Είκοσι δύο: "El templo"

122 20 19
                                    

∆ ∆ ∆

Cuando los aplausos del público cesaron, la ceremonia se dio por terminada.

—Hay un banquete preparado para celebrar el doctorado de Lauren —el Maestro Didasko tomó la palabra y después señaló a Camila—, y la hazaña hoy realizada. ¡Están todos invitados!

Didasko levantó los brazos como un director de orquesta e hizo aparecer decenas de enormes mesas alargadas llenas de todo tipo de manjares. Las personas del pueblo pasaban a felicitar a Lauren por su titulación y después tomaban un lugar. Ella se quedó unos minutos más hablando con los directivos y después los guio a la mesa principal.

Camila y Mhuff ya estaban sentados jugando con un limón, habían reservado un lugar para Lauren en medio de ambos y cuando la vieron acercarse Mhuff sonrió emocionado por su amiga y Camila la vio con anhelo.

—Lauren, ven con nosotros —la llamó el elfo.

Los miembros del jurado ocuparon sus lugares en la misma mesa y empezaron a hablar de la trayectoria académica del hada. Por supuesto que solo la llenaban de halagos, y lo mejor de todo es que nunca insinuaban en sus comentarios que Lauren le debiera su carrera a alguien más que no fuera ella misma. Dejó de prestar toda su atención a los directivos para ver a Camila a su lado, que veía con detenimiento las diferentes bebidas en la mesa.

—Prueba el té radiactivo —le sugirió con una sonrisa sospechosa. Le sirvió una taza y esta vez Camila no pudo fingir que lo bebía y lanzar su contenido a una maceta. Sin respirar, bebió todo el contenido como si fuese un shot de tequila y cerró los ojos. Unos segundos después, los abrió de nuevo completamente sorprendida.

—¡Wow, esto sabe genial! —el té estallaba en su boca como si se tratara de caramelos efervescentes y su sabor iba cambiando de fresa a menta, pasando un sinfín de sensaciones.

En ese momento sintió que algo que se movía entre sus pies y vio abajo de la mesa al gato de Schrödinger que llegaba para unirse a la fiesta. Por primera vez, Camila se atrevió a acercar su mano y sonrió cuando el felino le permitió acariciar su lomo.

—Ey, también te tenemos que dar las gracias a ti. Si no hubieras aparecido en el laberinto, no habríamos conseguido llegar hasta aquí.

El gato ronroneó un par de veces, y Camila lo subió a la mesa para que degustara la comida junto a los demás. Le ofreció de su pastel de queso, y después de comer un pedazo, volvió a esfumarse.

—Veo que has aprendido mucho desde la última vez que te vi —el relojero frente a Camila se dirigió a ella, analizando su rostro con sus ojos grises y una extraña sonrisa—. He traído algo para ti —el elfo estiró su brazo sobre la mesa y abrió su mano ofreciéndole un reloj de bolsillo color plateado.

—Oh, muchas gracias, señor de los relojes —el reloj tenía unos grabados extraños, con fórmulas de letras griegas y Camila lo vio sin entender—. ¿Es un reloj relativista?

—Este reloj marca las mismas horas que los de tu mundo. Pero hace mucho tiempo que lo tengo y créeme, es muy especial... ¡Prométeme que lo cuidarás bien! —Camila asintió repetidas veces y tomó el reloj en sus manos—. Es momento de grandes cambios en nuestro universo. También se acercan horas oscuras, y deberás ser fuerte —el relojero la vio de manera extraña. Camila sintió que quería advertirle de algo, pero lo dejó pasar—. Cuando todo parezca perdido, Camila, esto te mostrará el camino.

Ella guardó el reloj en su bolsillo, algo decepcionada de que no fuera un reloj para no llegar tarde a la escuela, pero muy intrigada por las palabras del relojero. Camila escuchó a su amigo elfo preguntar al director del CIC por su estado de salud y sintió que Lauren le daba un golpecito en el muslo para que prestara atención a esa conversación.

Ambos mundos en tus ojos ||Camren||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora