Narra Lizzie
Nunca creí que un viaje por las sombras sería tan agotador como lo fue éste. Aunque no era para menos, pues el hecho de transportar algunas maletas, más nuestros cuerpos, sin duda no debía ser tan fácil. Sin embargo, es realmente bueno que Hades nos haya otorgado su bendición a Isaac y a mí, pues como bien había dicho mi madre, ahora somos un combo, prácticamente estamos juntos en todo.
Una vez que cruzamos las puertas del aeropuerto, podemos observar a lo lejos a mi padre, apoyado en una patrulla y que alza su mano en nuestra dirección cuando nos ve.
―Papá ―pronuncio en cuanto estoy frente a él antes de abrazarlo.
A pesar de haber sido un corto abrazo, sentí su cariño y calidez. Papá nunca ha sido alguien que sepa expresar lo que siente, pero siempre lo demuestra con pequeñas acciones.
Su mirada se dirige hacia Isaac, quien está en un entorpecimiento al no poder sostener todas las maletas a la vez.
―Él es Isaac, mi mejor amigo.
―Mucho gusto, señor ―antes de que Isaac dijera algo más por seguramente los nervios que la mirada de mi padre le provocaban, una pequeña sonrisa aparece en sus labios, cambiando su expresión tan seria.
―Dime Charlie, aún estoy joven.
Isaac asiente y entre los tres subimos el equipaje en el maletero de la patrulla y pronto emprendemos viaje al pequeño pueblo de Forks.
El camino iba bastante tranquilo y silencioso. Miraba por la ventana, observando el frondoso bosque a lo lejos, pensando en que Isaac y yo tendremos bastante espacio para poder entrenar sin que algún mortal ande cerca.
En cuánto atravesamos el cartel que indica que entramos a Forks, una fuerte sensación me recorre, indicándome de que hay algo sobrenatural aquí y al parecer no soy la única que lo sintió.
―Creí que estaríamos lejos de lo sobrenatural ―me dice Isaac, abriendo nuestra comunicación. Lo miro por el espejo retrovisor unos segundos.
―Yo también
―Entonces... ¿nos alejaremos o quieres saber que hay en este lugar? ―alza su ceja con curiosidad.
―No está demás saber a qué podemos enfrentarnos.
―¿Es un "sí"? ―hago un pequeño asentamiento.
Continuamos en silencio durante unos cuantos minutos hasta que papá se detuvo en un semáforo antes de mirarnos.
―¿Pueden comunicarse en su mente? ―alzo una ceja ante su pregunta―. No son discretos ―carraspea y nos señala a ambos.
Charlie Swan es por mucho el padre más maravilloso que me pudo tocar. Evidentemente sabe sobre que soy una semidiosa, y el hecho de no tener la necesidad de ocultarle nada es lo mejor, sin embargo, aún tengo que decirle sobre que ahora también soy parte lobo.
―Sí, podemos comunicarnos entre nosotros, papá.
―¿Y de qué hablaban? ―Isaac me da una mirada y yo asiento, haciéndole saber que puede decirle.
―Sentimos que hay algo sobrenatural en este pueblo ―le dice mi amigo.
Puedo notar un atisbo de sonrisa en los labios de papá, que rápidamente disimula con un carraspeo para mantenerse serio.
―Tú sabes que hay ―afirmo.
―¿Cómo podría saberlo? Solo soy un humano ―dice con ironía.
Niego con la cabeza y volvemos al silencio por los minutos restantes hasta que llegamos a la casa.
Bajamos las cosas y una vez que entramos en la casa, papá le dice a Isaac que dormirá en el ático, después de todo, mi madre arregló las habitaciones.
Las maletas eran pocas, por lo que no fue difícil llevarlas arriba. Yo observo la casa con atención, reparando en que no había cambiado mucho, pues los muebles al parecer eran los mismos que recordaba, los cuadros seguían en el mismo lugar e incluso el color del papel tapiz era igual.
Abre una puerta, la cual me dice que es la mía. Las paredes son de un azul grisáceo muy bonito con algunas luces. El armario de color café y la cama con sábanas grises. No era muy grande, pero me gustaba.
Llevó a Isaac a su habitación, y el hecho de que el ático es lo suficientemente grande para que Isaac se sienta libre y no encerrado es algo que me tranquiliza.
Papá nos dio nuestro espacio, el cual aproveché para desempacar y guardar con llave la ambrosía, el néctar y la ceniza de serbal que traemos Isaac y yo.
Una vez que siento que tengo todo en orden, decido ir con Isaac, sin embargo, mi camino en interceptado por Bella.
―Hola ―le saludo.
―Hola
Su mirada es indiferente, al menos no refleja algún sentimiento por mí, lo cual es bueno, tal vez el hecho de que ahora somos mayores haya cambiado su forma de pensar sobre mí.
Un silencio incómodo se forma, y cuando estoy a punto de decir algo, me veo interrumpida por Isaac, quien sale del baño de manera lenta, como si tratara de no hacer ruido.
―El es Isaac ―lo presento.
―Yo soy Isaac ―dice mi amigo y alza la mano en señal de saludo.
Un pequeño sonrojo aparece en las mejillas de Bella en cuanto Isaac la saluda, por lo que frunzo el ceño.
Tomo la mano de él para que vayamos a su habitación.―Bueno, Bella, te veo luego.
Cierro la puerta de la habitación de Isaac y la observo. Su habitación es como la mía, sólo que sin las luces y ésta es de color gris. La suya es más varonil.
―Trata de no acercarte a ella ―él pone una sonrisa ladina.
―¿Estas celosa? ―ruedo los ojos.
―Ya quisieras. Es solo que ella es un imán para los problemas... y ya hemos tenido suficientes ―susurro lo último pero aún así me escucha.
―¿Cuándo dejarás de culparte? En todo caso, es mi culpa ―él agacha la cabeza.
Me siento junto a él.
―No estés mal, Isaac, prometo que trataré de dejar lo sucedido en el pasado.
―Tampoco me gusta verte mal ―me dice, mostrando una pequeña sonrisa―. En lugar de eso, creo que podemos hacer algo.
―¿Qué?
―Podemos seguir el código de Allison ―una sonrisa se forma en mis labios y asiento.
―"Protegemos a los que no pueden protegerse a sí mismos".
Espero les guste
Saludos a todos ♡
Jocelyn C.
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Semidiosa Swan «E.C & J.H»
VampirosDespués de eventos desafortunados, Elizabeth Swan y Isaac Lahey, van a Forks tratando de alejarse del mundo sobrenatural. Sin embargo, no esperaban encontraste con un grupo de chicos de ojos dorados, quienes pondrían su mundo de cabeza mucho más de...