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"Nunca antes había sido testigo de una barbarie tan enfermiza infligida a una persona. El cuerpo apenas era reconocible como humano. Si un animal lo hubiera destrozado el resultado habría sido más placentero a la vista. Y menos cruel. No podía imaginar qué clase de horror había experimentado antes de morir. La muerte debió haber sido su amiga bienvenida. Me alegré de no haber acompañado a Tío a la escena, cuando apenas podía soportar eso. Al llegar al final de la angosta escalera, recobré la compostura antes de girar el pomo y volver a entrar en la pesadilla. Lo haría por todas las mujeres que habían sido asesinadas, me recordé."

—Kerri Maniscalco, A la caza de Jack el Destripador.

Cómo ellas se conocieronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora