Who are you? ~ KNJ ✔️

Scaredy Cat

La última vez que estuvieron juntos a la orilla del Río, la luna se reflejaba nítidamente en el agua y las estrellas daban el aspecto de ser pequeñas luciérnagas acuáticas.

Sin embargo aquella noche no fue similar. Las espesas nubes grisáceas habían cubierto gran parte del cuarto menguante dibujado en el cielo y por ende, ellos dos no eran vagamente iluminados por estrellas. Hacía frío, de hecho, más de lo que cualquiera de los dos hubiera deseado porque ante ese clima, les era imposible no recordar abrazándose él uno al otro haciendo frente a las bajas temperaturas en los castillos de Luxemburgo.
Pero estaban en Seúl y de aquel viaje dos años y medio atrás, no quedaban mas que fotografías guardadas en una caja de zapatos que ninguno de los dos se atrevía a mirar y latentes recuerdos que se mantenían intactos en sus memoria. Estaban en Seúl y él no podía bajar la guardia, no le era permitido remover la gorra de su sudadera negra, enderezar el rostro para admirar el irrelevante y simple paisaje o hablar demasiado alto.

Sentados en el pasto seco, Blacky regresaba una y otra vez, buscando y encontrando una vara de madera pesada que Namjoon improvisó para mantenerla ocupada mientras buscaba excusas creíbles y prudentes en sus palabras para permanecer un poco más de tiempo en aquella burbuja que le recordaba a Italia, Luxemburgo, Austria, y a esa noche donde decidió dar el primer paso hacia ella, rompiendo absolutamente todas las reglas que jamás en su vida imaginó transgredir.

Sus labios se pegaban entre sí, no recordaba que fuera tan difícil tan siquiera poder respirar. Intentaba ansiosamente fijar la vista en las finas líneas dibujadas sobre el agua por el paso del viento, pero Sooran seguía siendo inevitable.
Muchas cosas habían cambiado en ella. Su cabello estaba mucho más corto, justamente debajo de las clavículas que ya no tenían aquel aspecto astilloso y quebradizo de la última vez que la vio. Su piel era un poco más pálida pero radiante, suave y a contraluz, las mejillas parecían pequeños duraznos en su mejor temporada. Sus ojos eran más brillantes y menos tristes. Y su semblante... Antes solo podía ver reflejado un reprimido resentimiento disfrazado en costumbre o deber... tal vez amor, y ahora, a pesar de los leves sollozos espasmódicos que dejó el susto de Blacky, irradiaba paz.

— Yo estaba de camino a la avenida principal y ella llegó. — Rompió el silencio. A grandes rasgos, la distancia entre ambos sobre el pasto seco era de unos treinta centímetros, pero al haber pasado casi dos años... Se sentía un abismo. — Debería ser parte de algún equipo de americano. — Sonrió suavemente, pasando la palma de su mano sobre su abdomen golpeado.

Pero Sooran estaba perdida en un glitch del tiempo, donde se preguntaba una y mil veces qué hubiera pasado si Namjoon no hubiera estado cerca esa noche. La idea de perder a Blacky e imaginarla sola, con frío, miedo y hambre, perforaba su corazón a cada segundo, al punto de hacerle querer romper en llanto de nuevo.

Era eso y él, por supuesto.

— Lo lamento. — Sorbió suavemente la nariz, fijando la vista en su mascota que ahora corría de un lado a otro, como si no hubiera hecho pasar a Sooran la peor y más eterna hora de su vida. — ¿Te dolió mucho?

Namjoon sonrió, negó y mintió en silencio, intentando tranquilizarla a su limitada y paciente manera.

— Es bueno que haya sido yo. — Respondió. — Al principio, cuando la vi corriendo desde lejos pensé que sería muy gracioso e irónico que se tratara de Blacky y cuando me tacleó, bueno, fue evidente.

— ¿Supiste que era ella? — Preguntó forzándose a pasar aquella escena en su mente una y otra vez. — No tiene placa. Bueno, la tenía hasta esta mañana pero-

Sin embargó Sooran se vio interrumpida en sus palabras al recordar la imagen de Alexander retirando el collar tono rosa pastel de Blacky con el único objetivo de cambiar la placa de su dirección en Zúrich por una provisional de Seúl. Si de alguna forma hubiera podido saber la pesadilla que viviría esa misma noche, jamás lo hubiera permitido.