Capítulo VII.

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Capítulo VII: "Richard Evans".

17 años.

John salió de su casa mientras caminaba en dirección a la panadería dónde trabajaría.

Ahora John parecía un hombre normal, un hombre que no destacaba, ya no llevaba su característico traje negro, ni su fedora, solamente llevaba un pantalón informal, una camisa blanca, unos tirantes negros y una gorra newsboy clásica.

Algunos Corleone lo seguían a la distancia vestidos como civiles.

Llego a la panadería y el dueño lo saludo.

— Buen día, joven Evans –le saludo el hombre.

— Buen día, señor Leone –respondió el joven quitándose su gorra y colocándola en el perchero– ¿Necesita ayuda en algo? –pregunto.

— Solo traer unos costales de harina de la parte de atrás –le dijo.

— Los traigo en unos minutos –dijo el castaño.

John camino hasta el cuarto de hornos y tomo su mandil y sus guantes, antes de entrar en la bodega.

Cargo un costal de 50 kilos y con cuidado salió de la bodega para llevarlo a la zona de preparado.

— ¿Cuántos necesita? –pregunto mirando a su jefe.

— Uno más –pidió hombre.

John volvió a entrar en la bodega y salió nuevamente con un costal en su espalda.

— Listo –dijo John.

— Gracias joven –respondió el hombre– hay un pedido que necesito que entregues –dijo.

— Sí, claro ¿Dónde es? –pregunto John tratando de quitar la harina que se había pegado a su cuerpo.

— Será en la residencia Barzini, a ellos se hace una entrega cada tercer día –dijo– ¿Podrías hacerla? –pregunto el jefe.

— Claro –respondió John quitándose los guantes de piel.

— Muy bien, la entrega es a las 11:00 a.m. –aviso– cuando salga el pan te avisaré –le dijo– por el momento vende lo que tenemos –ordeno.

John asintió y salió a la parte de frontal de la tienda.

Después de unas horas John se encontraba caminando en dirección a la residencia Barzini, con algunas bolsas de pan en sus manos.

Cuando llegó algunos capos lo recibieron.

— ¿Quién eres? ¿Qué traes ahí? –pregunto un capo.

— Eh... Soy Richard Evans, vengo a entregar el pedido del pan –respondió– me mandó el señor Leone –agregó.

— ¿Por qué no vino él? –pregunto el mismo hombre.

— Estaba ocupado y él me acaba de contratar –explico.

— ¿De dónde eres, chico? Claramente no eres americano y mucho menos italiano –pregunto.

— Soy de Inglaterra, llegué hace poco a este país –respondió.

— ¿Qué te trajo aquí? –siguió el interrogatorio.

— Unos mafiosos acabaron con mi familia y yo tuve que huir de mi hogar –respondió fingiendo un poco de tristeza.

John pensaba lo real que era eso, se puso a pensar si usar su propia historia lo haría ganar un poco de confianza.

Un Fénix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora