Capítulo 19: El Gimnasio N°3

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Después de que el pleito con Hinata terminara, él y Kageyama hablaron con Ukai para ver si Hinata podía jugar independientemente de que el omega estuviera o no en la cancha. El entrenador les dio una solución, y ambos se pusieron manos a la obra, para poder lograrla.

Mientras tanto, las cosas en la manada volvieron a la normalidad, y el campamento continuo.

Una noche, Kageyama notó que Tsukishima había olvidado su campera, así que se puso a buscarlo para dársela. El omega sabia que su compañero alfa es friolento, por lo que, no quería que se resfriara al no llevar una prenda abrigada, aún en verano.

Estaba algo perdido, viendo los gimnasios, cuando la voz de Bokuto le llamo la atención.

- ¡Hey, hey, Tsukki! ¡Casi logras bloquearme está vez! -A Kageyama le pareció raro que lo llamara así, considerando que Tsukishima solo dejaba a Yamaguchi nombrarlo con ese apodo.

Se acercó a las puertas del gimnasio, notando que tenía el número tres, y asomo la cabeza. Tsukishima estaba de un lado de la cancha con Lev y Kuroo, al lado de la red, y Bokuto y Akaashi estaban del otro, con una canasta de pelotas al lado.

Bokuto le lanzo la pelota a su omega, y este la coloco para él. El as de Fukurodani, saltó, y los tres alfas del otro lado saltaron para bloquearlo, sin embargo, Bokuto hizo un remate directo, que paso al lado del brazo de Tsukishima, clavándose con fuerza en el piso de la cancha al lado de la línea, aún adentro.

Kageyama no pudo evitar soltar una risita, ante la frustración de Tsukishima por no poder detener el remate. Enseguida, todos los ojos se voltearon hacia él, y se sonrojo. No esperaba llamar tanto la atención.

-Rey, ¿qué haces aquí? -Tsukishima pregunto, acercándose a su omega.

-Te traje tu campera, la olvidaste. -Kageyama respondió, tendiéndole la prenda. -Así que aquí es donde te has estado escondiendo desde que empezó el campamento, de noche. Entrenamiento extra, no lo espere de ti. –

-Yo tampoco. -Tsukishima mascullo.

-Hey, Kageyama-kun. Entrena con nosotros. -Kuroo se adelantó a invitarlo. -Podemos jugar un tres contra tres. –

-Suena bien para mí. -Kageyama asintió, y entro en el gimnasio. - ¿Con quién juego yo? –

- ¡Yo quiero que lance para mí! -Bokuto exclamo, emocionado. - ¡No es que tu lances mal, Akaashi! ¡Eres mi gran setter! ¡Pero... quiero que Kageyama-kun también lance para mí! –

Ante la conmoción de su alfa líder, Akaashi negó con la cabeza, y le aseguro que no tenía problemas en jugar con Kuroo y Lev. Dejando a Tsukishima como el otro compañero de Kageyama.

El partido comenzó, y Kageyama se encontró teniendo algunas dificultades para adaptarse a Bokuto. Sin embargo, poco después consiguió sincronizarse con él, y su equipo ganó.

Al anotar el último punto ganador, el as de Fukurodani corrió hacia Kageyama y lo levantó en brazos, diciéndole que quería volver a jugar con él.

- ¡Me encantaría volver a lanzar para ti, Bokuto-san! -Kageyama respondió entre risas.

Tsukishima apretó los puños para no arrebatarle su omega al otro alfa. No lo diría de frente, pero es más posesivo de lo que deja ver, y que alguien que no sea de su manada estuviera abrazando a Kageyama, lo estaba enojando.

-Bien, estoy exhausto, y si no nos vamos ahora, creo que la cocina cerrara. -Hablo, y Bokuto bajo a Kageyama, para comenzar a limpiar con los demás.

La comida es algo sagrado, y ninguno de ellos quería perdérsela.

De vuelta en su habitación, Kageyama decidió dormir con Tsukishima esa noche. Ambos estaban acostados, uno al lado del otro, cuando el alfa hablo.

-No les digas a los demás sobre lo que hago... no quiero que vayan a molestar. -Susurro.

-No lo hare. -Kageyama respondió con una sonrisa. - ¿Puedo ir yo? –

Tsukishima asintió y ambos cerraron los ojos para dormir.

Durante el resto del campamento de entrenamiento, Kageyama paso algunas noches, yendo al gimnasio N°3, y otras entrenando con Yaku en otro lugar.

El último día, durante la barbacoa que los entrenadores prepararon, todos los miembros de Karasuno intercambiaron números de teléfono con sus nuevos amigos de otras escuelas, y prometieron seguir en contacto.

Cuando el autobús en el que había venido la manada de Karasuno se movió, Kageyama suspiro.

- ¿Qué sucede, Kags? -Yamaguchi le pregunto. Estaba sentado a su lado.

-Me hubiera gustado que el campamento durará más. -Respondió el omega.

-Ya regresaremos a otro. -El beta tomo la mano de su omega y entrelazo sus dedos con los del otro. -No te preocupes. –

-Sí, tienes razón. -Kageyama asintió, apoyando su cabeza contra el hombro de su compañero. -Pero espero que la próxima vez no hagamos tantos penaltis. –

-Ni que lo digas. -Yamaguchi suspiro dramáticamente. -Creo que quede traumatizado. –

-No serías el único. -Kageyama murmuro, y cerro los ojos para dormir.

Yamaguchi siguió su ejemplo. 

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