Epilogo: Luna de Miel.

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La Isla Esme era preciosa, pero aún no podía sacarme los recuerdos de mi boda con Emmett hace tan solo unas horas.

Todo había sido perfecto.

Al llegar, Emmett llevó las maletas al interior de la casa y yo me quedé un rato en la playa.

Deberíamos haber llegado de noche, pero nos entretuvimos un largo rato en Rio de Janeiro, lo que hizo que llegáramos por la mañana.

-¿Quieres ir a recorrer?- escuché que Emmett preguntó y me voltee para ver como sostenía una canasta de picnic. Sonreí y asentí.

Caminamos hasta llegar a un hermoso claro con un lago y cascadas cubriendo unas pequeñas cuevas.

Caminamos hasta llegar a un hermoso claro con un lago y cascadas cubriendo unas pequeñas cuevas

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Narra Emmett:

Deje la canasta en el suelo y miré a Adara, sorprendiendome al verla con solo su ropa interior puesta.

Deje la canasta en el suelo y miré a Adara, sorprendiendome al verla con solo su ropa interior puesta

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(Sin la cosa media transparente que no se como se llama)

-¿Vienes?- me preguntó con una mirada juguetona y corrió al agua.

Sonreí y me saque la remera con rapidez. Para cuando entré al lago, ya la había perdido de vista.
Entré a las cuevas pensando que tal vez este allí adentro.

-¿Adara? Adara.- la llamé y de pronto pude sentir dos brazos rodeando mi torso y una pequeña risita.
Pude deducir que estaba desnuda por el hecho de que sus pechos chocaban con mi espalda, por lo que tragué en seco.

-Me encontraste.- susurro y, antes de que pudiera esconderse de nuevo, me voltee y la tomé de la cintura, acorralandola contra la pared más cercana.

-Supongo que si.- respondí, acariciando su mejilla y parte de su cuello con la punta de mi nariz. Adara se estremeció y empezé a repartir lentamente besos humedos por su cuello. Escuché un suspiro de su parte.

Me encantaba torturarla de esa manera. Dejando besos lentos y humedos hasta que no pudiera aguantar mas y tuvieramos el mejor sexo del mundo. Aunque esta vez no era solo sexo, era más que eso.

Tomé uno de sus pechos en mi mano. No eran ni pequeños ni grandes, eran de una medida media y cabían perfectamente en mis manos.

Baje mi cabeza hasta que mis labios pudieron atrapar su pezón y jugar con el a mí gusto. Adara gimió y enrolló sus piernas en mi cintura, rozando nuestras partes intimas aproposito y haciendo que yo soltará un gruñido ante tal placer.

Tomó mi nuca y me beso con necesidad. La tomé de los muslos y corrí hasta que pude apoyarla en la manta que había puesto en el suelo para el picnic que íbamos a tener antes de que los planes cambiaran.

Debo admitir que estos planes me gustaban mas.

Mantuve mi peso con mis manos, las cuales estaban a cada lado de la cabeza de mi esposa...

"Mí esposa". Que lindo que suena.

...y la bese nuevamente luego de que ella recuperará el aire perdido. Baje una de mis manos, pasando por uno de sus pechos y su cintura, hasta llegar a su punto sensible, donde acaricié su clitoris, generando sus gemidos que se ahogaron en mi boca por el beso.

Ella se aferraba a mis hombros y, de vez en cuando, se separaba un poco para respirar.

Utilicé mi dedo medio y el anular para penetrarla y los moví en círculos en su interior, ganándome un par de rasguños en mi espalda por parte de mi querida driade, quien parecía desvanecerse por el placer.

Adara se corrió y cuando se recuperó de aquello, tomé mi miembro y lo roze con su entrada, escuchando sus gemidos cerca de mi oido.

-Emmett.- gimió.

Oculte mi cara en su cuello y entre en ella derepente. Adara soltó un pequeño gritito por el placer y la sorpresa.

Empezé con las embestidas. Duras y rápidas.

No tarde en correrme junto a ella, quién lo hacía por segunda vez.

Nos quedamos quietos por unos minutos, aún con mi miembro adentró de Adara. Besé su frente y me separé de ella.

Tomé mi camisa y se la di. Ella la aceptó gustosa y se la puso.

Sonrei, se veia hermosa asi. Despeinada, un poco mojada por el agua del lago y con mi camisa.

Me puse mi boxer y me senté a su lado. Ella me abrazó y yo rodeé sus hombros con mi brazo.

-Emmett.- la miré, prestando atención a lo que me iba a decir.- Te amo.- mi sonrisa se agrandó.

-Yo tambien me amo, nena.- Adara frunció el ceño y se separo de mi, molesta.- Ya, ya. Perdon.- la abracé por la espalda y me acerqué a su oido, susurrando:- Te amo, Adara Cullen.- mordí el lóbulo de su oreja y vi como sonreía.

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Dʀɪᴀᴅᴇ || Eᴍᴍᴇᴛᴛ Cᴜʟʟᴇɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora