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Jeno llegó a la cabaña, jadeando por el cansancio, sus jadeos hacían una pequeña nube a colaboración del frío, que el invierno brindaba

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Jeno llegó a la cabaña, jadeando por el cansancio, sus jadeos hacían una pequeña nube a colaboración del frío, que el invierno brindaba.

Se transformó y cubrió su desnudes con prendas que sacó de su mochila. Tocó la puerta y está se abrió, estaba seguro de haberla dejado cerrada y haber ordenado a Jaemin a ponerle llave.

Entró rápidamente y comenzó a buscar con la mirada al dueño de la casa, encontrando todo tal y como estaba al momento de su partida. Las mantas desacomodadas en el sofá le dieron una pista de que aquel chico había estado ahí.

—¿Jaemin?

Un pequeño golpe en el piso de arriba lo alertó, caminó hacia las escaleras y subió con algo de prisa, todo estaba sumamente silencioso y eso lo hacía sentir ansioso. Entró al baño y no lo vió por ningún lado, entró a la habitación del chico y tampoco estaba, lo que hizo fruncir su ceño fue lo desordenada que está estaba, eso no era normal en el chico, él era de aquellas personas pulcras.

—Nana... ¿estás aquí?

Sollozos y jadeos podían escucharse dentro del armario, las puertas no estaban bien cerradas y pudo distinguir aquella cabellera azul de raíces oscuras.

—Jaemin, ¿Qué haces ahí dentro?

Jeno se acercó al armario y lo abrió, dejando ver a un pequeño Jaemin hecho un ovillo, recostado en la pared y siendo cubierto por una sola prenda, una camiseta de Jeno.

—Hey...—Jeno se arrodilló frente a él y apartó algunos mechones que cubrían su rostro, asustándose en cuanto vió las lágrimas humedecer sus mejillas llenas de hematomas de colores verdes y morados.— J-Jaemin...

—Jen...— El llanto del chico se intensificó, aferrándose al cuerpo del pálido— V-volviste... volviste...

Jaemin seguía repitiendo eso, aún cuando el mayor cargó el cuerpo del frágil chico y lo depositó sobre la cama.

—Jaemin, ¿Qué pasó? ¿Quién mierda te hizo esto?— La preocupación y molestia se podía escuchar en el tono de voz que utilizó, Jaemin dejó de llorar, manteniéndose con la mirada baja, no quería que Jeno lo viera así, no en ese estado tan miserable.

—Fueron ellos...— Jeno mostró una mueca de confusión— ¿Podrías abrazarme...?

Jeno sin dudarlo, lo abrazó se acurrucaron juntos en la cama, poco duró eso cuando el chico híbrido percibió dos aromas.

—¿Qué demonios?— El peli negro se alejó de Jaemin y comenzó a olfatear las sabanas— Jaemin.

El mencionado se asustó al ver la mirada sombría que el chico frente a él adoptó. Se enderezó en la cama y acomodó su camiseta.

—¿Exactamente, qué te hicieron?

Jaemin sintió sus ojos cristalizarse nuevamente, bajo su mirada e intentó no derramar las lágrimas que se iban acumulando en sus ojos. Jeno en cambio, se encontraba ya de pie a un lado de la cama, dispuesto a salir detrás de aquellos hombres que habían tocado a SU chico.

—E-ellos... llegaron hace un p-par de horas— Hizo una pausa antes de seguir hablando.— Les pedí que se fueran p-pero me ignoraron y entraron, Jeno... me acorralaron y no pude hacer nada

Nuevamente el llanto se hizo presente, Jeno sentía su sangre hervir, sentía toda clase de sentimientos, desde preocupación hasta disgusto por aquellos hombres.

Se acercó a Jaemin y lo único que hizo fue abrazarlo y besar su cabeza antes de acostarlo y cubrirlo con las mantas, sin decir nada, salió de la habitación y salió de casa, tomando su forma animal e intentando rastrear el asqueroso aroma de aquellos hombres que habían dañado al lindo y frágil chico que le había salvado la vida.

Corrió y corrió, importándole poco llamar la atención de otros posibles cazadores, las ramas y hojas secas crujían bajo sus patas, procurando no hundirse en demasía en la blanca nieve que aún permanecía por todas partes.

Sus ojos habían cambiado de color, ya no eran aquellos chocolatosos ojos, ahora eran de un color ámbar brillante, podían verse aún en el más oscuro lugar.

La ira lo carcomía por completo que en cuanto vió a uno de esos hombres intentando apagar la fogata que tenían, no dudó en abalanzarse sobre el y morder su cuello, desprendiendo pedazos de carne y de paso manchando la blanca nieve con aquel líquido rojizo.

—MALDITA SEA

El otro hombre tomó su arma y con las manos temblando puso las balas en su lugar, Jeno, cubierto totalmente de sangre, lo miró profundamente, ocasionando que se quedara completamente inmóvil y no tuviera tiempo de defenderse cuando el lobo se había abalanzado sobre él, igual a cómo lo hizo con el otro hombre.

La escena que se presenciaba en aquella parte del bosque era horrible, dos cuerpos irreconocibles, cubiertos de mordeduras y sangre, junto a un gran lobo de pelaje negro, viéndose ahora rojo por la inmensa cantidad de sangre que lo había ensuciado.

Jeno regresó a la cabaña, dirigiéndose primeramente al baño para limpiarse toda la sangre, al salir de la ducha, se quedó mirando su rostro frente al pequeño espejo. Una toalla cubría su parte baja, siendo su pecho descubierto y humedecido por las horas que caían de su cabello y rebañaban de sus hombros.

—¿Jeno...?— Jaemin abrió la puerta lentamente, ya se había cambiado y suponía que había tomado una ducha, sus heridas estaban bajo vendajes y crema desinfectante.— ¿A dónde fuiste? Creí que me dejarías sol-

—Lo siento— Jaemin fue apresado por los brazos del mayor, sintiendo su cabeza esconderse entre su cuello y hombro— Perdóname por no llegar a tiempo y no haber impedido que-

—Está bien...

El peli azul acarició sus cabellos lentamente, acariciando su espalda con su mano libre. Al fin podía sentirse tranquilo, Jeno había llegado y no lo había abandonado después de todo.

—No fue tu culpa, yo fui el que no supo defenderse y pasó...eso.

Jeno negó agresivamente, separándose el abrazo y tomando el rostro contrario entre sus manos, mirándolo fijamente.

—Tu no tienes la culpa de nada, no fue tu culpa el que yo te haya dejado solo, no fue tu culpa el que aquellos hijos de puta llegaran y mucho menos fue tu culpa que hayan hecho lo que hicieron.— Ahora el que lloraba era el de pelo negro, se sentía culpable por no haber llegado horas antes y haber impedido que todo aquello pasara.

Jaemin lo volvió a abrazar, hundiendo su cabeza en el pecho descubierto del mayor.

—Vamos a descansar, en unas horas estará amaneciendo y nosotros no hemos dormido nada.

Jeno caminó con Jaemin entre sus brazos, el chico no quiso separarse de él, incluso cuando Jeno tuvo que quitarse la toalla para ponerse un pijama, lo único que hizo fue cubrirse sus ojos con ambas manos, quitándolas cuando el peli negro las besó en seña de que podía ver nuevamente.

Jaemin pudo conciliar el sueño rápidamente, gracias a las tiernas caricias que Jeno le hacía en su cabello, en cuanto a este, no pudo dormir por estarse regañando, no solo él sino también su lobo le regañaba el no haber sido lo suficientemente rápido para llegar antes.

Jaemin pudo conciliar el sueño rápidamente, gracias a las tiernas caricias que Jeno le hacía en su cabello, en cuanto a este, no pudo dormir por estarse regañando, no solo él sino también su lobo le regañaba el no haber sido lo suficientemente ráp...

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