Jimin pasa las siguientes tres semanas tratando de huir de Yoongi, lo cual resultó ser bastante difícil. Yoongi no solo es la persona con quien tiene que discutir todo lo referente a la producción, sino que, literal, tropieza con él a cada paso.
Y, sí, era de esperarse si trabajan juntos y viven en el mismo edificio. Pero esto iba mas allá. Él se las arreglaba para terminar siempre cerca del otro en una compañía con mas de doscientos empleados. Destino, karma, who knows?
Pero, por dios, ya estaba comenzando a preocuparle.
—¡Jimin-hyung!
Aaaaaahhhhh!!
Se supone que tendrían una reunión a las dos de la tarde. ¿Por qué venía ahora, cuando él todavía estaba a mitad del ensayo? ¿Por qué lo saludaba y le hablaba con aquel tono indulgente, como si Jimin fuese alguien difícil de tratar? Jimin no era alguien difícil, no merecía ser tratado de aquella manera. No en frente de sus bailarines.
—¿Podemos hablar un momento, Ji-Min-hyun-ning? —canturrea.
¿Podía alguien matarle, por favor?
Ugh, solo ugh.
Las miradas extrañadas del resto de bailarines eran como pequeña dagas sobre su nuca. Estaban sorprendidos porque en sus años de carrera nadie había interrumpido un ensayo de Park Jimin. Nadie, joder. Toda Corea sabe que eso no se hace.
Y luego este tonto alfa aparece, y es perfectamente agradable con Jimin y Jimin no encuentra la forma de deshacerse de él. Lo que es peor, su omega parece hasta cómodo con el desgraciado, pese a sus esfuerzos.
Está bajando la guardia por la edad, debe de ser eso.
—Vamos a tomar un descanso, chicos. Seguimos en seguida. —se disculpa y camina hacia la puerta donde está aguardando el bellaco.
Los bailarines se dispersan y el sonido de rumor serpentea por todo el salón. A Jimin no le importa, mas concentrado en cómo la camisa color vino resalta la piel del alfa. Le gusta la moda, ¿bien? Eso fue solo una observación sin importancia.
—¿Qué quieres? —suelta a penas están cerca. Acomoda sus manos en los bolsillos del hoodie con la intención de mantenerlas allí. —Estoy ocupado, Min Yoongi-ssi.
—Ya, ya te veo. Bonitas piernas, por cierto. —murmura el trigueño, haciendo referencia a las mallas que usualmente ocupaba. —Ojalá a mi me quedaran así. Saqué las piernas de mi madre, ¿sabes? Deberías verlas.
—Ya las vi. —responde sin pensar y en seguida quiere morderse la lengua y morir. La sonrisa de Yoongi no se hace esperar y es que, aunque no hablan del tema de su revolcón, sucedió. Y los dos son conscientes de eso. —Olvida que dije eso, ¿qué quieres?
Yoongi disimula su sonrisa, pero sus ojos oscuros y felinos siguen brillando con picardía. Dios, maldito sea todo.
—Vine a invitarte a almorzar.
Jimin siente el momento exacto en que su omega se aloca. ¿Es eso una cosa ahora? ¿Comenzará a corretear como cachorrito cuando ya tiene más de treinta? ¿Qué diablos?
«Control, carajo.»
—No creo que-...
—Antes de que digas que no, te recuerdo que tenemos una reunión a las dos y que somos perfectamente capaces de almorzar juntos y estar listos para trabajar una hora después.
Jimin se quiere negar. Él de verdad, profundamente, desea negarse a compartir más tiempo del necesario con este alfa. Es su naturaleza negarse a todo tipo de acercamientos de este tipo. Ha sido así por años.
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Our Baby Steps © ym
RomanceDonde Jimin es un bailarín omega de treinta y cuatro, con problemas de ira, un montón de sobrinos y ningún hijo propio y Yoongi un compositor de veintisiete, alfa consagrado a la soltería y un vago. Puede que se conozcan en un club y dentro de nueve...