Epílogo

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Dos años después.

Hermione se vio al espejo otra vez. Su maquillaje era sencillo igual que su peinado, aunque era un día muy especial, hacía tiempo que no necesitaba de mucho para sentirse bien consigo misma, así que se dedicó una sonrisa, tomó los aretes y el delicado collar a juego y se los puso también, ya estaba lista. Oyó que tocaban a la puerta y murmuró un "adelante". Molly Weasley entró y la vio sonreírle a través del espejo.

- Te ves muy hermosa Hermione.

- Gracias Molly, usted se ve muy bella también.

- Pero ¿por qué no te has puesto tu vestido?

- Voy a ir a ver a mis padres, no quiero ensuciarlo. Llegaré a tiempo para la boda, lo prometo – agregó después de que Molly la mirara frunciendo el ceño.

- Ah, querida no te preocupes, sé que sí llegaras a tiempo, esta boda no se puede celebrar sin ti ¿cierto?

- Cierto, no creo que la novia empiece sin mí.

Las dos mujeres rieron y Hermione se despidió de ella.

- Gracias por dejar que yo me arregle aquí. Voy con mis padres, regreso y me pongo el vestido en menos de una hora.

- Salúdalos de mi parte Hermione.

Ella le dijo que sí con una sonrisa, pero no creyó que de todos modos sus padres se acordaran de Molly.

Salió de la madriguera tratando de evitar que alguien la viera, si Ginny la encontraba saliendo de su casa a solo una hora de la boda... bueno, su amiga se volvería loca.

Se apareció en un callejón del mundo muggle. Había llevado a sus padres a una clínica sin magia hacía un año aproximadamente, no había nada que hacer por ellos y en San Mungo a veces veían cosas que los perturbaban aún más. La clínica no la convenció, así que los llevó a una costosa residencia dónde los cuidaban las veinticuatro horas, no tenía mucho dinero, pero había ventajas en tener un novio rico.

Caminó a la residencia esperando que fuera un buen día para sus padres y pensando en Draco ¿usaría un traje negro para la boda? Ese color le quedaba bien, cuando sonreía de lado o cuando enarcaba una ceja y también cuando sonreía con burla. No tuvo más tiempo para pensar en cómo el color negro hacía lucir tan bien a su novio porque lo vio parado justo a la entrada de la residencia dónde estaban sus padres.

Caminó hacia él, viéndolo de arriba abajo mientras recorría la distancia que los separaba, bueno, el color verde oscuro también le quedaba bien.

- ¿Qué haces aquí?

- Esperándote.

- Pero quedamos en que llegarías a la madriguera.

- ¿Y perderme tu visita de hoy a mis suegros? ¿Por qué no traes puesto tu vestido?

- No lo quería ensuciar, me gusta tu traje Malfoy.

- Siempre Slytherin.

Ella negó con una sonrisa y dio pasos a la entrada de la residencia, pero él la detuvo del brazo. La tomó de la cintura y acercó su cara para besarla, Hermione se alejó.

- Quítate, me arruinas el maquillaje, Malfoy.

Se soltó de su agarre y caminó con elegancia, dejando al rubio boquiabierto ante el rechazo, había dado dos pasos cuando volteó y se rio de él.

- ¿Qué te parece? Me tomó dos años ser igual de idiota que tú.

Se acercó a él y se colgó de su cuello ante la mirada seria que tenía.

Detrás del librero (Dramione +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora