Who are you? ~ KNJ ✔️

i'm so tired...

La cerveza entre sus manos estaba tan tibia que incluso le resultaba nauseabundo el olor que emanaba de la botella antes de considerar darle otro trago. Sin embargo no le importó. Soltó un fuerte suspiro reuniendo valor y dio un gran sorbo a la par que los besos de Woosuk bajaban lentamente por su cuello hasta el escote. Intentó centrar toda su atención en la película que, de nuevo, el chico había interrumpido tras comenzar con aquellas asfixiantes caricias y mimos.

— Me encantas. — Jadeó el chico de cabello engominado y mejillas casi regordetas sobre el hombro de la chica.

Se limitó a voltear el rostro a cualquier otro lado lejos de Woosuk. Lejos de sus labios y por su puesto, lejos de aquella expresión suya que emanaba perdición y completo enamoramiento por ella. ¿Culpa? Sí, definitivamente. ¿Arrepentimiento? Por supuesto que no.

Ella trató de evadir las caricias desesperadas del joven, pero como todo ser carnal e instintivo, él se negó a detener las manos recorriendo cada centímetro del cuerpo de Sooran por arriba de su ropa, estando completamente convencido de que ella solo quería jugar a hacerlo sufrir o, que si por alguna razón no estaba de humor, él se aseguraría de hacerla cambiar de opinión.
Ella lo permitió y cedió hasta que llegó el momento inevitable de tensión sobre su zona pélvica indicando una disposición irónica y sumamente humana para estar con él.

No tenía la intención ni el valor de mirarlo. Dejó que Woosuk hiciera el trabajo.

— Eres solo mía. — Susurró hacia el oído de Sooran, con el propósito de motivarla y, por el contrario, haciendo que esta frunciera el ceño, casi con hartazgo, por lo perturbadoras y ridículas que empezaban a sonar esas palabras en el caballeroso, tierno y siempre educado Woosuk.

Y no es que no le gustara ese juego sexual donde, por lo menos durante esos 15 minutos de extasis, él solía infligir un rol autoritario sobre ella... Era que simplemente no le quedaba; su cara tierna con rasgos redondos no encajaba con el estereotipo dominante. Y definitivamente, el hecho de que él se sintiera el hombre más poderoso del mundo, ayudaba muy poco en la percepción que tenía la chica sobre ello. Pero... en cuanto cerró los ojos y recordó a quien podría encajar perfectamente en ese juego, como si se tratara de algún tipo de liberación irracional provocándole una sonrisa perversa, su cuerpo sufrió una contracción majestuosa y adictiva.

El ego de Woosuk se elevó. Ella sintió pena por los dos.

Volvió a abrir los ojos. Se encontró con el rostro sudoroso, enrojecido, lleno de pasión y poco seductor de su novio. Cambió de posición. Odió mucho más el hecho de que él siempre dejara sus calcetines puestos a la hora de tener sexo. Le disgustó. Cerró los ojos y volvió a concentrarse en él. Jadeó como hace mucho no lo hacía, las contracciones musculares incluso ardían debido al tiempo que había pasado desde la ultima vez que sintió algo parecido. Se liberó. Sintió una pena terrible por ella misma, por la situación, por tener que recurrir a una artimaña tan baja y desleal con el fin de satisfacerse y, por última vez según no lo había planteado aquella mañana, tener ese tipo de contacto con Woosuk.

Él terminó. Ella no, necesitaba más tiempo, y tristemente también de otra persona.

Se quedó tendida en la cama, dando una expresión de falsa felicidad mientras recordaba que se acercaba el momento terrible donde Woosuk se ponía sentimental, la abrazaba, la besaba, la rodeaba con sus piernas y le recitaba mil poemas al oído mientras acariciaba con amor y cautela sus curvas y facciones.
Pensó en levantarse e ir corriendo la baño para mojar su rostro, como si ese acto fuera a lavar también el beso de la tarde anterior, como si fuera a llevarse el orgasmo deshonesto y el hecho de que Woosuk definitivamente no merecía algo de todo eso... Pero de nuevo cedió. Se quedó.
Dejó ser abrazada y amada por quien ella jamás había sentido lo mismo, por quien merecía más que besos gélidos, abrazos vacíos y orgasmos por quien dueño no era él.