Capítulo 11: Una negra noche...

4.9K 182 8
                                    

CAP. 11: UNA NEGRA NOCHE …

Ya eran casi las tres de la tarde, cuando vino el mensajero a buscarme, pues debíamos ir al puerto a buscar a mis padres, que llegaban a bordo del “Conquistador”.

Estaba más nerviosa de lo habitual y lo peor es que era sin motivo aparente. Mariah trató de tranquilizarme, pero sin muchos resultados debo admitir. Estaba desconcentrada y con una preocupación que crecía en mi mente, pero que no lograba comprender.

Me puse mi ropa más adecuada para la cabalgata que tenía por delante, de una hora y media hasta llegar al puerto, por lo que lucía igual que cuando vivía en Aldentain. Mis padres no podrían notar la diferencia, pero yo sí lo notaba. Había pasado de ser una aguda princesa, semi resentida a ser una dulce doncella enamorada y prometida en matrimonio a su hombre soñado. No podía ser mejor.

De pronto algo de este pensamiento me puso sobre aviso. Un sudor helado recorrió mi columna vertebral desde el cuello hasta el coxis, haciendo que me pusiera aún más nerviosa. Ahora estaba claro, estaba preocupada por Jarrod, pero lo peor de todo era que ni siquiera sabía dónde estaba, o a qué había salido tan rápidamente del castillo.

Al ver desembarcar a mis padres, un dejo de nostalgia se posó en mi rostro, recordando mi niñez y los tiempos en que todo era más simple; que ya hace mucho habían quedado atrás, dando paso a una vida de responsabilidades y destinos que nunca imaginé.

Los abracé y los besé con amor, reímos y hablamos acerca de los días que llevaba fuera del reino y ellos me preguntaban por Jarrod y Aeroldia y todo lo concerniente al matrimonio. No quise ser muy sincera al respecto, sólo hablé de trivialidades y no les mencioné de nuestro encuentro anterior a mi llegada al palacio, porque eso era algo que no discutiría con nadie, pues eso daría pie a conversaciones y especulaciones y finalmente podría delatar nuestra posición.

Durante el camino de regreso, mi padre me hizo saber lo feliz que estaba por lo de mi matrimonio, pues decía conocer de cerca de la familia de Jarrod y sentía que era una unión más que conveniente para mí. Este tema logró llamar mi atención, pues cualquier información que tuviera respecto al rey Zoar me sería útil, para poder usarla a favor de la rebelión.

Me contó que el rey era un hombre justo y muy sabio y que él se negaba a creer las atrocidades que se habían comentado sobre su reinado actual. Mi padre no quería convencerse de que su amigo de toda la vida, fuera capaz de cometer los actos que se le adjudicaban. De hecho su amistad pasada fue parte de la razón de por qué Aldentain seguía siendo la última nación independiente y que no había sucumbido a la avaricia de Aeroldia.

Debo reconocer que la conversación no fue de mucha ayuda, pero me ayudaba en parte a entender la relación que mi padre y el rey Zoar tenían. De hecho, se habían criado juntos cuando niños, hasta la edad de 25 años, momento en el que mi padre debió ir a Aldentain a casarse con mi madre, para reinar juntos. Zoar en cambio, debió quedarse y recibir a su prometida, con quien se desposaría para reinar sobre Aeroldia; de la misma forma en que yo vine a casarme con Jarrod. Era una historia muy antigua entre estos dos reinos, que hasta hoy yo desconocía, pero que me aportaba un poco de claridad al respecto.

Al llegar a palacio fueron recibidos por un séquito de cortesanos que les esperaban para acomodarlos en sus aposentos, finamente adecuados para las necesidades de un rey y una reina, mientras que fuera del palacio continuaba el hambre y las enfermedades, pero eso no fue mostrado ni a mis padres ni a mí, durante mi estadía.

Mariah estuvo todo el día en su habitación y había realizado a lo menos cuatro rituales arcanos distintos, porque había algo que le preocupaba y no lograba identificar qué. Estaba nerviosa y ausente. No lograba mantenerse quieta ni un segundo y no me prestaba ni la más mínima atención. Sólo caminaba de un lado a otro y repetía frases que a mi parecer no tenían ningún sentido, pero que a ella se le iban acomodando, por lo que lograba yo adivinar.

Princesa EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora