25. Refugio

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La vista de Scorpius fue hasta el ceño fruncido de Alex, sin duda había muchas cosas que desconocía sobre esa familia, su mejor amigo era Albus, y él hablaba poco de lo que pasaba en su familia, tenía ese desprecio por James que no comprendía, y aunque se llevaban bien, había cosas que tenía que respetar, admitía que a veces, le gustaría que su amistad fuese tan fuerte y amplia como la de James y Alex, bueno, aunque ahora tenía el presentimiento que tenían algo más que amistad.

—Ahora te ríes –bufó.

—No, no te enfades, lo digo porque me preocupo por que no vendrás conmigo, pero... son las últimas vacaciones, así que da igual, podremos vernos igualmente.

—Mientras tu madre me tolere, creo que estaré bien.

—No vayas a decirle.

Se giró hasta su amigo, con una clara de súplica, pero la cara seria de su interlocutor dejaba en claro que no iba a prometer nada y que posiblemente estaba esperando por ese momento para hacer alguna clase de intervención ¿sobre qué? Solo ellos lo sabían.

—Entonces díselo tú –pidió.

—Cambié de opinión, voy a ser auror, Alex, y es una decisión mía, se lo prometí a papá.

—James, teníamos doce, y tu tío Ron nos estaba contando sus aventuras en el colegio, lo dijiste de la nada, pero desde que te conozco siempre has querido estudiar leyes, y de la nada, solo porque tu papá no te dio tregua a, vas encaminado a eso, no tengo que recordarte, que van dos veces que casi te matan en una misión.

Aquella información enfadó a Scorpius ¿en serio estaba yendo de misión? ¿Aquello no iba en contra del reglamento de los aurores? El castaño ni siquiera había terminado Hogwarts ¿cómo es que estaba yendo ya de misión en misión? Y más, sin entrenamiento previo.

Frunció el cejo cuando recordó que había estado golpeado durante las clases ¿eso era lo que hacía? ¿Practicar? Seguramente, siempre se lo encontraba cerca de la oficina de Smith, tragó saliva, eso le bastó para sentir cierto desprecio por Harry Potter.

Los tres chicos se giraron cuando alguien apareció en el patio, el rubio pensó que sería Harry Potter, pero no, era un chico de máximo unos 26 años, bastante atractivo, le sonrió encantado a James.

—Vaya, Potter, no te va para nada mal el uniforme –sonrió de lado –si sigues así, voy a pedirte para mí –elevó una ceja.

—Si no es que lo matan en esta misión –soltó Alex.

—Yo voy a cuidar de su espalda esta vez –aseguró –conmigo no correrá ningún peligro, te lo aseguro, vamos, Jamie.

—Te veré en unos días, quita esa cara –sonrió.

Scorpius apretó la quijada, sabía que era una forma de tranquilizar a su mejor amigo, pero que ni siquiera estaba confiado de si volvería al terminar la misión.

—Lo lamento –se disculpó Scorpius, haciendo que Alex se girara a él, confundido.

—No comprendo.

—Ya comprendí que solo estás preocupado por él, más no enamorado –se encogió de hombros –y sí, tiene razón, solo soy un niño, pero aunque no entiendo la razón, puedo jurarte que lo amo.

—Eres un niño, Scorpius, atribuyes lo físico al amor, pero no es así, sólo...

—Lo que siento con él, no es algo sencillo de explicar, lo sé, y más por mi edad, soy un chico de 14, lo comprendo, Alex, pero en serio, nadie de todos los chicos provoca lo que él.

—El amor infantil es de las cosas más tiernas y puras, y por lo tanto, no deben contaminarse y profanarse, Scorpius, James es un chico de 17 años, jamás va a verte de esa manera.

Love Too Much || JamiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora