Encuentro

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Una noche de tormenta, la lluvia amenazaba con caer y los rayos castigaban el cielo de una manera brutal, un joven troll con un vendaje se levanta de su cama dejando a su desnuda amiga cubierta por una fina sabana mientras toma su teléfono para hablar... con él, este le responde, pero parece apurado.

- Eh Diakop ¿estas ahí?
- ¿Qué quieres Amaury?
- Hablar contigo ¿Dónde demonios andas?
- Ocupado, tengo asuntos pendientes, no es de tu incumbencia.
- Tranquilo, ya entendí, hablare más tarde. -Amaury cuelga.
- Mau entra. – hablaba Shylia aun medio dormida. – La tormenta arrecia y no quiero darte mi masaje especial si estas mojado.
- ¿Al menos puedes taparte?

El hombre al otro lado de la llamada, Diakop prepara su lanza de energía doble, tiene una "visita" que hacer esta noche y para ello debe viajar encubierto... a la capital imperial, sus asuntos eran un secreto para él.

En la capital del Imperio Troll, en especifico en el Palacio Imperial, una inquieta Desidia no puede conciliar el sueño, ella presiente la aparición de alguien que le preocupa sin siquiera darse cuenta de la brisa helada que toca su cuerpo y siente que vendrá al mismo palacio donde Arquezan los invito a pasar la noche a Damant y a ella, no puede dormir sabiendo que esa visita era... Diakop ¿Cómo sabia ella eso? Probablemente en sueños.

- ¿Estas despierto Damant?
- Si, tu no me dejas dormir precisamente ¿por?
- Siento... que el vendrá.
- ¿Quién?
- La reencarnación de "Imperator" Caetus.
- ¿Ese tal Diakop del que hablaba Arquezan? No creo, este lugar tiene guardias listos para actuar si aparece.
- No creo que eso le importe, conociendo como era Aedere estoy seguro que ese Diakop es igual.
- Mejor despierto a Arquezan por si las dudas.
- No lo hagas, ella esta muy cansada por lo del Torneo, mejor déjalo así, si no viene es solamente un presentimiento pasajero, nada más.
- De acuerdo, pero ya ven a dormir.

Pero bien sabía que venía, aun así, se echo a la cama e intento dormir nuevamente, pero los susurros empezaron a retumbar en su cabeza.

- Desidia... Desidia. – susurraba la voz.
- ¿Qué... quién es?
- Tu ya sabes quien soy.
- ¿Qué quieres de mí?
- Ven a buscarme, ya sabes donde encontrarme.
- ¿Cómo?
- Te espero.

La chica no se podía creer nada de lo que pasaba, pero sabia bien que tenia que ir, esos susurros la conocían bien de alguna manera, tomo su espada "Claymore" que le regalo el mismo Gideon Thulle como retribución a sus servicios como acolito de la Orden del Martillo, salió de la habitación donde dormía con Damant y empezó a caminar por los enormes pasillos del palacio, al pasar por las enormes puertas del cuarto de Arquezan tan solo camino de puntas y de allí sus pasos eran silenciosos para no llamar la atención de los guardias ni de lady Xuimi que a veces paseaba por el palacio asegurándose de que todo estuviera en orden, logro eludirlos a todos y llego a una puerta que conducía a uno de los grandes jardines del palacio, allí él le estaba esperando.

Empezó a penetrar en el enorme jardín japones que la emperatriz tenia en el palacio hasta llegar a un pequeño estanque donde se encontraba un pequeño quiosco oriental donde Diakop estaba esperando a que apareciera, pronto los rayos iluminaron el bosque y el único sonido que se escuchaba era un pequeño grifo de agua hecho de bambú balanceándose, el silencio entre los dos era profundo que hasta se sentían las respiraciones.

- Bienvenida... "hermana", esperaba verte al fin.
- No me llames así, compartiremos sangre, pero eso no significa que tengamos lazo alguno.
- Es cierto, me repugna que alguien como tu sea descendiente de el gran Aedere Caetus, mezclándote con la escoria inferior de los sangres bajas y esas cosas llamadas "humanos".
- ¿Qué haces aquí? ¿Qué es lo que quieres de mí?
- Quiero que les des un mensaje.
- ¿Mensaje? ¿Cuál?
- De mi inminente ascensión.
- ¿Ascensión?
- Durante años aprendí todo sobre mi ancestro Aedere "The Imperator" Caetus, un gran líder digno de suceder a Su Imperiosa Condescendencia en el trono hasta que ese tonto de Sufridor y su seguidor mas fiel llamado Profeta de la Verdad derrumbaron todo lo que hicieron, antes éramos gloriosos, ahora tenemos que mezclarnos con razas inferiores para sobrevivir.
- ¿Vivir bajo el "Hemospectrum"? ¿No sientes lastima por los de sangres mas baja como eran tratados?
- Nuestro sistema era eficiente, horrible pero eficiente, ahora todos son iguales a todos y mira lo que paso.
- Hemos logrado cosas mejores junto a los humanos.
- No sabes lo que dices.
- Si tanto llamas a los humanos "primates descerebrados" ¿Por qué te uniste a la gorda?
- ¿Jane? Ella es una herramienta, se cree la Condesa solo porque fue criada por ella, pero solo es una obesa necesitada de fornicación que no le puede dar su marido con inclinaciones homosexuales.
- Entonces ¿Cuándo logren lo que quieren la desecharas?
- Se puede decir que sí.
- Eso si yo lo permito.

Desidia no puede aguantar mas a su "hermano malvado" y desenvaina su espada energizada, su rival no se inquieta, solo suelta una débil sonrisa.

- Nada mal, pero si lo que quieres es resolverlo así entonces lo haremos así.

Con su enemiga armada el solo le queda sacar su doble lanza, las cuchillas tienen pequeños tubos dentro de ellas y llenas de energía, las sorpresas no acaban y solo se escucha nuevamente el agua haciendo peso sobre el contenedor de bambú al golpear la piedra por donde cae, miradas fijas entre los dos y en un abrir y cerrar de ojos las primeras estocadas son de Desidia.

Como si fuera una especie de danza sincronizada ambos intentan hacerse daño, pero sus armas chocan y las chispas salen volando, ni el suelo ni los árboles o bambúes salen con daños, pausan un rato para volver a fijar mirada uno al otro para luego volver a intentar tocar con sus armas el cuerpo de su rival sin éxito, ninguno parecía cansarse a pesar de que ya empezaban a jadear por la falta de aire.

- Tienes condición, pudiste entrar al Torneo Universal.
- No tengo necesidad de entrar a semejante acto de barbarie deportiva, y más razón por como vi la manera en la que Amaury ha tratado a Yiffy y a Meenah.
- ¿Le tienes miedo a mi campeón?
- Claro que no.
- Se te nota.
- No es así.

Las intenciones de Diakop eran obvias, provocando a Desidia podía hacer que le atacara ciegamente para poder responder mejor y así fue, en una estocada fallida el le da una patada en el estómago derribándola y pronto le pone una de las cuchillas de su doble lanza cerca de la garganta, un duelo elegante pero divertido.

- No mereces siquiera llevar el nombre de los Caetus.
- Mucho menos tu.
- Solo habrá uno, será una pena manchar este bello jardín con sangre.

Antes de que pueda conectar el golpe de gracia se detiene, algo le ha cortado la mejilla al notarse con una de sus manos la sangre que sale de su herida, era Damant con su arco listo para defender a su amada.

- Déjala en paz... estúpido.
- De acuerdo, fue divertido así que los dejare vivir un rato más, pero esto no es ni lo ultimo que saben de mí.
- Te estaremos esperando.
- No se preocupen por mí, preocúpense por Amaury.

Desaparece fugazmente entre las sombras y Damant corre a auxiliar a Desidia que sigue en el suelo, pero sin herida alguna.

- ¿Estas bien Desidia?
- Si Damant, estoy bien.
- Te pudo haber matado.
- Pero no lo hizo, gracias por venir.
- De nada, te amo y no quiero que te pase nada.
- Que atento de tu parte, también te amo.

Los dos regresaban a su habitación por los pasillos del palacio, ellos platicaban acerca del encuentro mientras la lluvia empezaba a caer afuera, pero una aun dormida Arquezan aparece frente a ellos.

- ¿Qué... que fue lo que paso? ¿Ya es de día?

Los dos se ríen y los tres regresan a dormir, Diakop se había ido, pero tal como lo dijo... el volvería.

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