🍍5 - Zona de fumadores.

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Todo estaba bien.

Perfecto.

Jimin no estaba a dos inhalaciones de entrar en paro respiratorio. No, ¡que va!

Él estaba jodidamente feliz de que el alfa que folló borracho era su vecino y su nuevo compositor (con quien tendría que trabajar muy estrechamente, sobra mencionar.) Él estaba irradiando energía blanca y buenas vibras y..., el echo de que empujara a tres bailarines en el pasillo no tuvo nada que ver.

Como tampoco tiene que ver el echo de que sus bailarines estén haciendo sentadillas y flexiones hasta que estén cerca del desmayo.

—¡Mas ganas! —gritó él cuando vio el ritmo bajar. —¡Piensen que se entrenan para golpearme!

Irónicamente, el ritmo de los bailarines aumentó después de esa frase ¿motivacional? Ah, Jimin no quiere pensar en eso y, después de unos minutos, el dolor y la desgracia ajena no son suficientes para mejorar su ánimo.

Salió del salón de prácticas sofocado, sus pasos se dirigen a la azotea del edificio sin siquiera detenerse a pensarlo. Hasta la fecha, era el lugar mas tranquilo de toda la compañía. Su preferido durante años.

Era de esperarse que Yoongi estuviera aquí.

—¡¿Qué estás haciendo aquí también?! —explotó cuando el alfa tuvo el descaro de saludarlo.

Saludarlo a él mientras invadía su jodida azotea y cada miserable aspecto de su vida.

Min Yoongi parecía tener huevos, pero muy poco amor por ellos.

—Hola de nuevo, Jimin-ssi. —moduló el trigueño, con una sonrisa tirando de sus labios. —No paramos de encontrarnos hoy, ¿cierto? Es como si me estuvieras siguiendo o algo así. —bromeó. —Si no fueras tan bonito sería hasta espeluznante.

El ojo derecho de Jimin parpadeó tintineante.

¿Yoongi era consiente de lo sencillo que le sería al omega empujarlo azotea abajo? Bastaría un buen empujó y splash..., no habría mas problemas.

Sí, claro. La cárcel y eso, pero no mas Yoongi.

Sonaba tan tentador.

—Pregunté qué estás haciendo aquí. Respóndeme.

El alfa agitó su mano frente a él y, oh, para colmo de los males el muy maldito estaba fumando.

Jimin odia los malos vicios, ¿recuerdan?

—No hay zonas para fumadores en todo el edificio así que terminé aquí. Espero que no te moleste. —contestó el compositor, llevando el blanco cigarrillo a sus labios como si nada.

Cuanta insolencia, Jesús.

—¡Me molesta, me molesta bastante! —exclamó él, acercándose al trigueño,  arrebatándole el cigarro de entre sus labios y lanzándolo al suelo. —No hay zonas para fumadores porque está prohibido fumar en mi compañía. Y está altamente prohibido fumar en mi azotea también.

El alfa sonrió y, solo entonces, Jimin se dio cuenta lo cerca que estaba de este. Retrocedió dos pasos y apretó sus puños a cada lado de su cuerpo.

¿Como había llegado hasta ahí sin darse cuenta?

—Lo lamento, dulzura. Pero me perdí la parte donde todo el edificio es tuyo. —rió el más alto, caminando un paso hacia él y poniéndolos de nuevo muy cerca. —¿Es el edificio completo de tu propiedad?

—N-no, pero yo soy-...

—Park Jimin, estrella de la compañía y el orgullo del país. Sí, lo capto. Te he visto varias veces en la tele. —admitió. —Toda Corea te conoce, de hecho. Aunque, no te ofendas, pareces mucho más agradable en televisión.

Our Baby Steps © ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora