Sus planes eran simples, tomar aquel vuelo y nunca volver...
Pero el universo parecía querer reírse de él una y otra vez, su pasado había vuelto para torturarlo nuevamente, pero ahora no estaba solo...
Lo único importante, su plan nunca fue volver a...
Xichen presionó el botón que llamaba a la enfermera y se quedó quieto observando a Jiang Cheng
- ¿Qué te pasa? - preguntaba molesto Jiang Cheng
-... - Xichen solo lo veía, el libro que hacía un par de minutos leía, ahora se encontraba en el suelo
Jiang Cheng suspiró molesto - podías seguir la historia, solo no tenías que hablar como idiota - Jiang Cheng se cruzó de brazos molesto, no sentía las piernas, pero sus brazos y sus cejas aun lo obedecían
- No hablaba como idiota - dijo Xichen levantando el libro
- ¿A no? entonces explícame qué es eso de ¿ustid is il conijo blinco?" - preguntó Jiang Cheng imitando a Xichen
- Yo no hablo así - Xichen hizo un pequeño puchero
Antes de poder decir otra cosa, un doctor con un par de enfermeras entró a la habitación.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Dentro de unos días le daremos el alta, solo debemos asegurarnos de que el medicamento a salido de su sistema y no ocasionará ninguna reacción - le dijo el doctor a Xichen, ambos fuera de la habitación ya que Jiang Cheng al parecer no recordaba nada.
Xichen se despidió amablemente del doctor e ingresó nuevamente con Jiang Cheng, disminuyó el brillo de la luz ya que notó que Jiang Cheng se sentía incómodo con la cantidad de luz dentro del lugar.
- Wanyin, dime ¿qué es lo que recuerdas? - Xichen se sentó al lado de la cama y su voz sonaba demasiado dulce.
- Mhm, estaba trabajando y vine a mi viaje programado para estos días - dijo molesto Jiang Cheng, cerró sus ojos ya que no quería ver al hombre que estaba junto a él.
- ¿Es todo? - preguntó suavemente Xichen
- te envió mi madre ¿cierto? - la voz de Jiang Cheng era apenas un susurro, pero Xichen escuchó todo con claridad
- No, yo vine por otra cosa - dijo Xichen algo preocupado
- Ja, ¿esperas que te crea? estoy seguro de que mi madre no me creía capaz de hacer este trabajo ¿cierto? - la voz de Jiang Cheng estaba algo cortada, por la poca luz su rostro no se veía con claridad, pero un par de lágrimas caían por sus mejillas
- No vine por tu madre, sé que eres muy capaz de hacer este trabajo y cuantos te toquen, solo vine por ti... - Xichen soltó un suspiro -... Wanyin, te amo, vine a decirte eso
Los ojos de Jiang Cheng se abrieron de par en par, no sabía a qué venía eso, la sonrisa de Xichen era tan sincera y brillante que sería un tonto si no le creía.
- ¿tú qué? -Jiang Cheng hablaba rápido
- YO, TE, A-M-O - Xichen remarcó cada letra mientras lo decía e hizo movimientos con sus manos como si en el aire pudiera separar las letras de a una
- ¡REPÍTELO! - Jiang Cheng se enderezó de golpe y tomó a Xichen de los hombros con fuerza
- ¿Cuántas veces? - preguntó Xichen algo nervioso, los ojos de Jiang Cheng brillaban de alegría y esa escena lo conmovió, pero las uñas clavándose en sus hombros, lo mantenían en la tierra.
- No lo sé, solo dilo - gruñía Jiang Cheng
- Ya sé, ¿qué tal una vez por cada día que estuviste aquí inconsciente? - dijo serio Xichen
Jiang Cheng solo lo veía con unos ojos de admiración, pero a la vez de espera, ansiaba escuchar esas palabras una vez más
- Te amo, te amo, te amo, te amo - dijo Xichen alzando los dedos de su mano mientras decía aquello - creo que o son suficientes, ahora mejor por cada día que te conozco, - se aclaró la garganta y sin ver los ojos de Jiang Cheng prosiguió - te amo, te amo, te am... - las palabras de Xichen fueron silenciadas por un beso.
Era un beso dulce, lleno de amor, lleno de alegría, de deseo, de dicha, no había palabras para describir aquello, ambos tomaron el rostro del otro entre sus manos
- Deberás repetir esas palabras todos los días - dijo con la respiración entrecortada Jiang Cheng
- Claro señor Jiang - dijo riendo Xichen
- No me digas así tonto, tu eres más grande que yo - dijo molesto Jiang Cheng cruzándose de brazos y dejándose caer en la cama
- Eso es cierto, pero soy más un niño que usted señor Jiang - dijo Xichen recalcando lo último
- Bueno, señor ALICIA, ¿puede por favor explicarme 2 cosas? - dijo Jiang Cheng burlándose de Xichen
- ¡Oye!, no me digas Alicia, y si, dime - Xichen hizo un pequeño puchero
- Bueno, entonces ¿cómo? - preguntó Jiang Cheng
- A-Huan -dijo sonriente Xichen
- A-Huan, ¿qué hacemos en el hospital? y- preguntó tranquilo Jiang Cheng - ¿terminaste con la guayaba? - hizo la pregunta rápidamente
- Wanyin, se llama Guang Yao, - dijo Xichen abriendo la boca exageradamente - y si, si terminé con él, lo otro, pues creo que tu serías el único que puede explicarlo - dijo Xichen extendiendo la carta hacia Jiang Cheng
- No, tú me escribiste una carta a mí - dijo tranquilo Xichen
- Eso me es difícil de creer - dijo molesto Jiang Cheng tomando la carta
La habitación estuvo en silencio un par de minutos, a Jiang Cheng le había bastado con leer las primeras palabras ahí escritas para recordar de golpe todo lo que había pasado
- ¿la leíste? - dijo tímido Jiang Cheng
Xichen no dijo nada y solo asintió, los ojos de Jiang Cheng estaban llenos de lágrimas y su pecho le dolía, recordaba todo lo que había pasado, cómo planeó todo para aquel día, a quienes había contactado para conseguir el arma y las pastillas.
Nuevamente Jiang Cheng se enderezó de golpe e intentó ponerse de pie, sus piernas le pesaban demasiado y Xichen lo sostenía por la espalda
- Necesito ir al baño - dijo Jiang Cheng entre sollozos
- No, quieres hacer alguna estupidez y no lo permitiré - dijo Xichen abrazando con fuerza a Jiang Cheng
- Yo... solo... - Jiang Cheng rompió en llanto
- Ya no estás solo, ahora estoy yo a tu lado, nunca volverás a estar solo - dijo Xichen girando a Jiang Cheng para verlo de frente - ahora estoy aquí, siempre podrás venir a mi - dijo Xichen abrazando a Jiang Cheng en su regazo
Los cuerpos encajaban perfectamente, Xichen acunaba a Jiang Cheng cuyo rostro lleno de lágrimas se ocultaba en el cuello de Xichen
- Ya no estarás solo Wanyin, te lo prometo - decía dulcemente Xichen