Piel cálida

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La primera vez que sintió el frío del ambiente, en un lugar que se supone debería ser cálido, fue en los brazos de su hermano mayor

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La primera vez que sintió el frío del ambiente, en un lugar que se supone debería ser cálido, fue en los brazos de su hermano mayor.

Illumi había vuelto muy tarde a su hogar luego de una larga misión, Killua se había levantado de su cama solo por un vaso de agua, silencioso se movió por toda la mansión, ocultándose de los mayordomos e incluso de la misma luz que proyectaba la luna.
Podía ocultarse fácilmente de ellos, pero no de su hermano mayor, Illumi lo había atrapado discretamente, justo en el momento en el que el menor de los Zoldyck se disponía a volver a su cuarto.

—Killu, ya es muy tarde para andar por la casa... ven, te llevo a la cama— Le dijo Illumi, segundos antes de levantar en sus brazos a un pequeño Killua.

El mayor no se había preocupado de quitarse la sangre de su ropa, chorreando el piso y manchando la blanca cabellera de Killua por cada caricia que le daba, el albino siente la sangre manchar su ropa, siente el frío líquido traspasar su pijama lentamente hasta rozar su nívea piel.

Aguanta la respiración durante todo el silencioso camino hacia su cuarto, el olor de la sangre es muy fuerte para su muy afinado sentido del olfato, por los que le pica la nariz y le genera un malestar estomacal notable.
Illumi seguía meciendo el pequeño cuerpo, no cantaba una nana, tampoco le importaba si su hermano parecía tenso entre sus brazos, más bien, no se daba cuenta, creía que era normal, después de todo, jamás le habían enseñado cuáles eran las formas correctas en las que un niño debe reaccionar, por lo que Illumi asumió que Killua simplemente estaba incomodó por no estar en su cama.

El heredero de los Zoldyck siente un frío peculiar subirle por los tobillos, llegando hasta su corazón, percibe las caricias, los brazos fuertes protegiéndolo, escucha la respiración calmada, pero no es capaz de sentir otra cosa que no sea frío, a pesar de no entender ese sentimiento, comprende de forma apresurada que esa es su realidad, que el gélido ambiente es parte también de él, que seguramente sus abrazos y caricias también serían frías.

Una vez fue dejado suavemente en su cama, no sintió ningún cambio, la sangre seguía ahí en su ropa, fría, sus mantas lo cubrían hasta el cuello, pero él no era capaz de sentir su calidez. La puerta se cierra cuando Illumi se marcha del cuarto, pero Killua no siente una pérdida, no siente una falta de calor fraternal, solo se mantiene ahí.

Frío y solo.

Y se convence a sí mismo de que esa es la sensación que siempre lo acompañará, que no importa que haga su cuerpo solo transmitirá ese gélido toque. Esa noche cerró los ojos con cansancio, pero no pudo conciliar el sueño al pensar que nunca podría cambiarse a sí mismo.

Años habían pasado de esa experiencia y el tiempo solo reafirmaba esas sospechas infantiles, si bien lograba notar que no todo lo que lo rodeaba era gris, solitario y algo frío. No era afín a conocer gente, los desconocidos no eran de su agrado realmente, es difícil para él lidiar con las inquietudes e inseguridades, mientras levanta un muro de arrogancia que hasta el mismo creé. Las personas que estaban en la primera prueba del examen no le transmitían ni temor, ni seguridad, había voces por todos lados, susurros, si alguien le hablaba no se daba cuenta realmente. Solo actúa y muestra arrogancia, confiado de sus habilidades.

Mil y un notasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora