La abuela solía decir que tu nombre dejará una huella en la historia de muchas personas, que te identifica y te da un sentido de identidad desde tu nacimiento hasta tu último aliento.
El mío es Donaire, Donaire Warfire, gracioso si buscamos el s...
Cuando pensamos en "tiempo de calidad en familia" lo primero que viene a nuestra mente es una escena en el sofá viendo una película o una salida a algún lado. Para los Beast, su tiempo de calidad en familia es practicar su puntería con armas de fuego.
Apenas los hijos varones llegaron, todos subieron a arreglarse para practicar un rato su puntería. A veces creo que les enseñaron a disparar antes que a caminar, esta familia es bastante rara y fuera de lo común. Los 3 herederos sostienen las armas y disparan justo en el blanco sin una sola dificultad.
Diablo incluso se había puesto una venda al comenzar (ya se la ha quitado pues le molesta tener alguno de sus sentidos restringidos). Eso no impidió que le diera en el centro sin problema alguno.
Demon es quien se enfoca en cuidar su respiración al disparar. Él no se confía del control así que es meticuloso a la hora de apuntar y jalar el gatillo.
Devil por otro lado, se deja llevar por el placer de disparar. Adora el aroma a pólvora y la sensación que la recorre al acertar, por ello es quien más práctica necesita y los señores Beast lo saben.
Una de las reglas primordiales en esta familia es esa: El arma no te domina, tú a ella si. Eran asesinos de clase. Se ganaron su lugar como el escuadrón más peligroso gracias a sus reglas.
-Más arriba la barbilla.- el señor Beast les dice, bastante complacido con el resultado de sus hijos. Los centros están completamente agujerados y ahora las balas pasan como si nada. -Rojo.
Oh si, se me olvida que ellos no dan ordenes directas sino claves. Casi siempre relacionadas con colores: Rojo es "Disparar", azul es "Herido", verde es "paso libre", entre otros.
Apenas escucharon la palabra, se escuchó un disparo, sin embargo son 3 las armas disparadas. Las balas traspasaron y golpearon la pared detrás de los blancos.
-Excelente, niños.- es la señora Beast quien los felicita. -Han mejorado muchísimo desde hace un año. Estamos muy orgullosos, ¿verdad Demontre?
-Lo estamos, preciosa.- el se acercó y atrajo de la cintura a su esposa, quien se sonroja apenas lo nota.
¿Qué estás haciendo aquí? Me pregunto. Odio el sonido de los disparos, me ponen bastante tensa y nerviosa. Hacen que recuerdos poco agradables salgan a flote en mi cabeza.
Corre y no te detengas, te alcanzaremos.
Mi ángel.
Ángel...
-Ángel.- la voz de Diablo me trae de vuelta a la realidad. -¿Todo bien? Tu mano...
Mierda. Volteo a ver mi palma derecha, la cual está ensangrentada de tantas veces que la rasqué, intentando distraerme de los sonidos. Alzo la mirada avergonzada y suspiro.
-L-lo siento, señor.- murmuro. -Me puse nerviosa, es todo. No se preocupe.
-Si me preocupa, estás sangrando.- deja el arma en el piso y toma mi muñeca. Este acto provoca que mi interior tiemble. Me está tomando de la muñeca, sus dedos están en mi piel. -Vamos a la enfermería de la mansión, anda.
-Señor, de verdad no es nec-
-Lo es.- es lo último que dice antes de jalarme dentro de la casa. -Todo lo que tiene que ver contigo me importa, Donaire.
Por si nuestra localización no es clara, la mansión Beast cuenta con muchas hectáreas, por lo cual su patio era su pequeña zona recreativa.
La historia de como criminales tan peligrosos y buscados por la policía tienen una vida tan lujosa es simple: La señora Perla Woe (originalmente Torres) y su familia de narcotraficantes compraron muchísimos terrenos en USA.
Todo esto con documentación falsa, siendo "dueños de una empresa" (que no era del todo mentira, pues la señora Perla era heredera a una empresa pequeña en México). Si no fuera por ella, tendrían que vivir como cualquier otro maleante: escondidos y entre carencias.
Gracias a ella, 15 escuadrones viven con lujos y sin que nadie los moleste desde hace 50 años. Les puedo nombrar las 15 familias pero eso será en otra ocasión donde Diablo Beast no esté a centímetros de mi rostro, mirando hacia mis manos.
-Creí que ya no hacías esto.- me dice, concentrado en lavar mi mano. -Dijiste que-
-Lo siento señor.- me disculpo. -Pero los sonidos de disparos y explosiones aún me... provocan un conflicto.
-Es por el incidente, ¿no es cierto?
Están cerca.
Debe irse.
Corre.
-Si.- susurro.
-Llamaremos al terapeuta de nuevo, ya deberías haberte acostumbrado a esos sonidos.- explica, poniéndole alcohol a la herida.
Eso me hace gemir de dolor, intentando separarme. Tengo que apretar los dientes para no comenzar a llorar frente a él. Apenas siento alivio, miro mi mano ser vendada por el pelinegro frente a mi.
-No está a discusión, ángel.- es su ultima palabra. -Ahora vuelve a tu habitación y descansa, podemos recargar las armas solos.
Apenas lo veo salir del lugar, miro las vendas de mi mano con cuidado y subo a mi habitación. Es pequeña (mucho más que la de alguno de los anfitriones a esta casa) y la única que pertenece a una de alguien dedicado al servicio dentro del lugar.
Me asomo a la ventana de mi cuarto y los miro. Toda una familia digna de estar en la revista Vogue, todos son atractivos y con un porte bastante elegante.
Pero como mi madre solía decir: No juzgues nada por su aspecto, ángel, sino por su evidencia. Y la evidencia de esos 5 seres humanos es que asesinan a sangre fría por dinero. Y puedo decir que sienten placer al hacerlo.
Es hasta que mi mirada se encuentra con la de Diablo que me paralizo. Sus ojos color flama me miran intensamente, analizando hasta lo último que pueden de mi. ¿Qué quieres encontrar, Diablo?
Me mira el rostro unos segundos y lo hace. Sus dientes apresaron el labio inferior mientras sus ojos delinean mis labios con mucho cuidado. ¿Aún recuerdas ese beso? ¿Aún deseas seguir con esa noche?
Ahí es cuando decido alejarme por completo del vidrio con mi pulso disparado hasta el cielo. Mis dedos tocan mis labios con pequeños temblores en mis manos y suelto una risa.
Oh Diablo... si tú supieras que todo en ti hace que este ángel quiera bajar a tu infierno.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
