Brooke Stewart
Una semana había pasado desde que había regresado de Los Ángeles, los mismos días que Noah llevaba en Toronto resolviendo cosas de él, pero según me había dicho regresaría esta madrugada a Nueva York.
Desde que había puesto de nuevo un pie en esta ciudad no había dejado de moverme, había pasado poco tiempo en casa y más en oficinas, reuniones con abogados, accionistas y más. Resulta que mi abuela tenía muchas personas importantes que trabajaban con ella aquí en Nueva York así que no tenía mucho problema para acostumbrarme a eso. La mayor parte de mi charla con los empleados en Los Ángeles había ido bien, tenía muchos planes en mente así que se los había dicho y teníamos un plan en marcha para mi regreso a Los Ángeles, en unos meses. Por el momento me dedicaría a manejar varias cosas aquí mientras un equipo lo hacía allí, sin dejar a un lado, mi pasión, el modelaje.
Había vuelto a las pasarelas de Nueva York esta misma semana y no me había sentido tan viva. Disfrutaba cada momento de lo que amaba hacer y me sentía feliz realizarlo, y no lo dejaría por mucho tiempo. Junto a los publicistas y abogados de la agencia en la que estaba, habíamos acordado y organizado todo para que mi carrera no quedara en pausa a causa de los planes que mi abuela tenia para mi. Lo logramos al final así que todo estaba bien.
Así que estos días, para mi han sido como quince.
Me puse mis calcetines cuando terminé de desayunar y me puse mi saco, el frio estaba cada vez peor en Nueva York, pero era algo que podíamos soportar. Estaba ojeando la revista que Sarah había dejado esta mañana con detalles sobre bodas.
Sarah había llegado ayer a Nueva York junto con Tommy, ambos esta vez ya que mi hermano mayor estaba con muchas reuniones últimamente. Sabía que la razón principal para que mi mejor amiga me visitara era mi boda. Solo tuvo que pasar un día de la fiesta de compromiso para que Sarah empezará con los planes de la boda.
Estaba encantada de saber que mi mejor amiga me ayudaría con toda la planeación de mi boda con Noah, más aún cuando probablemente tenía mil cosas en mi cabeza. Pero mi prometido y yo no habíamos hablado aún de lo que queríamos, cuándo, dónde y cómo. Así que lo poco que hablábamos con Sarah era sobre detalles pequeños que después discutiria con Noah.
Me estire para poner algo en la televisión así que no me importaba mucho que era. Me metí debajo de las cobijas y tomé un sorbo de agua. He estado enferma desde ayer y no quiero ir a ningún lugar que no sea mi cama este día. Más de una vez me ha dado gripe así que nunca me he preocupado por quedarme sola en casa, como ahora. El termómetro no marcaba fiebre así que era una buena señal de que no pasaría a mayores. Noah me llamó hace una hora y me dijo dónde estaban las pastillas para el dolor de cabeza que viene y va, así que tomé un sorbo de agua junto a la pequeña pastilla.
El invierno en Nueva York estaba a su mayor punto y probablemente el cambio de temperatura con California no me ayudó mucho, ha sido la razón número uno de mi gripe.