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Brooke Coleman
Dormía pacíficamente cuando sentí como me movieron suavemente varias veces, abrí un ojo lentamente y lo primero que vi fue el rostro emocionado de Noah, estaba todo oscuro excepto por la ventana de nuestra habitación.
-Cariño, te amo, pero sin duda tengo demasiado sueño-me gire, pero el beso mi cuello haciendo que volviera a prestar mi atención a él-Noah Coleman más vale sea bueno.
-Buenos días-abrí los ojos y lo primero que vi fue la gran sonrisa de mi esposo-Y creo que será bueno.
Me senté peinando mi cabello mientras él se sentaba a mi lado, me dio un beso en la mejilla y me sonrió.
-Feliz cumpleaños-eso llamó toda mi atención y creo que lo supo porque se rió besando mi hombro-Mi chica tiene veintiuno, vaya, creces muy rápido, cariño.
-Tonto-bese sus labios y me levante colocándome mi bata, pero el me abrazo por la cintura tirándome de nuevo a la cama- ¡Noah no me hagas cosquillas! -le pedí con risas cuando empezó a dejar besos por todo mi cuello robándome carcajadas.
-Hoy hace veintiún años conocí al amor de mi vida-me dijo cuando se separó y acaricio mi mejilla con su hermosa sonrisa.
-Eso es tierno-bese sus labios una vez más y deje que me ayudara a levantar.
Me dejo salir primero de nuestra habitación mientras me hacía una coleta en el cabello, lo primero que note desde las escaleras era el primer piso, lleno de rosas, varios arreglos y hasta un 21 hecho en rosas blancas con girasoles, mire a Noah que traía a un Rose despierta en sus brazos.
Me acerque a mi bebé y note que tenía una flor lila en su manito, mi bebé tenía cuatro meses recién cumplidos, pero era demasiado inteligente porque cuando me agache para verla me tendió su manita.
- ¿Para mi? -le pregunté como si pudiera contestarme y la tome-Gracias, hija-bese su mejilla regordeta y Noah me hizo una señal para que bajara.
Note que los arreglos no solo eran de Noah si que varios amigos y colegas me los habían enviado. Sinceramente no podía creer que cumplía veintiuno, sentía que tenía más años o tal vez era por todo lo que había vivido. Noah me dio a nuestra bebé cuando bajo de las escaleras y se fue a la cocina.
-Tu mamá cumple veintiuno, Rose-ella simplemente se quedo viendo hacia abajo, seguí su mirada y casi rio porque noté que miraba fijamente a mis pechos-Si, los pechos de tu mamá también cumplen veintiuno.
Camine hasta el comedor y sonríe al ver a Noah servir todo el desayuno, el sin duda era muy buen cocinero, pero le daba demasiada flojera. Así que me sentí especial cuando vi todo el banquete que había preparado para nosotros dos, le di una mirada antes de sentarme con Rose en mis brazos que observaba todo con intereses, pero volvió su vista a mi.
-Creo que tiene hambre-le dije a Noah cuando se sentó frente a mi- ¿Puedes ir sirviéndome jugo, cariño? -el asintió y tomó la jarra mientras bajaba la tiranta de mi blusa, ella rápidamente puso mi pecho en su boquita y empezó a succionar-Bueno, creo que todos estamos desayunando al fin.
