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Llegue a la escuela con algo de nervios como todos los malditos días en que somos nuevos en algo. Entre y observe como era toda la institución, me miraron los guardias y me acorde de mi madre. Busque el lugar donde tendría clases, y tarde más de diez minutos. Hasta que una señora media idiota me dijo que tenía que subir y al fondo estaba el lugar al que quería llegar. Hice caso y por fin llegue. Al entrar todos me miraron algo...extraño. Busque un buen asiento mientras me comía la vergüenza que sentía. En la parte izquierda, en el medio había un chico delgado, rubio y con una camisa que valía más que mi casa. Pregunte si podía sentarme mientras él se sacaba los auriculares, me miro y me dijo.

_¿Del campo?.

Yo lo mire sin entender su pregunta y asenté con la cabeza. A lo que él me dijo.

_No, no quiero oler mal.

Se puso los auriculares el chico rubio y me rechazo bastante educado porque pensé que me iba a golpear del asco que me mostraba su cara. Mientras se escuchaba como hablaban de mí todos mis compañeros, yo elegí el asiento de atrás donde no había nadie pero si había una linda ventana para escapar cuando estas personas me traten como basura. La clase estuvo bien, tuvimos filosofía, con un tipo alto, pelo negro y con una camisa de cuadritos. Al terminar, en el recreo seguían hablando de mí, mientras que yo comía un poco. Esas malditas horas se me hicieron interminables. No voy a decir que era impensable que los de capital me trataran así, porque mentiría.

En la última hora vinieron dos chicas y me empezaron hablar sarcásticamente diciendo cosas como:

_¿Eres del campo?, ¿No?.

A lo que yo respondí.

_Sí.

_Aquí se habla inglés y francés, y esperemos que al menos sepas hablar español.

Yo no conteste nada a lo que ellas me dijeron al final.

_ No vayas a robar nada eh.

Yo tampoco conteste. Al terminar la clase, mis sentimientos si los podía identificar sin embargo tampoco debía caer en una tristeza tan profunda ya que era el primer día y no debía pensar que todo el año debía ser así. Pero qué difícil es pensar en frio cuando tu corazón se aprieta de angustia.

Llegue a casa y mi tía ya estaba trabajando, me hice la comida y mientras almorzaba y ya tenía que volver a la escuela para el doble turno. No pude resistir las ganas de llamar a mi abuela.

Mi abuela se llama Amelia. Tiene unos 74 años, es mi abuela por parte materna. Ella siempre ha sido mi apoyo en todo. Siempre hablamos, al menos dos veces a la semana por teléfono. Siempre sabe escucharme y darme los mejores consejos. Somos muy parecidos. Ella quiso ser escritora pero la suerte nunca estuvo de su lado, y a mí me da bronca que a veces la vida sea tan injusta.

Le mande un mensaje si podía hablar, cuando a los dos minutos ella me llamo. A veces ella intuía que estaba mal y me llamaba igual. Y la conversación empezó de este modo.

_Hola Abuela.

_Hola corazón, ¿Qué pasa?, ¿Cómo te fue en tu primer día?.

Yo espere un poco para armarme de valor y dije.

_Creo que bien pero yo no me siento así.

_¿Te dijeron algo?, pregunto mi abuela(Como me conoce).

_No me dijeron nada, y el problema es que sin decirme nada ya me rechazaron.

Mi abuela espero un poco para ver si me desahogaba pero yo no dije nada. Hasta que ella me pregunto.

_¿Te sientes mal?, ¿Verdad?.

_Si, no quiero estar aquí, siento que fue el peor error que he cometido.

Mi abuela me paro de toda esa exaltación y me dijo.

_Mira Comarc, si estás ahí es por algo, no por un simple capricho de esa escuela. Toda la familia te ha apoyado para que logres lo que quieres, sé que lograras cosas increíble y esa escuela es el nexo para que puedas conseguirlo. Si de algo estoy segura es que te va a ir bien ya que puedes demostrar que estas al nivel de esos estúpidos, y más también.

_Pero, ¿Qué pasa si me va mal?.

_¿Y qué pasa si te va bien?.

_ No lo sé.

_Nadie sabe el futuro Comarc, lo crucial es que consigas experiencias y logres conquistar tus temores. Ya verás que lo vas a lograr, eres fuerte. No te desanimes. Ya todo se va a calmar.

Mi abuela no me dijo más nada y ahí termino la charla. Y es que ya no había nada más que decir. Tome lo que me dijo y trate de calmarme e ir al doble turno.

Me vestí y puse mi mejor cara al llegar a la escuela. Estuve ahí aprendiendo en laboratorio de química y ganando conocimientos de muchas cosas. La verdad que me gustaba la idea de ser profesor sin embargo me asustaba. Pasaron dos horas y la clase se volvió entretenida, hasta que llego de nuevo el chico rubio con dos chicos más y se sentaron al lado mío. Yo sin mirarlos, el tipo me dijo.

_¿En tu escuela te enseñaban química? Perdón, corrijo. ¿Te enseñaban?.

Yo no dije nada, tenía ganas de matarlo. En ese momento el paro de reír y dijo.

_Soy Martin, tal vez me conozcas, pues mi padre fue gobernador de Daplen.

Yo no me contuve y pregunte.

_¿Y?.

_Nada solo decía que mi familia es necesaria para esta ciudad, ¿Y la tuya?.

En ese momento termino la clase y agarre mis cosas y me fui lo más rápido posible de ese lugar.

Mientras caminaba pensaba en lo que mi abuela me había dicho y trataba de sostenerme en ella. Esperaba que todo en algún momento se calmara.

Magnanimidad.(Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora