[COMPLETADA]
Sinopsis:
Tess no es la típica chica que es recluida por los demás por ser tímida, más bien es alguien sociable que trata de ser amiga con la mayoría de las personas pero un acontecimiento la marcará de por vida.
Hará todo lo posible...
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Me hallaba rendida en mi cama, el único lugar que podía estar y donde me iba a quedar por el resto de mi arruinada, condenada y desgraciada vida que me tocó llevar. Mi cama es como mi único apoyo que puedo llevar, me ha escuchado gritar, llorar y sollozar todo este tiempo que llevo en el pueblo.
Desde las muertes de mis padres, ese maldito día en dónde ellos salieron por una celebración en el trabajo de papá, ellos mismos me dijeron que volverían antes de que yo me diera cuenta. Pero esa noche no volvieron y me quedé esperándolos hasta que mis tíos vinieron a buscarme para avisarme... con lágrimas en sus ojos sobre el accidente.
—Cariño, Tess... Lo siento tanto —mi tío me abrazó, yo estaba en shock por lo que acababa de escuchar.
—No estarás sola, Tess —mi tía me acarició mi cabello—. Nos tienes a nosotros.
Mis tíos me acogieron rápido en su casa, nos acordamos cómo pudimos, y gracias a ellos podía disfrutar y no olvidar lo que era tener una familia.
Amy al instante me llevó a recorrer el pueblo, todo era tranquilo y se podía sentir paz en cada cuadra. Gracias a Amy pude conocer a Liam, Charlie y Shay, quienes fueron muy amables en aceptarme en su grupo.
Me acuerdo perfectamente de ese día, Amy me llevó a una fiesta; sino mal recuerdo fue en la casa de Meyer. Todo era casi un alboroto; la música, las bebidas, la multitud que había en la casa. Era muy divertido.
—Ustedes dos —llamó una voz suave, que al girarme reconocí a Jason Meyer—. ¿Les molesta si me ayudan con una chica en la cocina? —Liam y yo asentimos, y Jason nos guió hasta su cocina.
Allí la escena me pareció bastante cómica, en la isla de encontraba una chica de cabello rubio hablando cualquier cosa, desde lejos se le notaba borracha.
—¿Mackenzie? —se sorprendió Liam.
—Lo mismo pregunté al verla aquí, se suponía que cerré la cocina con llave —dijo Jason mirando ceñudo a la rubia—. Te volveré a preguntar cómo entraste aquí.
La chica se incorporó, hipó por producto del alcohol.
—Ya te lo... dije Mayer —soltó la chica tambaleándose—. ¡Por la ventana!
Apuntó con su dedo a una de las ventanas de la cocina que estaba entreabierta, Jason parecía cansado porque de sus ojos azul claro lucían unas ojeras.
—Pero... ¿Cómo?
—Una rubia abrió la ventana y yo aproveché la ocasión —soltó la chica con gesto determinado.
