[COMPLETADA]
Sinopsis:
Tess no es la típica chica que es recluida por los demás por ser tímida, más bien es alguien sociable que trata de ser amiga con la mayoría de las personas pero un acontecimiento la marcará de por vida.
Hará todo lo posible...
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Salí de la casa con una camiseta sin mangas negra, unos jeans y mis zapatillas negras. Ni siquiera sabía hacia dónde ir, lo único que sabía era que quería salir de casa.
Caminé sin rumbo hasta que a lo lejos visualice un bar, la gente siempre ahoga sus penas en alcohol, ¿por qué yo no? Es mejor que tratar de matarse o una cosa por el estilo.
Entre y habían muy pocas personas, era de esperarse ya que es de día y la mayoría de personas van a los bares por las noches. Me senté en la barra esperando que me atendieran mientras examinaba el lugar.
Era un lugar pequeño, pero bien organizando, las mesas estaban ordenadas correctamente y la ambientación que tenía se vería mejor de noche.
—¿Que se le ofrece? —me preguntó uno de los chicos que atendían en la barra.
—Una cerveza.
El asintió y se acercó a la a refrigeradora destapó una de las cervezas y me la puso enfrente de mí. Le di un trago y el sabor amargo pasó por mi garganta, no era muy fan del alcohol, pero hoy podría serlo.
Seguí tomándome mi primera cerveza mientras veía a los demás que estaban en el bar, la mayoría se veía un poco cansados y tristes, igual que yo.
Me terminé la bebida y pedí otra, necesitaba emborracharme para ya no sentir más.
—¿Qué haces aquí?
Me di la vuelta sorprendida por el dueño de esa voz.
—¿Qué haces tú aquí?
—Beber —dijo Blake con simpleza—. Aunque me sorprende verte aquí y a esta hora.
—Los últimos días no han sido los mejores —le di un sorbo a mi cerveza—. ¿Tú por qué bebes?
—Mi papá.
Yo solo asentí, sabía a lo que se refería, y no quería sacar ese tema sobre él.
—Un brindis por nosotros —levanté mi bebida y él hizo lo mismo, las chocamos y le dimos un sorbo.
El me dio una sonrisa pícara y llamó a uno de los chicos que estaban atendiendo.
—Me da una botella de tequila.
—Blake —dije sorprendida.
—Vamos a mi casa a tomarnos eso —ríe levemente—. Así estaremos seguros si quedamos inconscientes.
Yo asentí, el tomo la botella de tequila y salimos del bar. Caminamos mientras bromeábamos y contábamos nuestras desgracias.
Llegamos a su casa y nos sentamos en el suelo de su sala, destapamos la botella de tequila y directamente yo le di un buen sorbo.
