Capítulo XVII.

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Capítulo XVII: "Desatada la bestia por la tierra".

F - 27 años • J - 20 años.

Parecía que una bestia había sido desatada en la tierra inglesa, nadie era capaz de detener lo que estaba pasando, ni siquiera los que se hacían llamar la autoridad y ninguna persona con dos dedos de frente consideraría razonable involucrarse en un conflicto entre dos familias.

Los líderes de ambas mafias hacían movimientos estratégicos para poder dañar a sus enemigos y aunque conseguían causar impacto en los contrarios, ninguno cedía terreno.

Todos los días se vivía una pesadilla en los barrios más bajos de Inglaterra debido a los constantes enfrentamientos que se veían, el canto de las Thompson se escuchaba por las calles, el ardiente impacto de las bombas molotov se sentía y olor a muerte abrumaba.

Bomi Bulsara miro como algunos de sus capos regresaban, algunos estaban heridos y otros simplemente no regresaron.

Bulsara guío a John hacia su despacho para poder hablar con él, cuando llegaron el castaño se sentó frente al escritorio del Don.

— ¿Cómo fue todo, John? –pregunto el hombre viendo al líder de sus capos.

— Nos emboscaron, por poco y nos logran doblegar y si no hubiera sido por Albert... Hubiéramos muerto todos –dijo John con cansancio– en la zona sur ya no quedan muchos Byrne, pronto ese lugar será nuestro –aseguro.

— ¿Cuántos de los nuestros han cuido? –pregunto Bulsara con pesadez.

— Al menos 15 soldados nuestros y de ellos cayeron 20 capos de segunda y tercera línea, mínimo... Los Byrne optaron por la retirada, básicamente... Cayeron nuestros chicos inexpertos, mientras que de ellos murieron algunos de los más entrenados, creo que en algunos meses lograremos vencerlos –dijo John con seguridad.

— Por favor envía una compensación monetaria y una disculpa a las familias de los chicos que perdieron la vida en esta batalla –ordeno– puedes retirarte, hijo –dijo antes de volver su mirada a los documentos que estaban en su escritorio.

John asintió y se levantó de su lugar, hizo una reverencia y en silencio camino a la salida.

— John –lo llamo y el menor lo miro– mañana puedes viajar a la otra residencia para ver a Noah, quédate ahí una semana, luego vuelve aquí para otra redada... Cuídalo y relájate con mis nietos –le dijo con una sonrisa.

— Gracias, Don Bulsara –sonrió el castaño antes de salir del despacho.

John se sentía honrado de qué Don Bulsara considerará a Noah como su nieto y al parecer no era el único, ya que algunos miembros de la familia le habían tomado cariño a su pequeño hijo.

Bulsara siguió pensando en cómo poder vencer a los Byrne sin tener que arriesgar más vidas.

Si los informes de John y sus cálculos no fallaban sabía que en unos meses podría alejar a los irlandeses lo suficiente del centro de Inglaterra, solo un poco para poder tomar más influencia en el territorio.

Sabía que tendría que atacar de manera legal a aquellos hombres para poder vencer, pero aún no sabía cómo lograrlo.

-

— ¿Cómo va todo en la cuidad, John? –pregunto Hutton cuando su amigo subió al auto.

— Agitado... Hay mucha muerte por todos lados... He visto a madres llorar al cuerpo de sus hijos, esposas y novias sufriendo por sus parejas, me han maldecido por cada bala que sale de mis armas, pero lo que más impresión me causa es ver a niños que anhelan ser como nosotros... Monstruos –dijo más bajo lo último.

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