La abuela solía decir que tu nombre dejará una huella en la historia de muchas personas, que te identifica y te da un sentido de identidad desde tu nacimiento hasta tu último aliento.
El mío es Donaire, Donaire Warfire, gracioso si buscamos el s...
Apenas he podido pegar el ojo hace 2 horas. Me desvelé arreglando mi uniforme de mañana y tal vez pensando en cierto pelinegro de ojos rojizos anaranjados que se iría de casa por todo un año). No es que no me agrade la idea de tener paz en esta casa, porque lo hace, por primera vez siento que podré tener tiempo para mi misma desde los 13 años.
La idea que no me agrada en lo absoluto es tenerlo lejos. Durante 5 años, he logrado traspasar la coraza del temido Diablo Beast y acercarme al real. Al dulce, sarcástico y burlón que me enamoró por completo hacía tanto tiempo. Mi único amigo dentro de la casa puesto que los demás sirvientes me odian por ser "la favorita" de la familia.
Si ellos supieran...
Unos toques en la puerta son los que me hacen abrir los ojos. Veo la hora en mi teléfono y bostezo cansada. ¿Devil enfermó antes de viajar?
-Ángel.- esa voz. La voz de mis sueños, la voz del chico que me atrae desde que puse un pie en esta casa. -Ángel, despierta.
Pego un brinco alterada al reaccionar. ¡Está frente a mi puerta! ¡Está aquí! ¡Y yo en mi pijama más vieja!
-¡No entres!- pido, corriendo a mi pequeño clóset y cambiando mi blusa por una más nueva, abro.
-Nos vamos en 15 minutos.- habla, entrando sin siquiera pedir permiso. Dios, si, adelante.
-Tu madre me dejó tomarme éstas horas, Diablo.- le tengo que explicar. -No me necesitan, Líanne y Viktoria van a ayudarlos a empacar todo en la camioneta.
-No es por algo del viaje, ángel.- susurra. En mi habitación la única luz que hay es la de la hermosa luna que estaba parpadeante debido a las gotas de lluvia. La luna que me acompañaba siempre en mis noches más oscuras en conjunto a la lluvia, cosa que odio con toda mi alma. -Vine por ti.
-¿Por mi?
-Si.- ahí es cuando noto que sus ojos no se despegan de mi ni un segundo. Sus ojos de fuego que queman todo lo que miren, ojos que varias veces habían pillado mirándome de formas poco decentes. -Por ti.
-Si quieres intentar convencerme de viajar con ustedes, la respuesta es no.- digo rápidamente, negando con mi cabeza. -Sabes bien que no me gusta estar afuera de los terrenos de la mansión.
"Mucho menos en una noche lluviosa" quiero agregar pero decido mantenerme callada para evitar su preocupación.
-No hablo de eso, Donaire.- "Donaire". Mi nombre de pila que solo sus padres dicen, jamás me lo había dicho él. -Vine por ti pero no para llevarte conmigo.
-Diablo, no estoy entendiendo nada.- solo río suavemente. -No entiendo porqué te cuesta ser directo ahora cuando toda tu vida lo has-
Labios.
Los labios de Diablo.
Los labios de Diablo encima de mis labios.
Moviéndose.
Estoy dando mi primer beso al chico del cual he estado enamorada por 4 años enteros.
La respuesta obvia es que no reacciono como se debe, lo hago de una forma torpe e inexperta, de una manera infantil y poco experimentada como toda yo en general. Todo a mi alrededor se esfuma en un pequeño "puff".
Al sentir todas las corrientes de electricidad recorrerme, paso mis manos por sus hombros y cuello apenas puedo comenzar a corresponder con un poco más de intensidad, tampoco demasiada. Me gustan sus besos, me fascinan sus besos, pero odio tener que separarme para tomar aire.
-Diablo... ¿qué sientes por mi?- pregunto en un susurro, ilusionada. Me ha besado, debe sentir algo como yo, ¿cierto? El me amaba, debía hacerlo, después de todo lo que ha pasado, después de besarme así.
-Donaire, no es tiempo para hablar de...-
-No pienso esperar otro año. Dímelo.- exijo, mirándolo a los ojos. He esperado tanto tiempo alguna señal, algo que demuestre su amor por mi. No voy a ser una ilusa en esto, no voy a seguir en un amor unilateral. -Dilo.
Pero no lo hizo. Se quedó callado mirando mis ojos que lentamente se cristalizan cayendo en cuenta.
-Donaire, yo te...- pero vuelve a quedarse en silencio, deteniéndose. ¿Qué te detiene? ¿Acaso eres incapaz de mentirme para no herir mi corazón? ¿A qué le temes? Solo una palabra, Diablo. Una y seré tuya.
Pero no la dice.
-No.- susurro, soltándome de sus brazos. -Yo no creo que usted sepa amar nada. Por favor váyase, señor. Ya lo entendí.
-Ángel...- vuelve a tomarme entre sus manos y yo solo puedo mirarlo a los ojos de vuelta, sintiendo mi corazón hacer crack a cada roce de piel.
Joder, cuanto duele el rechazo ¿eh?
-No, ya entendí. Yo como una tonta confundí todo y lo siento. Ya entendí que yo soy su empleada y usted es mi jefe, así va a ser hasta que se deshagan de mi como con los empleados que dejan de ser necesarios.- tengo que tragar el nudo en mi garganta para no romperme a llorar frente a él. -Suélteme por favor.
-Ángel...-
-Si usted siente un poquito de compasión y respeto hacia mi, retírese de mi habitación y salga que se le hará tarde.- repito. -¿Me soltaría por favor?
Siento como su agarre se suaviza y atino a huir de mi propia habitación como una cobarde. Bajo rápidamente las escaleras a la cocina y me apoyo en la barra de esta con los ojos picando. No llores. No llores, Donaire. No llores.
Limpio mis ojos lentamente y salgo, notando la presencia de Devil en la sala, terminando de preparar su bolso de mano. -Hola, ángel, pensé que te habían dado... libre a esta hora... Donaire, ¿qué tienes?
-No es nada, señorita...- hablo con la voz un poco entrecortada. -Es alergia.
-¿Tu alergia al polen... en invierno?
Idiota soy.
-A-a los cambios de clima.- excuso. -De verdad debería apurarse.
-Es verdad.- dice volviendo a concentrarse en guardar todo. -Donaire.- alzo la mirada. -Te voy a extrañar.
Quisiera decir lo mismo, señorita, créame. Sin embargo, su estancia aquí hace mis días un infierno gracias a la excesiva carga de trabajo.
-Gracias. Espero les vaya bien en su viaje.- esto si lo digo de verdad.
El señor Demontre llama a su hija y eso me hace suspirar aliviada al verla salir. Camino hasta la ventana y los veo despedirse de sus padres con un fuerte abrazo.
Y pocos minutos después, se ve la camioneta alejándose con 4 pasajeros encima, las 3 bestias y su chófer. Y ahí va Diablo Beast... una vez más, alejándose de mi lado.
Y si soy sincera conmigo misma, espero un año sea suficiente para olvidar mis sentimientos por él.
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