La bestia deseada

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―Ya es la quinta vez que nos rechazan, me estoy hartando— Habló Gon, tirando de su cabello mientras caía rendido en uno de los sillones de la oficina de Cheadle

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―Ya es la quinta vez que nos rechazan, me estoy hartando— Habló Gon, tirando de su cabello mientras caía rendido en uno de los sillones de la oficina de Cheadle.

―¿Crees que la cara de perro se enfade si prendo fuego el orfanato? Preguntó un aparentemente tranquilo Killua, sentado al lado de Gon, con los brazos descansando en sus espaldas.

―¡Killua!...— Regañó el moreno mirando con las cejas fruncidas a su marido.

―Obviamente sin los niños dentro Respondió con obviedad el albino.

―No seria lo mas ético que pueden hacer cazadores de su calibre Habló Cheadle mientras abría la puerta, ambos jóvenes la miraron con expresiones tranquilas.

―Buenas tardes señorita Cheadle Saludó Gon con una sonrisa restaurada en su cara, Killua asintió al ver a la mujer con aspecto canino.

―¿Puedo saber a qué viene ese comentario por parte de Killua? Cheadle se mostró tranquila, dejando un montón de hojas a firmar en el escritorio y sentándose en la silla detrás de este.

Gon y Killua se miraron antes de responder.

―Ya es la quinta vez que nos rechazan la solicitud de adopción en dos meses El de cabello azabache habló primero, con un puchero ya no tan adorable en el rostro, aunque ese detalle no aplica en el albino.

―Siempre encuentran una excusa nueva para darnos una patada del lugar, esta vez creímos que lo habíamos conseguido Killua habló con mas enfado, sentía que habían jugado con los sentimientos de tanto ellos como del niño que habían querido adoptar.

Los chicos, en sus ya veintiocho años habían decidido tomarse un tiempo para ser una pareja medianamente normal, veían a muchos de sus amigos con una vida amorosa planeada o con una vista a futuro muy prometedora, la ilusión de ser padres les llegó cuando Kurapika les dejo a su cuidado a un niño hace ya años, el hijo no era del rubio, pero si estaba a su cuidado, por lo que precisaba personas de suma confianza para dejarlos. Fue una semana muy bonita para ellos, el niño tenía una personalidad tranquila y lo suficientemente obediente como para no ser una molestia, además de la osadía y aventurismo que dejaba encantado a Gon.

El día que tuvieron que dejarle el niño otra vez a Kurapika fue bastante triste para el moreno, se había encariñado mucho y solo quería seguir pendiente del infante, Kurapika, para dejarlo mas tranquilo, le prometió dejarlos más seguidos si ellos podían.

Obviamente aceptaron encantados.

―Ya veo, aunque entiendo la preocupación de las personas de la administración de adopción, la responsabilidad que requiere poder tener un niño y darle todo lo que necesita es un gran salto a dar y es obvio que dudaran a la hora de entregarlo Cheadle hablaba mirando sus hojas, conocía a esos chicos desde que eran niños y confiaba plenamente en el hecho de que serían muy buenas opciones para padres adoptivos.

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