Capítulo 10: Día de campo

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Llevaban 3 horas conduciendo por la carretera, la casa de campo estaba algo lejos de su ciudad, pero según Joshua era uno de los lugares más hermosos que podían tener. Dejando de lado sus terrenos en Inglaterra y Escocia, la familia buscaba los lugares más parecidos a sus lugares ancestrales.

Josh parecía estar bastante cómodo y confiado con la visita, soltaba una que otra broma para su novio quién en cambio no decía nada y miraba la carretera con el ceño fruncido de preocupación. La historia que le contó sobre su linaje no le tranquilizó nada, Adam era un niño pobre que ni siquiera sabía quien era su padre, su madre a penas y lo notaba. Nunca tuvo una abuela a quién llamar en navidad y mucho menos parientes consanguíneos que les dieran visitas sorpresa en días de campo.

Él se consideraba un huérfano.

Cuando se desviaron y entraron a un camino flanqueado por denso pasto verde él se empezó a inquietar. Media hora después el auto llegó al portón de una gran valla de ladrillo con una enorme W en medio de la reja cubierta de pintura dorada. O tal vez estaba bañada en oro. Josh se acercó al intercomunicador y las puertas se abrieron dándoles paso. Unos 15 minutos después de recorrer un camino rocoso con mucha vegetación por doquier una enorme casa se alzó frente a ellos.

Tenía un aspecto tan familiar, como esas casitas holandesas de chimeneas de piedra gris y las tablas de azul rey cruzadas. Por cómo Josh hablaba de su familia siendo tan tradicional esperaba ver una pequeña replica de un castillo o algo así, pero en cambio era de ese estilo tan pintoresco que el nerviosismo de Adam se calmó un poco.

—Esta es la casa de campo, pasé muchos veranos de mi niñez aquí junto a mis primos— dijo mientras aparcaba el auto cerca de una gran fuente central, Adam se dio cuenta de la presencia de otros autos y de nuevo regresaron esas mariposas en su estómago.

—¿Les dirás sobre lo nuestro y que estamos esperando hijos? — debido a su nerviosismo soltó un vomito verbal, un asunto importante que le tenía dando vueltas a la cabeza.

—Sí, ese es el motivo principal.

—Pero... ¿y si no lo entienden? ¿Y si nos ven mal?

—Relájate, te dije que solo habrá personas que me importan aquí. Los conozco, son mi familia y quiero que ellos te conozcan porque a partir de ahora tú también eres mi familia, ellos también van a crecer con esto, llevaran este apellido y sus veranos los pasarán aquí— Josh habló dirigiendo su mirada hacia Adam y alternándola hacia su vientre. Un detalle que hizo que las lágrimas del rubio quisieran salir, pero respiró profundo y abrió la puerta del copiloto.

—Entonces al mal paso darle prisa.

Los dos salieron del auto, no llevaban nada más que un abrigo encima, Adam igual no esperaba quedarse el fin de semana ahí, pero de pronto Josh sacó una maleta del portaequipaje y el rubio lo miró intrigado. El mayor solo se encogió de hombros y dejaron el asunto de la maleta inconcluso pues las puertas principales se abrieron y un mayordomo junto a una dama bien uniformados se acercaron.

—Joven amo Joshua, nos alegra volver a verlo— la mujer se acercó y tomó la maleta de Josh y al llevarla dentro de la casa otro joven le ayudó para subir las escaleras principales. El mayordomo miró a Adam intrigado—. Perdone, no sabíamos que traería compañía.

—Espero que nos consiga una habitación con cama extra, Donald, y perdone que no avisara.

—Siempre estamos listos para cualquier cosa. Bienvenido, soy Donald Smith, el mayordomo de esta casa; puede confiarme lo que quiera, estoy a su disposición.

Adam no supo cómo saludarlo, aquel hombre de mediana edad con una calva perfectamente peinada con gel solo se inclinó un poco en su dirección. No quería ser maleducado, pero tampoco supo cómo devolver el saludo, así que solo dio la mejor sonrisa que pudo formar y le tendió la mano.

Madres de imprevisto (M-Preg Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora