Capítulo 17: Aún más allá del fin del mundo... (Parte 1)

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CAP. 17: AÚN MÁS ALLÁ DEL FIN DEL MUNDO... (Parte 1)

Miraba mis brazos vacíos, donde antes había estado mi amada esposa y no lograba comprender qué había sucedido. Me sentía en estado de shock, mis ideas no llegaban claramente a mi cabeza y estaba completamente confundido.

Sentía las lágrimas rodar por mis mejillas, era un reflejo involuntario, asociado al miedo y a la impotencia de haberla perdido sin poder haber hecho nada por evitarlo. Letos trataba de explicarme cosas que no lograba entender, pues mi mente divagaba entre la imagen de Kairi y de cómo se fue esfumando hasta perderse por completo.

Mariah fue quien logró sacarme de mi confusión. Vino a mí, decidida y amenazante, me tomó de ambos brazos y a medida que me movía enérgicamente me hablaba fuerte y en un tono al que no estaba acostumbrado, como si estuviera enojada conmigo.

“¡Jarrod, ya basta! – dijo una violenta Mariah que nunca había antes visto – Kairi no necesita de tu lástima ni de tus lágrimas, necesita tu ayuda. Debemos encontrarla y mientras antes mejor, porque creo sospechar quién está detrás de esto y es mejor que no le demos tiempo de hacer más”.

Esto sí lo entendí. Mi amada esposa no se había ido para siempre, estaba en peligro y yo debía hacer algo por rescatarla.

“Mariah – dije con un poco de vergüenza – lo siento, no debí descontrolarme así, pero dime ¿cómo haremos para saber dónde está? Temo que si no nos apresuramos, ocurra una desgracia de la cual sí me lamentaré el resto de mi vida.”

Mariah tenía esa mirada que te hace ver que pensaba exactamente igual que yo, y que al igual que yo, desconocía la forma de dar con el paradero de Kairi, o si ella realmente aún seguía viva. Letos se tomaba la cabeza tratando de descifrar en su mente una idea, algo que aportara a dar con el paradero de mi esposa, pero era tan inútil como yo en este tema.

De pronto escuchamos algo que nos llenó de esperanza. Era Elanor quien estaba hablando y que sí tenía una idea, es más, sabía perfectamente cómo dar con mi amada.

“Hay una forma de encontrarla y esto es gracias a Jarrod. – dijo animosamente y aunque me encantaría ser el héroe, no entendía cómo podría serlo – El regalo de bodas, príncipe Jarrod, el huevo de dragón; desde que Kairi tomó contacto con él, están unidos. Si el huevo sigue latiendo en azul incandescente como el vestido de Kairi, es señal de que ella aún vive, pero si el huevo está petrificado y frío otra vez, pues ya es tarde”.

Miré a Mariah, pero ella ya iba de camino al cofre. Me apresuré en seguirla y entonces me percaté que todo el palacio estaba revolucionado. Mi padre había declarado estado de guerra, para proteger a los invitados de quienquiera que haya raptado a Kairi. “¡Si tiene las agallas de hacerlo frente a todos nosotros sin siquiera dejar rastro, entonces es peligroso!” había dicho.

Todos estaban siendo llevados a sus aposentos y los guardias imperiales se estaban apostando en cada una de las puertas del gran palacio. Nadie podría entrar y poner en riesgo la seguridad de los nobles que habían venido a mi matrimonio. Pero el problema es que quien haya sido, no necesita entrar para llevar a cabo sus fechorías, ya estaba dentro del palacio, o al menos eso era lo que yo sospechaba, por lo cual la “seguridad” que se les estaba entregando no era tan real después de todo; pero no dije nada para no causar pánico.

Llegamos al cofre y cuando Mariah quiso tocarlo, una energía la hizo retroceder con fuerza varios metros sin siquiera haberlo logrado. Todos miramos a Elanor, que era la mayor conocedora de los poderes del huevo y me dijo que eso no se lo esperaba, que no debió pasar. Eso no era obra del huevo, sino de alguien más.

El captor se había preocupado de todos los detalles, pues sabía que buscaríamos a Kairi a través del huevo de dragón.

Entonces pensé en que era mi turno. Me fui acercando rápidamente al cofre, pero a medida que llegaba más cerca de él, me era más difícil avanzar. Era como una fuerza magnética que me repelía de él, pero yo seguía dando batalla. Mis extremidades comenzaron a doler por el rechazo de la energía, pero yo tenía claro que debía continuar. Mi rostro estaba completamente desenfocado, el dolor era indescriptible, mi piel se raía como papel ante esa magia que no me dejaba llegar a la única opción de averiguar algo de mi amada. No podía rendirme y no pensaba hacerlo.

Faltaba sólo un par de metros y ya no estaba avanzando, sólo lograba mantenerme. Mi cuerpo empezaba a colapsar y aparecían heridas en mis brazos, rostro y piernas. Mi ropaje igual se estaba rasgando y no podía dar un paso más, Debía hacer algo, pero no lograba pensar en una solución.

Cuando ya casi la magia lograba ser más fuerte que mi convicción de seguir y estaba a punto de darme por vencido, siento a Letos detrás de mí. Estiró sus brazos y con sus manos sobre mi espalda comenzó a empujar fuertemente para ayudarme a llegar. También recibía el magnetismo del cofre y estaba resultando gravemente herido al igual que yo, pero eso no lo detuvo. Con toda la fuerza que él estaba haciendo, más mi resistencia, había empezado nuevamente a caminar. Primero pequeños pasos y ya luego grandes zancadas, hasta que estaba justo frente a mi objetivo.

Letos se quejaba por el dolor que le causaban las laceraciones de su piel, por lo cual debía darme prisa. Mi propio cuerpo estaba ya adormecido de dolor y eso era peligroso. Entonces estiré mis brazos y las venas de los músculos estaban a punto de reventar debido al esfuerzo. Pero entonces algo sucedió. En cuanto logré poner mis manos sobre el cerrojo del cofre, la magia se canceló repentinamente y pude entonces moverme a voluntad.

Abrí la tapa con la desesperación de saber si mi esposa vivía o no y miré el huevo, sólo para percatarme de que sí estaba latiendo. Kairi estaba viva y era lo único que me importaba.

Comencé entonces a sentir todo el dolor que estaba posponiendo y era demasiado. Sentí como mi cuerpo comenzó a drenar mi energía y me volví débil. Cuando yo casi estaba al borde de la pérdida de conciencia, casi instintivamente toqué el huevo y lo que sucedió a continuación, fue más suerte que nada.

La energía del huevo me llenó por dentro y sentí una conexión con Kairi como nunca antes sentí con nadie más. Podía sentirla conmigo, dentro de mí y podía sentirme con ella y dentro de ella.

La ví, pude saber que estaba bien y sentía su necesidad de que la encontrara. Pero no podía saber dónde está, intenté reconocer el entorno, para saber cómo llegar, pero todo lo que veía a mi alrededor, que en este caso era “su” alrededor, era agua.

Pude sentir cómo Kairi estaba en un estado de letargo, en posición fetal y flotaba dentro de una burbuja de aire perfectamente esférica, pero traté de sonsacar información de esta conexión que me fuera útil para encontrarla, pero no lo logré.

Planté un pensamiento en su mente, con la intención que se quedara con ella, sin saber si resultaría. Le hice saber que esperara por mí, que la encontraría aún más allá del fin del mundo. Nada nos impediría estar juntos, ni ahora ni nunca. Sé que dio resultado, sé que eso la tranquilizó, porque me tranquilizó a mí también.

Abrí mis ojos y estaba otra vez frente al cofre. Mariah y los demás me miraban asombrados y cuando me percaté que mis heridas habían sanado completamente, me sorprendí yo también. No sentía ni el más mínimo dolor, es más, mi energía estaba por sobre el nivel al que estaba acostumbrado. Me sentía mejor que nunca y eso era por la energía que el huevo me brindó.

Miré a mi alrededor y entonces vi a Letos tirado en el suelo, con Elanor sosteniéndolo y sangraba mucho por todos lados. Tomé el huevo entre mis manos e hice que él lo tocara, para que su magia lo curara también, pero nada sucedió. No lograba entenderlo, a mí me sanó, pero entonces Elanor me explicó que servía para mí porque era energía de Kairi y ella y yo estábamos vinculados por el amor que mutuamente nos teníamos, pero que con Letos no funcionaría.

Ella estaba preocupada por Letos y no podía hacer nada por ayudarle, ni yo tampoco, si no hacíamos algo pronto, podría pasar lo peor y no quería vivir eso otra vez.

Princesa EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora