Capítulo 5

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-Ya no puedo más - digo jadeante en el suelo.

Llevamos desde primera hora entrenando, y no hay manera, mis dones no se activan ni así me maten, ni siquiera el don de los cuatro elementos, por más que lo intento, y el hecho de que Melody me ataque con su don de los elementos no ayuda. No ha parado de lanzarme ráfagas de viento y fuego, según ella, para intentar activar mi poder, aunque yo creo que ha sido más para practicar ella que para ayudarme a mí, no sé cómo no he salido calcinada hasta ahora.

Mi amiga se planta delante mío con los brazos cruzados y el ceño fruncido, seguramente esperó más resistencia y decisión de mi parte, pero la verdad es que esto no es lo mío, ni el ejercicio, ni esto de los poderes, además de que siento que me quiere matar, vale sí, estoy exagerando un poco, pero en verdad que no puedo más, no doy más de sí, aquí me planto, metafóricamente hablando.

-Vamos, no seas vaga - me regaña.

-¡Qué fácil es para ti!, tú llevas con esto más tiempo, además de que tienes una condición física envidiable.

-El torneo empieza mañana, se indicará los enfrentamientos de la primera fase, podríamos tener que luchar ese mismo día - me recuerda.

-Ya, ya, pero te recuerdo que yo no tengo ni idea, soy nueva en todo esto, por algo se suele esperar un año para los casos como el mío - ella suspira.

-Lo sé, pero en verdad me hace mucha ilusión.

-Lo sé, pero creo que deberías hacerte a la idea de que vamos a perder ya en la primera ronda, porque por más que quiero ser de ayuda, seré un estorbo al no controlar mis dones.

Ella me mira triste, pero esa es la cruda realidad, no tengo ni idea de cómo usar mis dones, por no decir que solo sé uno de fijo, y en el torneo todas las parejas serán capaces de usar todo su poder sin limitarse, mientras que de nosotras solo sería Melody, yo apenas estaría ahí de espectadora en la arena, no creo que sirviera de mucho más, tampoco es como que me pueda enfrentar a ellos a pelo, sin armas y de cabeza, suicidio total, lo único que podré hacer es apartarme y no molestarla.

-Mejor sigamos con el entrenamiento - me dice y me ayuda a levantarme.

Está triste y decepcionada, lo entiendo y lo comprendo, y aunque quisiera ayudarla, no puedo, al menos que ocurra un milagro y en medio de la batalla se desarrolle alguno de mis dones, lo tenemos difícil, aunque tengo la esperanza de que el rival no sea muy fuerte y Melody pueda con ellos sin mi ayuda, porque es la única posibilidad de que pasemos de fase y en un futuro poder hacer algo. No sé si me alegra que no haya armas en el torneo, o me molesta porque sería la única posibilidad de serle útil a mi amiga.

El día transcurre sin ningún contratiempo, aunque sin ningún avance también, lo único que logré conseguir fue una ligera brisa y una mini llovizna, a lo cual no sé si reír o llorar, ninguna de las dos cosas sería útil en el torneo. Melody está bastante decaída, este era su sueño y se está marchitando, sé que en parte es culpa mía, pero en parte no lo es, yo no pedí esto, apenas me estoy enterando del tema, y ella ya me quiere mandar a la arena, debió pensar en la posibilidad de que yo no pudiera.

Cenamos y al poco nos vamos a la cama, no sé ella, pero yo no puedo dormir, si solo pudiera controlar un elemento, todo sería más fácil. Sin hacer ruido, me levanto, me visto y voy a la calle, tal vez un paseo me venga bien para desconectar y conciliar el sueño, si no funciona, lo intentaré con una infusión calentita, no me gusta la leche sola, y sería contraproducente si me tomara un café, aunque creo que hay descafeinado en la cocina.

No sé cuánto tiempo llevo dando vueltas por los alrededores, pero está claro que dar un paseo no ha funcionado, es más, creo que ahora estoy más despegada que cuando me fui. Vuelvo a la casa, pero antes de entrar oigo unos ruidos y voy al jardín de atrás. Allí está Melody, entrenando, perfeccionando su control del aire y el fuego; el sudor corre por su frente, sus mejillas están manchadas de humo o ceniza, incluso algunas partes de su ropa están ligeramente quemadas, principalmente las mangas de su camiseta.

-¿Tú tampoco podías dormir? - le pregunto, ella se gira y me ve, con tan mala suerte de que una ráfaga de viento la tira al suelo - ¿estás bien? - le pregunto mientras corro a ayudarla.

-Sí - me dice mientras la ayudo a sentarse - es solo que estoy un poco cansada.

-¿Tú tampoco podías dormir? - le vuelvo a preguntar, ella niega con la cabeza.

-No, lo de mañana me tiene muy nerviosa.

-Normal - le digo y me siento a su lado.

-¿Sabes?, llevo 10 años deseando participar en el Potestatem.

-Lo sé, ya me lo dijiste.

-Sí - dice y hace una mueca que imagino que debió ser una sonrisa - sé que te estoy exigiendo mucho, y que debí hablarte de todo esto desde un principio, pero pensé que, con tu afición a la magia, esto te gustaría.

-Y me gusta, en parte, es solo que necesito tiempo para controlarlo, dudo mucho que tú aprendieras de la noche a la mañana, y eso que llevas toda la vida rodeada de ello.

-Supongo que tienes razón - suspira - si quieres, podemos desapuntarnos, aún estamos a tiempo - me dice triste.

-Por poder, podemos ir, pero debes ser consciente que serás tú contra dos, porque yo no podré ayudarte, de ti dependerá todo.

-Eso no me importa, tengo cuatro dones, mientras el rival no sea muy fuerte.

-Pues está decidido, hasta que domine mis dones, o al menos uno de ellos, te toca enfrentarte en solitario.

-Bueno, tú estarás ahí, podrías aconsejarme o algo, se te dan bien los patrones, podrías ver fallas en su forma de atacar.

-No prometo nada.

Ambas nos reímos y nos levantamos, acordamos levantarnos pronto para practicar un poco más, pero que por el momento toca dormir, no es cuestión de que nos toque luchar y Melody esté que se cae de sueño, significaría nuestra derrota segura, yo puedo permitírmelo, puesto que mi papel es poco importante, pero ella no, está empezando a gustarme todo esto, al menos ahora no tengo la presión de aprender a usar mis dones de un día para otro, algo es algo.

Ya quiero que llegue el momento de controlar mi poder, estaría increíble poder enseñárselo a mi madre, de seguro le sería muy útil si alguno se pudiera aplicar a las labores domésticas, lo sé, soy muy vaga, tengo ese problema desde adolescente, de pequeña no lo era, pero fue llegar la adolescencia y poco a poco volverme más vaga año tras año, y aunque ya soy mayor de edad, creo que ese efecto aún sigue patente, ya podría haber algún don para quitarme la pereza.

Entre tontería y tontería de mi cabeza, me voy quedando dormida. Cuando por fin siento que me voy a quedar dormida, y no tengo fuerzas suficientes para mantener mis párpados abiertos, unos toques en mi puerta me obligan a volver a abrir los ojos. Parece que ya es la hora y mi amiga está tan enérgica como siempre, genial, sencillamente genial.

Potestatem: el torneo de los dones *Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora