Δέκα: "La DIS-Q"

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—¡Vamos a bailar! En la primera planta está lo mejor del lugar.

Camila había dormido alrededor de cuatro horas y ahora estaban en la DIS-Q luego de teleportase. Se había bañado y Lauren le había prestado ropa. Llevaba jeans negros y una blusa de mangas largas color azul con franjas rosas y negras en el pecho. A diferencia de ella, parecía que Lauren solo usaba ropa de colores oscuros ya que llevaba puesta una chaqueta de cuero negra sobre la blusa gris pegada al cuerpo y pantalón negro con rasgaduras en la rodillas.

—¿Y eso qué es? —la música en el lugar estaba por todos lados y sonaba con la fuerza suficiente para que Camila se acercara a hablar en el oído de Lauren.

—La pista de la incertidumbre —le sonrió.

Mhuff que iba detrás de ellas había sido reñido por sus padres pero a final de cuentas habían entendido la situación por intervención del maestro Didasko y habían permitido que el elfo saliera esa noche con Lauren y su nueva amiga humana.

—Yo mejor las espero sentado en la barra, bailar no es lo mío —reconoció el elfo y se encaminó a un lado del lugar mientras acomodaba el cuello de su camisa.

Camila agradecía que las dejara solas y con suerte bailaría con Lauren, cosa rara que hiciera porque bailando era igual o peor que en deportes. Es decir, un asco total. Desafortunadamente, no tardó en notar que esa pista de baile, como todo en el mundo cuántico, no era para nada normal. Lauren saltó a la pista de baile, que era una plataforma unos centímetros más alta del suelo, y junto al resto de gente allí se movían sin parar al ritmo de la música electrónica. Bailaban tan rápido que era difícil verlos con claridad. Camila, que se había quedado a pocos pasos, solo alcanzaba a distinguir figuras difuminadas.

—Oye, ¿podrías parar de bailar un momento? —pidió a Lauren—. Te mueves muy rápido y no te alcanzo a ver bien.

—Está bien, lo intentaré, pero creo que no hay espacio suficiente para parar —ambas hablaban en voz alta para poder escucharse y aún así Camila no creía lo que la escuchó decir.

—¿Qué? Hay espacio de sobra para mucha más gente.

Al instante, el Hada L quedó mucho más borrosa de lo que estaba antes, como si su imagen se hubiera desenfocado y desplegado por la pista de baile. Camila se frotó los ojos fervientemente. <<Genial, ahora aparte de estar secuestrada, me quedo media ciega>>, pensó.

Lauren saltó al margen de la pista recuperando su forma normal y se acercó a Camila.

—Aquí se cumple el Principio de incertidumbre de Heisenberg. Ese principio dice que no puedes estar en una posición exacta a una velocidad exacta.

—No entendí nada —parpadeó Camila simplemente y dejó la cara de "empieza a explicar o te denuncio por loca"—. Lauren, ¿te das cuenta que ahora suenas como Mhuff?

—Iugh, tienes razón —se rió—. Lo que quiero decir es que en esa pista está prohibido quedarse parado, sino los demás chocarían contigo —observó que Camila solo la miraba con el ceño fruncido y un puchero así que la tomó por lo hombros y la puso frente a la pista— ¿Sabes qué? Es mejor que lo experimentes tú misma ¡A bailar, chica clásica!

Lauren la empujó y Camila casi cayó de boca en la pista, donde la luz y el sonido tenían un efecto hipnótico. De hecho, la sensación de bailar allí era hasta divertida. Sentía un cosquilleo agradable por todo el cuerpo mientras se movía por la pista y se dió cuenta de que en realidad no hacía falta saber bailar ya que la gente no podía ver exactamente lo que hacías, lo único que veían los demás era una mancha borrosa que se agitaba sin parar.

Ambos mundos en tus ojos ||Camren||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora