Dʀɪᴀᴅᴇ || Eᴍᴍᴇᴛᴛ Cᴜʟʟᴇɴ

Capitulo 18

A lo lejos, dos personas aparecieron. No podía distinguir quienes eran por la distancia, hasta que escuche a Edward susurrar:
-Alice.-

Aro tenía una cara de felicidad increíble.

Cuando Jasper y Alice estuvieron muy cerca de los Vulturis, fueron parados bruscamente por algunos vampiros.

-Mi querida, querida Alice, que gusto me da verte aqui despues de todo.- exclamó Aro.

-Tengo evidencia de que la niña no será un riesgo para nosotros.- dijo Alice.- Te mostrare.- extendió una mano hacía Aro.

-Hermano.- llamó Caius a Aro, pero este lo ignoró por completo.

Dejaron pasar a Alice y le pegaron a Jasper, lo que hizo que el rubio se alterará, más que nada por que quería estar con su compañera.

Alice se acercó a Aro y el pelinegro agarró su mano como si fuera la sangre que necesitaba para vivir. Y, al parecer, lo que Alice le mostró a Aro no era muy bonito.

La expresion del líder de los Vulturi era sorprendida y con gran terror.

Soltó la mano de la chica y nos miro a nosotros. Detuvo sus ojos en mi por más segundos que los demás.

Fruncí el ceño, confundida al no entender nada.

-Ahora lo sabes, ese es tu futuro. A menos que decidas alterar su curso.- dijo Alice.

-No podemos hacer eso, la niña sigue siendo una gran amenaza.- comentó Caius.

Para ser bonito es bastante estúpido el tipo.

Sep.

-¿Y si aseguran que se mantendrá oculta de los humanos? ¿Podemos irnos en paz?- propuso Edward.

-Por supuesto, ¿Pero como piensan hacerlo?- inquirio Caius.

-Ya te lo diran.- miré con mucha más confusión a Edward, no entendía ni un cuerno.

Dos personas más aparecieron, pero no las conocía. Eran un hombre y una mujer y tenían un estilo parecido al de las Amazonas.

-Estuve buscando mis propios testigos en las tribus Ticunas de Brasil.- aclaró Alice.

-Hay suficientes testigos.- mascullo Caius.

-¡Ya callese!- le grité. Enserio que me había cansado el idiota ese.

-Dejala hablar.- le ordenó Aro al mismo tiempo que yo grite. Lo que causo que, por fin, Caius Vulturi se callara.

-Yo soy mitad humano, mitad vampiro. Como la niña.- intervino el hombre desconocido para mi.- Un vampiro sedujo a mi madre, quien murió al darme a luz. Mi tia Huilen fue la que me crío. Yo la hice inmortal.

-¿Que edad tienes?- preguntó Bella, avanzando un poco.

-150 años.- contestó. Suspiré con alivio y me acerqué a Nessie, quien estaba en el lomo del lobo de Jake y la abracé, contenta.

-¿A que edad llegaste a tu madurez?- preguntó Aro.

-Yo me hice adulto 7 años despues de nacer, desde entonces soy asi.-

-¿Y... tu dieta?-

-Sangre, comida humana. Puedo vivir de ambas.-

-Estos niños... son parecidos a nosotros.- la voz gastada de Marcus se escuchó por primera vez.

-Aun asi los Cullen se han vuelto amigos de los lobos. Son nuestros enemigos.- exclamó con enfado Caius.

Inhale y exhale repetidamente para tranquilizarme y no arrancarle la cabeza.

-Queridos míos, aqui no hay peligro alguno. No habrá pelea... hoy.- dijo Aro.

Caius estaba furioso.

¡Ja! ¡Toma esa, rubio teñido!

Los Vulturis se fueron, excepto Aro, quien se quedó unos segundos más y después se fue.

Cuando solo quedamos nosotros, me acerqué corriendo a Alice y Jasper, los cuales estaban un poco lejos.

Al estar cerca de ellos, me resbalé y me hubiera caído si ellos no me hubiesen ayudado. Me reí y los abracé con fuerza, los había extrañado mucho. Ellos me devolvieron el abrazo.

Al separarnos, fue el turno de Emmett de abrazarlos.

Luego Alice y Jasper fueron a saludar a los demás y yo me acerqué al pelinegro. Di un pequeño salto y me enganché a su cuello, besándolo. El me sostuvo por la cintura.

-¿Y... ahora que?- le pregunté cuando nos separamos, pero el me seguía abrazando y sosteniendome en el aire.

-Y ahora...- suspiro, pensando.-... podríamos tener una cita, nunca tuvimos una con todo esto de los Vulturi.- propuso con una sonrisa.

-Esta bien. Pero tendríamos que haber tenido esa cita antes de... eso, ya sabes.- me sonroje un poco. El se rió.

-Tienes razon, pero nos salteamos ese paso y ahora lo vamos a tener.- me guiño un ojo. A lo lejos escuchamos como Alice gritaba emocionada.
Al mirarla, ella ya nos estaba mirando, seguramente había escuchado nuestra conversación y estaba emocionada por planear nuestra cita.

-Oh, oh.- exclamé.

-Alice es... Alice.- dijo Emmett, sabiendo que no podríamos evitar que Alice lo planeara todo.