🍍1 - Manzanas verdes en tardes lluviosas

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—JungKook, amor, ¿qué parte de inclinar graciosamente el brazo hacia la derecha es la que no comprendes?

JungKook suspiró, expulsando mas aire del necesario y contando hasta 200 para no gritar. Gritar no resuelve nada, joder. Asesinar a tu jefe tampoco.

—De verdad que no sé qué estoy haciendo mal, hyung. —respondió en su lugar, mordiendo su lengua para no comenzar a despotrincar sobre lo cansado que estaba ya de repetir la misma cosa.

—Lo estás haciendo mal todo.

Jimin se levantó de su cómodo asiento y, dando un giro artístico pero innecesario, realizó el mismo movimiento que él lleva repitiendo los últimos treinta minutos.

El. Mismo. Movimiento.

—Así es como se hace. —dijo Jimin con una sonrisa tan hermosa como ensayada. —Prueba ahora.

JungKook tomó aire y realizó el movimiento, poniendo especial cuidado en el giro y la posición del brazo.

Supuso que esta vez sería la correcta.

—JungKook, con ese pelo rojo y ese pantalón ancho, pareces una imitación mala de Kim Possible. —declaró el omega mayor, con su cara totalmente seria pero, oh, JungKook sabía que no había terminado. —Incluso Drakken podría hacerlo mejor que eso. ¿Qué rayos te pasa? ¿Te dieron muy duro anoche?

Los murmullos y las risas de fondo no se hicieron esperar.

Dios, JungKook quiere sacarle los ojos al jodido Park Jimin. Pero en su lugar escupe  —Por lo menos a mi me dan, hyung. ¿O me dirás que esa tensión que tienes es por falta de un masaje?

Jimin abre los ojos con sorpresa y, quizá, palidece un poco. Pero es casi imperceptible para el resto de los presentes. Más JungKook sabe.

Es bueno ver que ese sigue siendo tema sensible para el mayor. JungKook entiende que no es correcto decir esas cosas en alto, pero su hyung se gana esas pullas a pulso. Si Jimin no fuera tan jodidamente desagradable durante sus ensayos, JungKook no tendría que ser borde con él.

No es que no tener sexo sea algo malo, pero si no lo tienes por tu carácter de mierda, pues es un poquito gracioso.

—Si me la meten o no, no es tu problema, JungKook-ssi. —contestó el mayor, callando los murmullos con su tono fuerte. —Tu concéntrate en no salir embarazado de nuevo. Tal parece que tomarte una pastilla te resulta tan difícil como bailar.

—Bueno, basta ya. ¿Sí?

TaeHyung llegó levantando las manos pidiendo calma. El alfa lucía cansado, pero maravillosamente atractivo, como siempre.

—Jimin, ¿ahora qué pasó? —cuestionó el ultimo en llegar. 

—Acá tu bello, que se mueve como Santa Claus en verano. —escupió, sin una gota de arrepentimiento o vergüenza en su rostro.

El alfa suspiró, e hizo un gesto para que todos los presentes se alejaran. El resto de los bailarines no estuvo muy conforme pero, resignados, tomaron sus cosas y caminaron fuera de la sala.

—Jimin-ssi, ¿por qué eres así? —suspiró el alfa al quedar solos. Él de verdad adoraba a Jimin, pero a veces quería golpearlo con un bate como si fuera Harley Queen. —No puedes hablarle así a las personas, Park. Te vas a ganar el odio de todos.

JungKook bufó. Su pareja estaba como diez años de retraso, pues Park Jimin ya tenía el odio jurado de media industria del entretenimiento. Desgraciadamente, el muy cabrón era un excelente hipócrita y tenía al resto del mundo en las palmas de sus pequeñitas manos.

Our Baby Steps © ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora