Capítulo 26 Luna llena

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Al día siguiente Draco desayunaba en silencio con su madre. Narcissa tomaba un té y miraba a su hijo casi sin parpadear, cuando Malfoy terminó su plato, ella no pudo aguantar más.

- Por tu difunta abuela Druella Black, Draco. Ya dime cómo está.

- Se encuentra bien.

- ¿Se tomó la poción anoche? Hay luna llena en tres días.

- Sí madre, se tomó la poción matalobos, y comió casi toda la carne también.

- ¿Y por qué no estás con ella?

- ¿Qué, todas las mujeres son tan difíciles siempre? Primero te quejas de que nunca desayunamos juntos y ahora que estoy aquí no quieres que esté aquí. Igual que Granger, primero me pide que la abrace toda la noche, aunque sabe que no puedo dormir abrazándola, y hoy en la mañana me echa de mi propia habitación en mi mansión.

Narcissa sonrió. Pobre de su hijo, apenas mostraba interés en una mujer y no tenía idea de que la frustración que sentía era algo a lo que tenía que acostumbrarse de por vida si quería algún futuro con ella.

- Solo necesita espacio para pensar, le han pasado muchas cosas hijo, tenle paciencia.

- Eso hago, antes la hubiera sacado arrastrando de mi habitación si siquiera insinuara que me quería fuera de ahí. No sé qué decirle, ahora se ve tan frágil, y sus padres están en las mismas condiciones. No quiere ver a nadie, ni a sus amigos ni a mí.

- Seguro mañana estará mejor.

Pero veinticuatro horas después, la escena en el comedor de los Malfoy era la misma del día anterior, solo que Draco tenía unas ojeras mucho más marcadas.

- No puedo pasar otra noche así – le dijo a su madre.

- ¿Abrazando a la mujer que amas?

- Yo no la... amo – le dijo cruzándose de brazos.

- Qué terco eres.

- No soy terco, ella sí lo es, ayer no me quiso abrir la puerta en todo el día, pero cuando el sol comenzó a meterse me llamó para que la abrazara, y yo no puedo dormir abrazándola. Y me acaba de volver a echar de mi cuarto, y no puedo decirle nada porque sus ojos siguen igual de tristes y vacíos.

- Se pondrá mejor después de la luna llena. Tuviste una buena idea al acondicionar nuestra vieja casa para ella.

- No está lejos, mañana le pondré los hechizos para que se mantenga ahí.

- No puedes estar cerca de ella cuando se transforme, sólo habrá bebido tres pociones matalobos para entonces, y ya sabes que debe de beberlas por una semana para que se mantenga consciente.

- Lo sé madre.

Otras veinticuatro horas después, Draco despertaba en su habitación, se había quedado dormido abrazado a ella, por fin, el cansancio y el sueño lo había vencido. No vio a Hermione en la cama y se alarmó, se levantó rápidamente y la vio enfrente de la ventana, las cortinas estaban corridas, pero pequeños rayos de sol entraban por las orillas. La castaña tenía una mano puiesta justo dónde entraba la luz. Draco caminó hasta ella.

- Buenos días – Hermione, que no había hablado mucho después de que Draco la ayudara a bañarse, sólo asintió - ¿cuánto tiempo llevas ahí? Descorre las cortinas, para que entre la luz del sol.

- Así está bien. Déjame sola.

- Hoy no, Hermione.

Draco dejó que entrara la luz del sol, ella cubrió sus ojos, pero no se movió. Retiró sus manos de su cara lentamente y sintió los rayos del sol en su piel.

Detrás del librero (Dramione +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora