Lo he intentado todo y parece que ninguna de mis tácticas funciona. Esa maldita cría peliblanca consigue darme caza haga lo que haga, y no importa si la acabo viendo porque es lo último que alcanzo a vislumbrar antes de morir. Es demasiado rápida, demasiado astuta, demasiado pequeña... Ningún lugar me esconde ni me protege, y aunque intente defenderme, ella me acaba alcanzando.
Llevo un mes encerrado en este estúpido bucle que no termina. Las veces que he muerto han dejado de cobrar sentido, porque ya he perdido la vida de todas y cada una de las veces que ha terminado con mis esfuerzos por defenderme. Algunas bastantes absurdas y otras bastante creativas. Lo he intentado todo, absolutamente todo; y da igual las veces que me lo repita a mí mismo, ya que siempre suma un eslabón más a estos grilletes invisibles. Pesan demasiado y cada vez siento que tengo menos ganas de salir de la habitación oscura.
He muerto de varias formas: degollado, apuñalado... todo mi cuerpo ha sido mancillado por ese filo. He sido envenenado, electrocutado, quemado vivo, sido el blanco de una granada, atropellado, decapitado, disparado, abierto en canal, me ha derretido la garganta con ácido... He descubierto dolores que ni sabía que podían existir y todo en menos de un simple mes si fuera una persona normal.
Pese al reinicio eso no me ha impedido estudiar todas y cada una de las cosas que he vivido cada día: Conozco parte de la vida de la mujer de la recepción y de varias familias que se han hospedado en el hotel de carretera, he intercambiado palabras con un par de monjas que están esperando a las compañeras que nunca volverán por culpa de mi último reinicio. Y también he visto como algunas personas han muerto por mi culpa, quedándose en mi memoria aquel evento aunque al reiniciar vuelvo a verlas. Me crean dudas, lo que desencadena que baje la guardia y esa zorra enana me mate.
He descubierto que mi asesina no sólo lleva una daga con veneno, uno que aún no conozco, sino que también crea cinco profundos y dolorosos arañazos que prácticamente me matan. Es como si tuviera garras como un animal o usara un tekagi-shuko, el cual nunca tengo tiempo de ver por mucho que me esfuerce. Sé que sus ojos son verde agua y que cuando la tengo cerca sus pupilas se enfilan verticalmente como lo haría un felino.
Hablar con Anubis es un compendio de rasgos que me sacan de quicio: Es burlón, irónico y puede llegar a ser calmado; pero también lo he visto furioso, siendo impasible y evasivo. Es una moneda de dos caras trucada, porque nunca sé en qué parte va a caer cada vez que caigo desde el infinito y obscuro techo. Sus juegos de palabras en cada una de mis muerte son las gotas infinitas que rebasan el vaso de mi paciencia; y aunque intento plantarle cara y luchar contra él a base de puñetazos y patadas, nunca lo toco. Se desliza por el suelo y se camufla como un pulpo con tanta rapidez que no tengo tiempo de encontrarlo, hasta que finalmente me golpea. Un simple golpe me roba la energía y necesito parar durante un tiempo indeterminado.
Ya no sé cuántos libros ha leído durante todo este tiempo que estoy encerrado en el bucle, pero lo que sí sé es que todos y cada una de sus lecturas tienen esos símbolos tan extraños. A duras penas ya sé reconocer algunos, y sólo guiándome por la fonética cuando le pido que lea en voz alta.
—¿Te rindes? —dice su voz entre el eco que ha creado en el habitáculo, escondiéndose en la oscuridad.
—¡Nunca! —le grito y el eco de mi voz vuelve, junto con su risa—. ¡Voy a poder contigo aunque seas un dios, no voy a darte el placer de creer que tengo un espíritu tan débil!
—Tenemos toda la eternidad para seguir, no hay prisa —ríe estruendosamente—. Te confieso que esto es hasta divertido, ya que hacía muchos siglos que nadie conseguía evitar que leyera pese a sus caídas en este lugar.
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𝔸𝚜𝚋𝚎𝚕 [También en Inkitt]
FantasiaPara la muerte es un soldado encubierto, quien no será auxiliado; para los Dioses del mundo un juguete con libre albedrío, que será injustamente estudiado. Asbel posee una inmortalidad cuestionable, una suerte que da risa, y es la diana perfecta par...