Tsukishima tenía experiencia con respecto al celo de los omegas, pues su hermano era uno. Sin embargo, a diferencia de él, que se volvía mandón, y muy quisquilloso, Kageyama lo dejaba hacer lo que quisiera, y en lugar de replicarle o gruñirle, le suplicaba.
-No entiendo como tus compañeros de secundaria te pudieron apodar "Rey Tirano", no tienes nada de un dictador. -Murmuro, inclinado sobre su omega, dejando besos por su abdomen. -Pareces un gatito necesitado de afecto. –
Kageyama no contradijo a Tsukishima, pues con su mente hecha un desastre, apenas podía formar oraciones. En el momento, en que el alfa, lamio su mancha, él no pudo evitar gemir, y por alguna razón, sonó casi como un maullido.
-Sí, realmente eres como un gatito. -El alfa se río. -Mi gatito. –
Tsukishima era tan dominante como Enoshita, aunque más agresivo. Algo, que a Kageyama no le molesto. El alfa le dejo varios chupetones por todo el cuerpo, antes de anudarlo, y lo marcó en su muslo izquierdo, al venir. Kageyama, a cambio, lo marcó en su brazo derecho.
El omega, volviendo a estar medio dormido, después de que el alfa lo ayudara, recordó que no le gustaba mucho el afecto, así que, se dio la vuelta, dándole la espalda, y se acurruco para descansar.
Tsukishima notó como su omega intentaba darle algo de espacio, y lo recompenso, apoyándose contra su espalda, y manteniendo uno de sus brazos alrededor de su cintura. Que no le gustara mucho el afecto, no significaba que iba a dejar a su omega solo, después de ayudarlo. Ni siquiera él era tan cruel.
Dejo a Kageyama, solo cuando este se despertó, cerca de las ocho de la noche.
-Me sorprende que duermas tanto. -Comentó, vistiéndose. Ya había avisado a los betas, que su omega estaba despierto para que le trajeran la comida.
-Lo detesto, pero no puedo evitarlo. -Kageyama resoplo, sentado.
-Es mejor que querer aparearte con cualquier persona que veas durante tu rutina. -Tsukishima murmuro. -Bueno, al menos será así hasta que me ayudes la siguiente vez. –
Kageyama asintió, sin atreverse a hablar, sabía que después de que terminara su celo, comenzaría a tener que ayudar a los alfas con sus rutinas, y eso lo ponía algo nervioso.
-No tienes que preocuparte, lo más seguro es que yo tome el control de todo, igual que ahora. -Tsukishima intento aplacar la angustia que empezó a salir de su omega.
-Sí, tienes razón. -Kageyama suspiro.
Kinoshita toco la puerta entonces, y Tsukishima se fue, dejando al omega con su sempai.
-Hola, Kageyama. -Saludo el beta a su omega.
-Hola. -Kageyama sonrió, y dejo que su sempai lo pusiera de nuevo en su regazo para darle de comer.
- ¿Solo falta un día para que tu celo termine, no? -Cuestiono Kinoshita, animado.
-Sí, mi celo solo dura tres días. -Kageyama asintió, devorando la comida que le habían traído.
- ¿Y cuando lo vuelves a tener? -El beta no recordaba cada cuanto tenían los omegas su celo.
-En tres meses. Mi celo viene cuatro veces al año, cada tres meses y dura solo tres días. -Kageyama explicó.
Kinoshita tarareo en reconocimiento, y comenzó a contarle a su omega sobre un programa de televisión que estaba viendo.
Debieron ser cerca de las tres de la mañana, cuando Kageyama volvió a despertarse con su estómago ardiendo.
-Solo un día más, solo uno y se acabara. -El omega se dijo a si mismo, mientras marcaba el numero de su alfa superior en su teléfono. -Daichi-san... ¿vienes? –
Daichi se había sentido inquieto desde que Tsukishima había salido de la habitación de su omega, porque sabia que, a partir de entonces, era su responsabilidad ayudar a Kageyama.
Suga le había dicho que no tenia nada de que preocuparse, pero él estaba nervioso igual. Era el alfa superior, y se supone que debe hacer sentir seguro a toda la manada, lo que incluye a su cachorro omega.
Estaba tan inquieto por ayudar con el calor del niño, que no logró dormir nada, hasta que su teléfono comenzó a sonar, y se dio cuenta de que eran las tres de la madrugada.
Corrió a la habitación de su omega, y se arrastro por el nido, tratando de calmarse. Sus nervios no ayudarían en nada a su primer año.
Kageyama estaba boca abajo, con una mano en su estómago, cuando Daichi llegó. Su aroma a madera de cedro se expandió por todas partes, y eso lo calmo un poco.
-Hola cachorrito. -Daichi susurro, mientras agarraba al niño y lo sentaba en su regazo. - ¿Cómo te sientes? –
-Arde. -Kageyama murmuro, frotando su mejilla contra el pecho del alfa.
-De acuerdo, vamos a encargarnos de eso entonces. -Daichi deposito al omega boca arriba sobre el colchón, y se posiciono entre sus piernas. -Todo va a estar bien ahora, Ángel. –
Daichi comenzó besando a su omega, antes de pasar a su cuello. Dejo varios chupetones ahí, mientras su pequeño tiraba un poco de su remera para quitarla.
Riéndose, Daichi se incorporó y se quitó la remera, dejándola a un lado.
-Creo que también vamos a quitar tu pijama. -El alfa sonrió, y después de dejar un beso en el cuello de su omega, lo ayudo a quitarse su playera.
Daichi fue dejando besos por el pecho de su omega, antes de llegar a sus pezones. Tomo uno con su boca y lo succiono, logrando sacarle algunos gemidos al niño debajo suyo.
Después de atormentar un poco los pezones de su cachorro, Daichi siguió bajando, dejando besos por donde pasaba, hasta llegar al borde de los boxers que, ya estaban empapados.
Con un poco de trabajo, el alfa logró sacar la prenda del niño, quien ya parecía un poco destrozado, y estaba todo sonrojado de calor.
Daichi no pudo evitar gruñir al ver la mancha de su omega. Así mismo, Kageyama gimió de dolor, cuando su estómago ardió demasiado.
-Shh, shh... esta bien, amor. -Daichi arrullo a su omega, al tiempo que se preparaba, para poder anudarlo. -Ya... yo me ocupare de esto... -
En lugar de dejar a Kageyama recostado, Daichi se puso de rodillas, y levantó a su omega sentándolo sobre su miembro para llegar más profundo. Kageyama inmediatamente, rodeo con sus brazos los hombros de su alfa, y se movió para demostrar que podía continuar.
Daichi se movió con mucha precisión, atacando siempre la próstata de su omega, haciéndolo gritar, y arañar un poco su espalda.
-Por favor... por favor... alfa... -Kageyama comenzó a suplicar, cuando estuvo más cerca de eyacular.
-Shh... shh... está bien, cielo. -Daichi le contesto, aferrando con más fuerza su cadera.
Al llegar al clímax, Daichi mordió la glándula de aroma de Kageyama, que estaba en su cuello. Y su omega gimió un poco adolorido. El alfa lamio su marca, para aliviar el dolor, y ladeo su cabeza, dejando expuesta su propia glándula.
Kageyama marcó a su alfa, enseguida, y dejo que esté lo recostara sobre su pecho.
-Bienvenido a la manada, Tobio. -Daichi no pudo evitar murmurar, al tiempo que dejaba un beso en la frente de su cachorro.
-Gracias, Daichi-san. -Kageyama sonrió adormilado.
-Vamos a dormir. -Daichi acomodo las sabanas sobre ellos, y ambos se quedaron dormidos.
Daichi fue quien se encargo del resto del celo de Kageyama, lo que, los miembros de la manada ya sabían que sucedería. Quizás su alfa superior no lo demostrara con mucha frecuencia, pero era muy territorial, y ahora que tenían un omega en su manada, lo sería aun más.
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Nuestro Omega
FanfictionLa manada del club de vóley de Karasuno está compuesta solo por alfas y betas. Claro, hasta la llegada de sus nuevos miembros, entre los que se encuentra, Kageyama Tobio, un omega. ¿Qué tal les ira a todos con un omega en su manada? ¿Cómo se sentir...