12. Robot

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La espalda de James golpeó el suelo de forma violenta, habían pasado unos días difíciles, y no sabía cómo sentirse exactamente al respecto, pero desde hace unos días, Violet había estado buscándolo mientras él entrenaba en el campo de quidditch, eso había hecho que Alex se enfadara con él, ya que al parecer, a Scorpius Malfoy se le había escapado el detalle que lo había visto golpeado, y como no quiso darle explicaciones, se había enfadado.

Salvo que esa vez, tuvo el bonito detalle de decirle la razón, y le informó que en esa ocasión, los panqués de su abuela no serían suficientes para que lo perdonara.

—Eres demasiado lento, muy pesado –la voz de su profesor regresó hasta él.

—Si dejo de comer eso no ayudará –comentó lógicamente –me ayudaría a bajar masa corporal, sin duda, pero la mala nutrición...

—No estoy hablando de eso ¿en serio eres estúpido, chico? –Bramó Smith.

—No sé a qué se refiere, en ese caso –se puso de pie.

—Eres demasiado tieso, frío –levantó la varita y lo lanzó al otro muro –ya pudiste notarlo ¿cierto? –gruñó –no sirves para esto, tú jamás podrás ser un buen auror, ni siquiera podrás ser uno, a menos que el propósito de tu padre sea tenerte haciendo reportes en el ministerio, sin que salgas de ese lugar, podrás hacer algo de provecho, pero escúchame bien, tú no sirves para nada –le dio la espalda –vamos, te estoy dando una ventaja, atácame.

—Mi entrenamiento no es para atacarlo –informó James –sino para aprender a defenderme, profesor, eso fue lo que me indicó mi padre.

Smith se giró hasta James de nuevo, inclinando la cabeza y frunciendo un poco los ojos, haciendo que James recordara al Golden retriever que su tío Dudley tenía, así que hizo una mueca, que pretendía ser una sonrisa.

—Largo de mi despacho, ahora mismo –soltó en un tono enfadado.

—Con su permiso –asintió, sin darle mucha importancia.

Avanzó adolorido por los pasillos del colegio, se sujetó el hombro, el dolor era intenso, pero no era para tanto, aquel malestar no le ocasionaría la muerte ni nada parecido, así que no encontraba una fuerte necesidad de ir a la enfermería y molestar a Madam Pomfrey.

Entró a la sala común de Gryffindor, Alex estaba sentado en una mullida butaca cerca de la chimenea, y aunque notó que lo observó, subió rumbo a su habitación, aún tenía un montón de tareas para hacer, y no quería atrasarse en nada.

Abrió los ojos a las cinco de la mañana, intentó estirarse para desperezarse, pero no pudo hacerlo, su hombro estaba demasiado inflamado, los moretones que había estado acumulando le habían cobrado la factura, suspiró negando, avanzó hasta el baño para observar si el daño era suficientemente grande como para ir a la enfermería o simplemente dejar a que solo se solucionara.

—No es tan grave –murmuró, le dolía moverlo, pero aun podía hacerlo, así que no le dio más importancia, a pesar de que los moretones hacían que se viera muy inflamado y de un color negro.

Se duchó lo más rápido que el malestar lo dejó, se arregló y comenzó a ordenar sus cosas para sus clases, a pesar de que lo había hecho antes de dormirse, bajó tranquilo, eran las seis de la mañana con cuatro minutos, las clases empezaban a las ocho, los elfos desaparecieron en cuanto notaron su presencia.

El día fue bastante normal, y aunque le estresaba tener que llevar la mochila del lado equivocado, no dijo nada, fue interceptado por algunos alumnos para darle chocolates, y dulces que él aceptaba por cortesía, pero que jamás comería.

—Señor Potter, lo requieren en la oficina del profesor Smith –informó la profesora Vector.

—Gracias, profesora, iré enseguida.

Love Too Much || JamiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora