En el momento que salgo del comedor con aplomo, alcanzo la entrada sin escuchar las palabras de la chica-gato, quien me pregunta por mi estado al verme. La ignoro, desistiendo en la idea de volver a la habitación para salir por las enormes puertas de la entrada principal. El corazón me presiona el pecho, pero aguanto las ganas de llorar por recordarme que mis padres están muertos y jamás se van a volver; la sospecha de que Kael había hecho algo en el pasado, ahora mismo resultó insignificante ya que no va a confirmármelo por mí mismo. Total, lo odio con toda naturalidad, del mismo modo que lo hacen Caleb y Auro; quizás no tan exagerado.
Cuando cierro las puertas tras de mí, el frío viendo invernal me abofetea con tanta fuerza que me quita las ganas de llorar, de mirar atrás, e incluso de pensar por unos instantes. Necesito caminar un rato a solas, reflexionar en todas y cada una de las razones por las que estoy aquí; pero sobre todo recordarme que he sido forzado a ello sin poder opinar al respecto.
Ese es mi yerro: Pensar demasiado, quererlo todo perfecto, marcar la línea de lo que quiero y lo que debo de hacer... y aun así estoy aquí, en esta jaula.
Qué importan esas estúpidas clases con sus nombres sin sentido, aquellos profesores que no me conocen de nada, la deliciosa comida que sólo tiene que ser una excusa para atraer a los solitarios como yo. Está claro que todo eso proviene del dinero de las familias acaudaladas, de los padres de aquellos monstruos con aspecto humano. Cosas pudientes, apestando a dinero hasta por las escamas, las plumas y el pelaje animal que tendrán sus verdaderas esencias. Lo salvaje, lo que se alejaba de lo humano.
¿Y quién soy yo ahí? Un chico idiota que no se ha matado a tiempo para aprovechar la oportunidad de huir. ¿Y qué ha pasado? Me he quedado anclado en un estúpido bucle del que ya no podré salir hasta vete a saber cuándo. Clases, palabrería, monstruos, salvajismo oculto entre gestos dulces y caballerescos, las uñas postizas, el pelo de colores y la falsa apariencia humana. Yo no soy así, no dejo de ser del todo humano pese a no poder morir.
No tengo plumas que me ayudaren a alejarme volando de esta cárcel, no poseo escamas que me auxilien a sobrevivir bajo las aguas de este lugar, tampoco había en mí un don especial como la hipnosis, lanzar fuego o petrificar a nadie. Sólo puedo morir y revivir. ¡Vaya don! Una maldición, eso es lo que s realmente. Unos grilletes que sólo aumentaban su peso y me alejan de lo que era sentirse humano. Sin saber sentir el amor, sin poder fabricar sueños que me impulsen a vivir tranquilamente, sin formular deseos que me guíen en un camino llano. Sólo tengo la única idea de ir a casa, encerrarme durante un par de siglos y dejar que la humanidad se vaya muriendo, que se matara a sí misma con venenos, bombas o maquinaria distópica. Dejaría que ellos fueran sus propios verdugos, no yo.
En el pasado lo fui.
Cuando decido mirar tras de mí, aquella enorme construcción a duras penas puede vislumbrarse pese a la cerrada noche estrellada. Es atractiva verla incluso desde lejos. Luminosa, acogedora, prometedora para la inclusión de monstruos en un mundo horrible que te engaña en su apariencia. ¿Una universidad? ¡No, es una jodida cárcel! Un distrito que está condenado a que los humanos descubran algún día, prendiéndolo fuego.
Pero yo no seré el chivo expiatorio. Oh, no, no, no. Ese no es mi circo y ellos nos son mis monos, así que mejor se maten entre ellos.
Por ello decido irme lejos, mucho más. Quiero alejarme tanto hasta que mi cuerpo me diga que ya no quedan fuerzas en el depósito, aunque teniendo en cuenta lo que he comido y lo descansado que me siento... estoy seguro que será por un rato largo. En realidad el tiempo no me preocupa. Hace mucho que el valor del mismo ha dejado de tener sentido para mí, y sólo deambulo en soledad; meditando sobre todo, reflexionando sobre cosas sueltas, quedándome cuando el bucle no se cierra... hasta que consigo desaparecer de un lugar para no nunca más volver en cuanto tenga ocasión.
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𝔸𝚜𝚋𝚎𝚕 [También en Inkitt]
ФэнтезиPara la muerte es un soldado encubierto, quien no será auxiliado; para los Dioses del mundo un juguete con libre albedrío, que será injustamente estudiado. Asbel posee una inmortalidad cuestionable, una suerte que da risa, y es la diana perfecta par...