Este es largo, aguantense.
Yoongi ha tenido grandes decepciones en su vida, lo cual está bastante bien. Es un adulto. Las decepciones son parte de la vida. Él no se queja por eso.
Claro, tampoco está preparado para el dolor que siente su alfa cuando escucha de labios de Jimin que tratará de emparejarlo con esa chica. Pero se controla.
Toca la puerta, aunque es su propia oficina, y le ofrece el jugo y las galletas de vainilla y avena que consiguió para él. Por supuesto, finge que no escuchó ni una palabra de la conversación entre los omegas. Mas que todo para no avergonzar a la chica, que parece incendiarse en rosa cuando le ve aparecer.
Pero tanto él como Jimin saben que escuchó.
La omega, Lisa, se disculpa luego de unos minutos y sale de la habitación. Yoongi no se pierde el gesto que hace para llamar la atención de Jimin y, lo que en otros tiempos le hubiera parecido hasta tierno, le hace enfurecer.
¿Por qué diablos Jimin asiente amablemente hacia ella?
No le cabe en la cabeza, y no es por ser orgulloso o muy creído, pero ¿cómo rayos Jimin no se siente al menos un poco enamorado de él? No puede ser todo unilateral. Las cosas no son así.
—Yoongi, ¿te pasa algo?
El alfa se gira, saliendo de sus cavilaciones, y se percata que lleva diez minutos de monólogo interno, de pie en medio de la oficina.
—No. —responde, aclarándose la garganta y caminando para sentarse cerca del omega en el sofá. —No me pasa nada, estoy bien.
—No pareces bien.
Oh, ahora eso. Al omega no le parece bien que él tenga cara de culo cuando acabó de escuchar como le rechazaba. Genial. Simplemente perfecto.
—Bueno, aquí no importa como esté yo. Lo importante es que tu estés bien. Eres el embarazado.
Jimin pareció sorprendido por el tono de voz contrario, pero lo disimuló. Siguió tomando su jugo con gusto y engullendo las galletas, sin mirarle.
Había cierta satisfacción en ver al omega comer, Yoongi admitió.
Sus mejillas se llenaban cuando masticaba y hacía pequeños, dulces, soniditos de satisfacción con cada galleta que probaba. Cuando terminó sus labios estaban cubiertos de migas y el alfa tuvo que reprimir el impulso de lamerlo. Sip. Lamerlo como un jodido perro, hasta limpiar su boca y, quien quita que morderlo y besarlo después.
Pero, joder, no. Él estaba enojado. Furioso e iracundo. Con Jimin.
No iba a distraerse por una estupidez tan grande y olvidarse de su molestia con el omega. Por mas bonito que se viera comiendo.
—¿Querías que te diera una? —pregunta Jimin, moviendo el envase de galletas vacío que resuena con las migajas. —No te brindé.
—No importa. No quería. —gruñe.
«Quiero lamerte la boca y eso tampoco está pasando.»
—Está bien. Tu te lo pierdes.
—Bueno, tu eres el experto en eso, ¿cierto? —cuestionó el alfa, con una sonrisa extraña tirando de sus labios. —Perderte cosas, negarte placeres. —enumera. —Park Jimin solo hace y dice lo correcto frente a los demás, ¿no? Mantiene las apariencias e intenta la perfección. Todo el tiempo.
—No se a que viene eso.
—Dimelo tu.
—¿Por qué estás actuando así? —suspiró Jimin, volteandose a mirarle de frente. —Tu escuchaste y..., ¿estás así por lo de Lisa?
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Our Baby Steps © ym
RomanceDonde Jimin es un bailarín omega de treinta y cuatro, con problemas de ira, un montón de sobrinos y ningún hijo propio y Yoongi un compositor de veintisiete, alfa consagrado a la soltería y un vago. Puede que se conozcan en un club y dentro de nueve...