𝗚𝗮𝗺𝗲𝗿𝘀 𝗘𝗻𝗮𝗺𝗼𝗿𝗮𝗱𝗼𝘀˖- Kᴇɴᴍᴀ ʏ Tᴜ́

Game over

Con un increíble sueño y algo somnolienta, la castaña con mechones decolorados ingresó dentro del aeropuerto después de haber descendido del avión, buscó con la mirada a quien la pasaría recojer, hasta que diviso entre las personas esa cabellera tan peculiar.

Algunas veces llegó a pensar que los tenía petrificados ya que nuca lo vió con otro peinado que no sea ese.

— ¡Wow! Pero cuanto has cambiado, dos meses y ya haces estropicios con tu pelo —se burló revolviendo el para nada peinado cabello de la castaña.

— Pero que dices —alejó su mano de un manotazo— me veo preciosa —sonrió alzando las cejas.

— Ajá, si —le sacó la lengua cuál niño— ¿Cómo has estado Chibi-chan?

— Pues bien, Kuroo —respondió mientras se ponía su mochila— ¿Y tú?

— Siendo exitoso, como siempre —se vanaglorió a si mismo— y por lo visto a ti también te va igual, lograste entrar entre las tres mejores rematadoras del país —aplaudió con orgullo.

— Aprendí del mejor —dijo haciendo que el peli negro la mire con emoción— Bokuto-chan.

— La traición hermano —murmuró dramatizando.

— Oh vamos, quiero ir a casa para poder descansar.

— Está bien, hoy seré tu remis —tomó las metas de Ryuka— ¿Qué llevas dentro, ladrillos?.

— Puede, nunca se sabe si hacen falta tirarsela a alguien —Kuroo negó ya sabiendo de ante mano como es la forma de ser de su amiga.

Cuando llegaron al estacionamiento, metieron las maletas dentro del baúl y se subieron al auto para emprender camino al hogar de la ojimarrón.

— Ayer cumpliste 20 —comentó parando en un semáforo.

— Sip, ayer cumplí 20 años —susurró recostando su espalda en el respaldar del asiento.

— Y no creces más Chibi-chan —se burló haciendo que su amiga se enoje por aquel inolvidable apodo y sus características burlas.

— ¿kenma cómo está? —preguntó Ryuka tomando inconscientemente aquel dije que le regaló en su primera cita.

— Él está bien, su empresa va de lujo —giró el volante poniendo el guiño antes de doblar— me tomo por sopresa que se llame "Neko Games" —rió mirándola de reojo.

— Yo tampoco creía que él haría algo tan ambicioso, pero al menos no me tengo que preocupar por su futuro. —dejó soltar un suspiro mirando por la ventanilla del auto.

— ¿Has hablado con él? —la castaño negó con la cabeza— ¿Se pelearon? —miró preocupado a su amiga.

— No, solo que... ninguno tenía tiempo para hablar con el otro, algunas veces en la noche él me llamaba para poder hablar —en sus labios se dibujo una pequeña sonrisa— ahora solo tiene las puntas rubias.

— Si, no se ha querido teñir más así que dejó que su pelo siga creciendo —comentó mirando el cielo.

— Kuroo... —lo llamó sacando de la nada un sánguche.

— ¿Pero... Qué haces comi... De dónde sacaste el sánguche? —intentó preguntar desconcertado.

— Magia —rió— ayer con Kenma cumplimos cinco años de relación y le compré un regalo... Pero no sé si le vaya a gustar.

— ¿Qué es?.

— Son empanadas de Argentina, de todas las provincias que hay —sonrió señalando la mochila que dejó en el asiento de atrás— ¿Quieres probar una?.