El vestido rojo

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Los candelabros de cristal son la antesala que los espera al caminar en linea recta por un pasillo iluminado y con alfombras rojas

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Los candelabros de cristal son la antesala que los espera al caminar en linea recta por un pasillo iluminado y con alfombras rojas. Al final de una no muy larga fila los espera un hombre alto y trajeado, que combina perfectamente su corbata con un precioso y dorado anillo de un aparente matrimonio. Su brazo izquierdo descansa en el de su aparente compañera, pues tanto él como su rubio amigo están vestidos de manera peculiar con un plan en mente.

Al llegar frente al aparente guardia, una sonrisa cómplice y pequeña se comparten y luego pasan campantes a la sala principal, donde el bullicio y la música clásica reinaba, la comida les pasaba por al lado en manos de hábiles meseros, ambas "muchachas" caminan esquivando miradas curiosas, esperando que su objetivo se presente en sus campos de visión.

El guardia en la puerta principal posee un aro rojo que esconde un micrófono en el, desde allí se comunica en susurros con su compañero de vida, que ahora carga un bello y delicado vestido negro, le habia costado quitarle los ojos de encima y seguir con el plan, las incontrolables ganas de bailar bajo el son de ese bello piano de cola le hacían temblar los dedos dentro de los bolsillos.

— Tras el tintineo de las copas podrán comenzar, por cierto, te ves hermoso. Le susurra el hombre de dorados lentes mientras recto y con seriedad espera a la próxima pareja a entrar, unas risillas disimuladas se escuchan del otro lado.

— Gracias Leorio, estamos atentos. Le devuelve mientras sigue sosteniendo el brazo de su acompañante, notaba las miradas dirigidas hacia su dirección, algunas disimuladas, otras con completo descaro, — Gon... . Le llamó con suavidad.

La aparente dama de larguísimos cabellos negros con pequeños detalles verdes volteó discretamente hacia él, su vestido rojo era ajustado al cuerpo, se veía joven y enérgico incluso si no era la típica ropa que el muchacho aventurero usaba.

— Escucho a algunos hombres hablar, esta por llegar o al menos, eso esperan. Le relata el muchacho, ambos se habían alejado de la multitud, sentados solos con aquellos ostentosos cuerpos algo artificiales, solo un poco de aumento de pecho para el de tez morena y un corset para el de piel más nívea.

— Perfecto. Ambos tomaron asiento, —¿Cómo te sientes Gon?, estar así puede hacer que te sientas algo vulnerable. Le habla con calma, pues tenia algo de razón en la afirmación, al menos en su caso, aquella piel expuesta, el maquillaje y los tacones no lo hacían sentir en confianza, la falda le llegaba por debajo de los tobillos y eso pensaba que le impediría correr si la situación lo ameritaba.

 — En realidad me gusta tener los tacones, me siento mucho más alto. Sonríe, si bien su vestido era más ajustado y resaltaba cada una de sus curvas, las piernas estaban demasiado expuestas de un lado y eso le incomodaba, pues de vez en cuando temía por que la ropa interior se notara ante un paso en falso.

— Tu nunca cambias, me gustaría tener la confianza que tanto exaltas. Le dice, para disimular se bebe un poco de vino tinto de una copa, no comer ni beber podría llamar la atención.

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