Capítulo X.

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Capítulo X: "Hogar".

17 años.

John despertó en una de las habitaciones de la residencia Corleone.

Desde que le habían disparado, John despareció del ojo público, para los Barzini, John se había mudado a Chicago y para Benito Leone había sido asesinado por las manos de su propio hijo.

Claro antes de que esté muriera en un "accidente automovilístico" a causa de su alcoholismo.

Pero algo que era definitivo es que Richard Evans había muerto aquella noche.

Y ahora John Deacon se encontraba postrado en una cama por una herida de bala, con la que tuvo suerte de que Leone fuera un mal tirador, pues no había impactado en un órgano.

Desgraciadamente para él, su viaje se había retrasado un mes más.

John se encontraba solo en aquella habitación y empezó a sentirse solitario y melancólico.

La puerta se abrió y entro el pequeño Daemon.

No lo había visto desde hace casi 3 semanas.

Noto que el pequeño parecía estar serio, parecía molesto, triste... Engañado.

— Señor Deacon –lo llamo.

John se sorprendió porque el niño lo llamará así.

— ¿Quién te dijo...? –pregunto John.

— Eso no importa –respondió– quién hará las preguntas aquí, soy yo –dejo en claro– ¿Quién soy, señor Deacon? –le preguntó.

John suspiro y miro al niño.

— No sé tu nombre, pero conozco a tu padre –respondió– a tu abuelo también –agrego.

— ¿Quiénes son ellos? –pregunto el niño.

— Tu abuelo es Bomi Bulsara y tu padre es Frederick Mercury, tu madre era Mary Austin –le dijo.

— ¿Cómo puedo creerle? –Pregunto el menor– ¿Cómo usted sabe que no le mienten? –pregunto tratando de atacarlo.

— Te pareces a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre, tienes las emociones y el buen corazón de tu madre, pero la rudeza y frialdad de tu padre –respondió.

— Eso es una idiotez, no puedo creerle –dijo el niño tratando de negarlo todo.

John suspiro nuevamente, comprendía al niño, trataba de aferrarse a la que él creía que era su realidad, al menos a la que había conocido durante 8 años.

— Por como tu padre lloró al saber que estabas vivo después de tantos años, Daemon, esa noche no solo te perdió a ti, perdió también a su hermana y a tu madre a manos de algunos enemigos –pensó en que más decirle– tu padre te busco por tierra y mar en Inglaterra, pero nunca te encontró, hace casi un año él le lloraba a la tumba de su bebé, aun sabiendo que estaba vacía –dijo tratando de que lo escuchará.

— Eso no puede ser verdad –dijo el pequeño.

— Daemon... Tú no eres un Barzini... Eres un Fénix –dijo tratando de hacer que lo escuchará.

— ¿Un Fénix? –pregunto el pequeño.

— Tu abuelo es el Don de toda una mafia en Inglaterra, tu padre es el siguiente en línea por ser el líder –le explicó– yo soy el guardián es tu padre y por lo tanto tuyo también, por ser el capo más joven de los Fénix me han mantenido en el círculo interno –dijo.

Un Fénix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora