Εντεκα: "Día 1"

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El día anterior, Camila había despertado sintiéndose igual que los demás días. Había despertado en el mismo cuarto, cubierta con la misma sábana que muchos otros días, y escuchando el mismo tono de alarma. Y luego de salir de casa, todo había comenzado a ser diferente por tomar una calle que no solía tomar. Había entrado en una casa abandonada y había liberado un universo al destapar una caja. Había entrado en un mundo muy extraño para ella y había conocido a dos peculiares seres, quienes le habían dicho que tenía una misión que cumplir pero sin aclararle cuál era.

Y al día siguiente, Camila despertó sintiéndose como si hubiese dormido una semana completa y en la comodidad del más puro algodón, aunque igual de asustada que cuando se enteró que estaba en un mundo diferente al suyo. Se sentía muy cómoda en aquella cama que había compartido con la hermosa hada la noche anterior, cuando regresaron de la DIS-Q y saludaron al padre del Hada L. Era un señor con aspecto rockero, que trabajaba en el área experimental de una empresa ligada al CIC. Chripatt Magikíregui, el padre del hada, era ese señor que a pesar de haber estado casado y ser padre conservaba ese aire juvenil. <<Un chavorruco>> pensó Camila.

—Hola —la humana dio un pequeño salto en la cama pero se calmó cuando vio a su hada parada en la puerta. Sorprendentemente, ese día vestía un atuendo parecido al mismo que usaba cuando Camila la vio al tunelear, con la diferencia que esta vez no era tan suelto y largo, y vestía un pantalón de cuero igualmente blanco como el corsé.

—Mmhh, buenos días.

—Muy buenos —sonrío el hada—. Hoy es el día uno de tus clases extraordinarias.

Camila salió de la cama y se acercó lentamente al hada.

—¿Me estás diciendo que me salvaron de un día de clases en mi mundo para traerme aquí y darme más clases? —Lauren se rió por la cara de Camila. Tenía los ojos entrecerrados y la boca en una línea recta. Y eso a ojos del hada era muy gracioso...y lindo.

—Sip, ahora ve al baño, haces lo que tengas que hacer y bajas a la cocina para desayunar —Camila cerró los ojos por completo cuando Lauren se acercó a ella y le dejó un tibio beso en la frente—. Aunque a esta hora ya es almuerzo.

Cuando el hada salió de la habitación, Camila tomó su celular de la mesita al lado de la cama y vio que estaba sin carga ya. Había pensado en contactar a su madre la noche anterior, matarla de un susto no estaba en sus planes, aunque después pensó que ni siquiera sabía si funcionaría la red de telefonía estando en otro mundo. <<Con trabajo funciona para hablar a otro país estando en el mismo continente, pedir que funcione para otro mundo es mucho>> se burló de su propia situación. Aparte de eso, Mhuff y Lauren le aseguraron que no tendría problema alguno con su madre, que el Maestro Didasko se encargaría.

Y les creyó.

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—Iniciaremos con cosas sencillas, Mila.

—¿Mila? —la humana hizo sonrojar al elfo.

—Bueno... —Mhuff se removió apenado en su lugar— los humanos suelen utilizar apodos en un ambiente de confianza, creí que sería bueno implementar aquello —el elfo la vio a los ojos y se apresuró a retractarse—. Aunque si te incomoda puedo dejar de hacerlo, creo que no tengo el derecho de hac...

—No, no. Está bien, Mhuff —lo tranquilizó Camila—. En realidad no estoy acostumbrada a un apodo.

—¿Tus amistades no tienen ninguno por el que te llamen? —preguntó extrañado el elfo. Había estudiado la física en el mundo de los humanos, y aparte llevaba investigaciones extracurriculares acerca de fenómenos sociales. Notó que era bastante común entre los humanos llamarse por derivados de sus nombres o de algún rasgo físico a diferencia de su mundo donde se llamaban por su nombre o descripción profesional como su amiga Lauren, el Hada L.

Ambos mundos en tus ojos ||Camren||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora