II

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Al día siguiente, era domingo así que no se preocupó por su trabajo

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Al día siguiente, era domingo así que no se preocupó por su trabajo. Despertó y se duchó, se dirigió a la cocina, notando que aquel lobo no había sido un sueño y que se encontraba durmiendo en el mismo sofá del día anterior.

Comenzó a preparar su café en la cafetera, de una de las alacenas sobre la estufa sacó un tarro lleno de galletas, sacó un par y las puso en un plato que anteriormente había sacado. En cuanto se sentó en una de las sillas de la isla que había en medio de la cocina, El fuerte gruñido del lobo lo asustó, haciendo que saliera de la cocina y observar cómo el lobo estaba frente a la puerta de la casa, mirándola fijamente mientras gruñía.

—Hey, ¿qué sucede, amigo?

Jaemin se acercó al lobo, en ese mismo instante el timbre se hizo escuchar por toda la planta baja. El peli azul se acercó a la puerta para abrir, recibiendo un bajo ladrido del lobo, sorprendido por la posición de ataque que este adoptó, abrió la puerta levemente.

—Buenos días, joven.

Dos hombres altos y con cuerpos fornidos, siendo cubiertos por grandes abrigos, protegiéndolos del frío a causa de la nieve, se encontraban frente a la puerta del chico, quien al lado de ellos se notaba más pequeño tanto físicamente como en edad.

—¿Si, en que puedo ayudarles?— Jaemin con una seña que hizo con su mano, señaló a la cocina, ordenando al lobo que lo miraba fijamente que se escondiera ahí, este acató su orden sin hacer ruido.

—Verá, el día de ayer mi compañero y yo estábamos por aquí cazando— Jaemin tuvo que controlar las grandes ganas de darle un puñetazo a aquel hombre, odiaba aquella sonrisa socarrona que mostró después de decir aquello.— Resulta que logramos herir a un lobo, pero escapó antes de que lo atrapáramos, lo buscamos durante el día de ayer, hoy vimos su casa y nos acercamos a preguntar.

Jaemin agradecía aquellas clases de actuación que su padre le hizo tomar cuando estaba en preparatoria, de algo servirían.

—Lo siento, pero no he visto ningún animal cerca de mi casa que no sean ardillas o ciervos.— Mostró su mejor mueca de inocencia, haciendo que aquellos hombres lo miraran de arriba hacia bajo, sonriendo pícaramente, asustando al menor con aquellas miradas.— Si me permiten, tengo cosas que hacer, suerte en su búsqueda.

Intentó cerrar la puerta pero la mano del hombre que hasta ahora no había hablado, se lo impidió, abriéndola sin ningún esfuerzo, dejando ver completamente al menor y dándoles mejor vista del interior de su casa.

—¿Porqué no nos dejas quedarnos un rato, muñeco?— Aquella mirada pervertida que le dieron, sólo logró asustarlo más. Aquellos hombres comenzaron a entrar a su casa, importándoles poco que el menor les negara la entrada.— Tienes una linda casa, contrasta con tu hermosura, ¿sabías eso?

Ambos hombres se quitaron los abrigos, quedándose con sus camisas puestas, los músculos de ambos se notaban bajo aquella tela. Jaemin quiso llorar y gritar en el momento que vió a ambos acercarse a él, con claras intenciones de hacer cosas desagradables con él.

—¡N-no!— Uno de ellos jaló de su brazo, pegándolo a su pecho y comenzando a acariciar su mejilla con su mano libre.— ¡Suélteme!

—Lo siento, lindura— El otro hombre lo miró mordiendo su labio inferior, acercándose a ellos y comenzar a delinear la cintura del menor, produciendo escalofríos y temblores en el chico que estaba a nada de comenzar a llora.— No te asustes, pequeño, solo será un rato, vas a disfru-

—Suéltenlo.

Una voz grave pero suave hizo que los dos hombres miraran en dirección a las escaleras, un chico peli negro y de tez pálida se encontraba mirándolos con ojos furiosos. Jaemin se asustó al ver al chico, habían tres hombres desconocidos en su casa y un lobo escondido sabrá Dios donde. Comenzó a llorar silenciosamente.

—¿Disculpa?— El hombre que tenía al menor entre sus manos habló, mirando al peli negro con curiosidad.

—Suéltenlo, no volveré a repetirlo...

Su voz provocó un temblor en los tres restantes, los hombres se alejaron del menor, intuyendo que tal vez, aquellos dos eran pareja o algo cercano, se miraron entre ellos y recogieron sus abrigos, saliendo a paso apresurado de la casa, sin mirar al peli azul que lloraba tirado en el suelo, asustado aún de la presencia del otro chico.

—Levántate, el suelo está frío y puedes resfriarte...

Sin decir nada más el peli negro se sentó en el sofá y cerró sus ojos, posando su antebrazo derecho sobre sus ojos y la otra mano sobre su abdomen. El dueño de la casa lo miró atento, levantándose lentamente de suelo se acercó a las escaleras en caso de que fuera necesario esconderse.

—¿Q-quién eres y-y qué haces e-en mi casa?

Su voz salió temblorosa por el miedo y el llanto.

—Si, de nada por salvarte de esos idiotas.

Aquel chico se enderezó en el sofá, sentándose y haciendo muecas de dolor tocando cuidadosamente su costilla. Jaemin no le quitaba la mirada de encima, era alto, no tanto como aquellos tipos, pero lo era tal vez era de su misma altura, su cabello era totalmente negro, mientras que su piel era pálida. Sus ojos llamaban mucho la atención, estos eran de un color ámbar muy lindo, debajo de su ojo izquierdo descansaba un lunar.

—G-gracias... de verdad muchas gracias.

El peli negro suspiró y se puso de pie, acercándose al menor y mirarlo fijamente, haciendo temblar a este con su mirada pesada.

—Mi nombre es Jeno, Lee Jeno.

Jaemin notó cómo el chico comenzó a alzar su camiseta, la cual le quedaba un poco ajustada.

¿Esa no es mi ropa?, fue lo que pensó el menor antes de notar la herida vendada del chico frente a él.

—También soy aquel "lobito" que salvaste el día de ayer, gracias por eso...

Jeno apartó su mirada con un pequeño rubor en sus mejillas, Jaemin confundido, comenzó a reír, convirtiendo aquellas lágrimas de susto en lagrimas de risa. Su risa se apagó al ver la mirada seria del peli negro, se dió cuenta que hablaba en serio.

—¿C-cómo..? Me estás tomando el pelo, ¿cierto?— Jeno giró los ojos, escuchando los murmullos sorprendidos del menor.— ¿Eso es posible? Quiero decir, ¿ser un animal y después un humano? Espera, ¿esa es mi ropa cierto? ¿No "estabas" en la cocina? ¿De verdad esto no es una bro-

Jeno ya cansado de escucharlo hablar, cubrió su boca con su mano izquierda.— Cállate, ¿si? Te explicaré pero ahora solo guarda silencio...

Jaemin asintió despacio, mirando cómo el chico regresaba al sofá y tomaba la misma posición que antes.

—¿Eres un hombre lobo?

Un pequeño cojín aterrizó fuertemente en el rostro del chico con cabello color fantasía.

Un pequeño cojín aterrizó fuertemente en el rostro del chico con cabello color fantasía

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