Capítulo 3

506 61 4
                                    

-¿Preparada? - me pregunta Melody.

-Sí - digo aparentando estar segura, pero en realidad estoy muy nerviosa.

Ayer casi se me cae la mandíbula al suelo al entrar a la que será nuestra casa hasta que termine el torneo, aunque creo que sería un insulto llamar casa a ese sitio, mejor digo mansión, pero una mansión enorme, con un decorado de ensueño, y eso que no soy muy fan del color dorado, pero en verdad que es hermosa. Melody se burló de mí al ver mi cara de sorpresa, decía que era una exagerada, y de exagerada no tengo un pelo, lo que pasa es que ella ya está acostumbrada, pero yo no, y estoy casi segura que nunca lo estaré, me siento incómoda rodeada de lujos, hasta sirvientes tiene.

Después de prácticamente exigirle una explicación, ella me contó que su familia es bastante conocida en este mundo, los dones no solo sirven para el torneo, obviamente, sino que lo usan en su día a día, y su familia pertenece un poco a la élite, por lo general, todos sus familiares tienen tres o cuatro dones, y al menos uno raro; como en su caso es el don de la mente, su padre la teletransportación, y su madre también el don de la mente; en su familia es bastante normal que las mujeres tengan el don de la mente, los hombres no tanto, pero las mujeres sí.

En fin, el caso es que al ser una familia con tan buenos dones, son bastante conocidos, además de tener varias empresas y escuelas para el dominio de los dones, sí, hay escuelas especializadas en ayudar a la gente a dominar su poder, es por eso que Melody lo ha dominado tan rápido, aunque, según ella, aún le falta, la energía no la acaba de dominar, el poder mental no lo tiene perfeccionado, y tiene algunas complicaciones con el elemento fuego y el aire; a mí no me lo ha parecido, pero bueno, yo soy nueva en esto.

Y ahora mismo nos encontramos en la cola para las inscripciones, hay bastantes personas, hay que tener en cuenta que los equipos son de dos, por lo que hay que reducir el número a la mitad. Melody me ha asegurado que no soy la primera humana que se somete a esto de la máquina de dones, y que a lo mejor hay algún otro humano que también reciba sus dones hoy, lo que está claro es que a partir de hoy las cosas van a ser muy diferentes, solo espero salir viva de todo esto.

-¿Tienes alguna preferencia? - me pregunta.

-¿Sobre qué? - pregunto confundida, ella rueda los ojos.

-Sobre tus dones, ¿tienes alguno en mente? - eso no me lo había planteado.

-Me gustaría tener el don de la mente como tú - digo sincera.

-Estaría bien, imagino que lo sabremos pronto.

-Sí, en cuanto me meta a la máquina se sabrá - digo algo alegre, ella me mira con cara de no saber cómo decirme algo - ¿qué?

-Lo que pasa es que la máquina no te dice tus dones, solo cuántos tienes, y alguna que otra pista sobre ellos.

-Osea, ¿que ni siquiera sabré qué dones tengo? - esto es flipante.

-No - me dice con una sonrisa de disculpa, iba a decirle algo, pero una voz me detiene.

-Siguiente - parece que nos toca.

Melody se pone a hablar con la mujer del puesto o taquilla en la que se encuentra, no sabría decir exactamente qué es. Al cabo de unos minutos, nos manda firmar unos papeles, ni siquiera me molesto en leerlos, ahora mismo no tengo cabeza para pensar, y de seguro será algún papel que indique que si nos hacemos daño, es bajo nuestra responsabilidad.

Después de eso, Melody me guía por el lugar hasta detenernos delante de una gran carpa de color morado, casi parece la carpa de un circo, en cuanto a diseño me refiero. Miro alrededor y no veo a más personas, supongo que soy la única humana que hará esto, o a lo mejor ya lo han hecho y se han ido, o vienen después de mí; en todo caso, no puedo evitar que me recorra un escalofrío, este lugar no tiene una pinta muy cálida que digamos, nunca he ido al circo, pero estoy segura que así no se siente uno al ir allí.

-Bueno, ¿a qué esperas? - me pregunta Melody.

-¿Qué?

-Tienes que entrar.

-¿Y tú?

-Yo no puedo, solo puede entrar quien va a recibir su poder, yo te espero fuera.

Genial, me toca entrar a mí sola a la carpa de los horrores, más le vale que salga viva de aquí, si no, la atormentaré toda su vida como fantasma. Entro despacio y observando todo a mi alrededor, aunque solo puedo ver un camino por donde debo ir, el resto es todo oscuridad, lo cual hace que reviva el miedo a la oscuridad que tenía de pequeña, en menudo lío me he metido.

Después de lo que calculo que fueron dos minutos, aunque en mi mente paranoica fueron más, el camino se acaba y me encuentro en algo similar a la arena de un circo, solo le falta las gradas llenas de gente y los animales en la pista, solo espero que no aparezcan mientras estoy aquí. Sigo caminando hasta llegar al centro del círculo, el lugar parece espacioso, pero no puedo apreciar nada concreto, es como si solo existiera esta pista o arena y las telas que se pueden apreciar desde fuera, las cuales son tan oscuras que casi no dejan pasar la luz, por lo que todo está en tinieblas.

-¿Estás preparada? - pego un salto en el sitio, no me esperaba que alguien estuviera aquí.

-Hola, ¿quién está ahí? - pregunto intentando no aparentar miedo, aunque la verdad es otra.

-¿Estás preparada? - otra vez esa pregunta.

-¿Para qué?

-Para recibir el que será tu poder - eso de escuchar una voz ronca y lúgubre en este lugar tan oscuro está consiguiendo que se me pongan los pelos de punta.

-Sí, estoy preparada - para irme de aquí.

-Bien - menudo escalofrío me acaba de recorrer - entonces recibe tus dones.

La sala empieza a iluminarse, aparecen de la nada cajas de formas y colores variados, las cuales están levitando y girando alrededor mío. Estoy entre alucionada y maravillada, y asustada, no todos los días te metes en una carpa de los horrores donde cosas para nada normales suceden. Al rato las cajas se paran y cinco se acercan a mí, una es de cuatro colores: blanco, azul, marrón y rojo; otra es de colores negros y grises, otra parece translúcida, otra opaca, y la última es la más rara, de colores negros y morados oscuros fluyendo, y en medio un signo de interrogación luminoso; ¿qué significará todo esto?

-Enhorabuena, tienes cinco dones - ¿cinco? - pero el último tal vez no se desarrolle.

-¿Qué quieres decir? - pregunto confundida a la nada, ya podría haber algún rostro o algo a lo que mirar, o mejor no, bastante terrorífico es todo ya.

-Eso, tendrás que averiguarlo tú misma.

Unas luces se encienden y muestran un camino que, supongo, lleva a la salida. Me gustaría seguir aquí y exigir respuestas, pero sé que sería perder el tiempo y no conseguir nada, además de que este lugar sigue dándome mal yuyu. Confundida, perdida, molesta y con mil preguntas sin respuesta, salgo del lugar a paso normal, tampoco es como que pueda preguntarle a Melody por el significado de esas cajas y las palabras de esa voz escalofriante, solo me queda esperar que en un futuro lo sepa.

-Amanda - la voz de Melody me saca de mis pensamientos, ni siquiera me había dado cuenta que ya había salido de la carpa - ¿qué tal te ha ido?

-No podría describírtelo ni aunque quisiera - dudo mucho que haya palabras para describir lo escalofriante que fue.

-¿Y bien?, ¿cuántos dones tienes? - me mira impaciente.

Me pongo a pensar en qué decirle, si cuatro o cinco, esa voz me dijo que el quinto tal vez nunca se desarrolle, por lo que hablar de él sería algo hipotético, y lo único que causaría sería lío, ya que ni yo misma sé lo que quiso decir, lo mejor es decir que tengo cuatro dones, si me preguntan por las cajas, ignorar la negra y morada con el signo de interrogación luminoso, y hacer como si solo tuviera cuatro, que es lo más probable.

-Cuatro - finalmente le respondo.

-¿Cuatro? - me pregunta sorprendida y con los ojos como platos, ¿ahora qué pasa?

Potestatem: el torneo de los dones *Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora