukishima explicó molesto. -Mira, eres el único omega de la manada, y el menor de todos nosotros. El Rey. –

Kageyama nunca lo había pensado de esa manera, simplemente creyó que Tsukishima lo llamaba rey para burlarse de él, no porque el apodo encajara con su lugar en la manada.

-Además, no creo que debas darle tanta importancia o dejar que te afecte tanto un apodo que un montón de idiotas envidiosos te pusieron en la secundaria. -El alfa siguió hablando, expresando lo que pensaba al respecto de eso. -Pareces decente, y no un dictador, al menos para mí. Si lo fueras, no te importaría como te llamaran, ni lo que dijeran de ti. –

El corazón de Kageyama comenzó a latir rápidamente, ante las palabras de su compañero, y no pudo evitar, esparcir su aroma a felicidad por el lugar. Se levanto de la cama, y se paro al lado del alfa con una sonrisa.

-Gracias... -Murmuro. -Creo que puedo soportar que me llames rey, pero solo tú. –

El omega aun recordaba que Tsukishima había mencionado que no le gustaba mucho el afecto físico, a menos que estuviera en su rutina. Por lo tanto, tomo su mano, y deposito un pequeño beso en ella, para demostrar que realmente estaba agradecido.

El alfa en el interior de Tsukishima se emociono ante esa muestra de afecto, para nada abrumadora. Y el chico no pudo evitar sonrojarse.

Notando lo incomodo que se volvió su compañero, Kageyama ofreció que miraran una película juntos con su computadora. Tsukishima acepto, y ambos estuvieron un buen rato recostados en la cama, mirando Jurassic Park.

A partir de entonces, Kageyama no volvió a decirle a Tsukishima que no lo llamara Rey, y ambos comenzaron a llevarse un poco mejor.

Como al día siguiente empezó la rutina del alfa, el omega no lo vio hasta tres días después. En los cuales, estuvo siendo acompañado por solo dos o tres de los miembros de la manada a la escuela, ya que, el resto tenia que ayudar a su compañero.

El jueves, Kageyama estaba ayudando a los betas de segundo año a preparar el desayuno, cuando Tsukishima apareció. Las marcas en su cuerpo eran visibles, y se notaba que él aún estaba algo exhausto.

-Oh, Tsukishima. -Kinoshita lo notó primero. - ¿Cómo te sientes? Íbamos a subirte el desayuno pronto. Daichi cree que es mejor que te quedes en casa hoy, por las dudas. Chikara se quedará contigo. –

-Lo sé, Daichi-san me lo dijo anoche. -El alfa asintió. -Oí, Rey. –

Kageyama se dio la vuelta, notando de inmediato las mordidas en el cuello y las muñecas del chico.

Tsukishima se acercó, y le tendió su chaqueta de la escuela. El omega se lo quedo mirando sin entender.

-Puedes usarla hoy. Mi aroma incrementó con mi rutina, ningún alfa se acercara a ti mientras la uses. -El alfa explicó, y Kageyama agarró la prenda como si fuese algo muy delicado.

-Gracias. -Murmuro, y se la puso.

Como Tsukishima es más alto que él, la chaqueta le quedó algo grande, pero nada grave, y en todo caso, le gustaban las cosas holgadas. El alfa tarareo contento al ver a su compañero usar algo con su aroma, y se dio la vuelta para volver a su cuarto sin decir nada.

Kinoshita y Narita le mostraron a través del vínculo, lo orgullosos que estaban a Tsukishima por sus acciones.

-Parece que ahora se llevan mejor. -Kinoshita le comentó a Kageyama, y él asintió, frotando su mejilla contra el cuello de la chaqueta, tomando un poco del olor a limón del alfa. 

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