El verano recién había comenzado...
El olor a playa extrañamente era aún más fuerte en estos meses, vivía al lado de una y ya me había acostumbrado, pero tenía que reconocer que algo era distinto. Niños corrían por todo el vecindario mientras que sus padres podaban el césped, lavaban sus autos, se ejercitaban o simplemente pasaban el rato. Era un día bastante movido para muchos, incluyendo a los turistas que se veían por ahí contentos con todo lo que veían. ¡Los Ángeles era Hermoso! Pero nada se comparaba con mi país natal...Puerto Rico. Hacía ya 3 años que no sabia lo que era una buena alcapurria, un mofongo con carne frita, una piña colada,un jangueito chevere en placita, una bachatita, un perreito, una buena salsa ...o cualquier cosa que caracterizaba mi islita. Mi padre había conseguido una muy buena oportunidad de empleo por acá que obviamente no desaprovechó. Fue muy duro para mi, pero el cambio fue necesario y me vino bien. Había conocido gente extraordinaria y mis días no eran tan aburridos como pensé que serían. Había aprendido varios idiomas nuevos y había descubierto muchas cosas que no pensé que era capaz de hacer. Ya estaba por cumplir los 18 años, creo que nunca había estado tan emocionada porque llegara el día de mi cumpleaños, pero es que quería hacer tantas cosas que por mi edad he tenido que posponer. Siempre he sido una mujer independiente, desde muy temprana edad, pero las leyes se iban por encima de la experiencia, ¿que podría hacer? ...solo esperar.
Me serví una taza de café y salí a la terraza para observar el mar y dejarme llevar un rato por la música que la naturaleza me regalaba. Mis padres habían escogido específicamente esta area para que pudiera sentirme un poco en casa, aunque no era lo mismo, valoraba mucho el esfuerzo...igual me encantaba. Aprecie cada detalle mientras le daba sorbos a mi bebida, súper tranquila y relajada hasta que algo duro y luego emplegostoso azoto en mi cabeza. Sabía quien había hecho eso...
— ¡¡LUKEEEEEEEEEE!! ¡¡VOY A MATARTE MALDITO IMBECIL!! —grite furiosa, mi vecino siempre hacía lo mismo, nunca tenía puntería...bueno, hasta hoy.
— Dioooooooos — alargó. — como me encanta ese acento. — tenía una sonrisa de oreja a oreja, estaba sin camisa... amaba molestarme.
— ¿¡Cuando dejarás de hacer eso!? — realmente estaba molesta, empeoró aún más cuando me toque el cabello y sentí esa asquerosa sensación más el desastre que me había causado con la tipica broma mañanera que nunca tenía éxito...¿por qué hoy si?
— Buenos Días, amor. — seguía sonriendo.
— No va a funcionar. ¡Jodete! —entre a mi casa.
Ese era Luke Patterson, aparte de mi vecino, era mi mejor amigo. No me pregunten como lo soporto, porque ni yo misma se. Nuestra relación era como de amor y odio, estábamos para el uno al otro, pero nos las pasábamos peleando. Amábamos pasar el rato juntos, pero no nos soportábamos todo el día...en fin, es una relación que nadie entiende. Mi timbre sonó, rápido fui abrir dispuesta a golpear a Luke, pero la que estaba detrás de la puerta era su hermana, Carolynn.
— Hey, Cuidadooo. No soy la culpable. — se defendió cubriéndose bien poco.
— ¿Donde está el imbecil de tu hermano? —dije molesta.
— Dijo que no te va a ver hasta que crea que se te haya pasado el enojo. —dijo divertida— ya veo porque ahora tiene miedo. —tocó mi cabello para luego hacer una mueca de asco.
— Si si, igual no se va a salvar. —la empuje para adentro y cerré.
— ¿Que hacías? —pregunto curiosa.
— Pues, me saboreaba una taza de café antes de ser bombardeada con huevos crudos. —suspire, ella rio.
— ¿Que haces por aquí? Es raro. ¿Pasarás las vacaciones acá? —alce una ceja. Carolynn y Luke eran hermanos, pero sólo por parte de padre. La custodia de Carolynn la tenía su padre, así que estaba más tiempo por allá que por acá.
