Capitulo 11

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SI HABÍA ALGO QUE MÁS L GUSTABA A RANIA, ERA ORGANIZAR fiestas. Los días previos a la fiesta de cumpleaños de Ophelia, su madre pasó todo el tiempo asegurándose de que su hogar estuviera presentable para sus invitados.

Recorrió la cabaña durante días, arreglando y ajustando cada pequeña cosa que podía pensar que estaba mal. Calypso sabía que Rania se hacia creer que no le importaba lo que otras familias de sangre pura pensaran de ella, pero es que si le importaba.

Calypso caminaba alrededor de su alcoba que estaba decorada con tonos de azul y plata. La ventana estaba abierta y entraba el aire fresco del verano.

Su lechuza, Mercury, gorjeaba en un rincón mientras él se sentaba en su jaula, sus ojos negros y brillantes seguían a Calypso la cual se movía por su habitación.

La pieza estaba un poco desordenada con libros apilados en el suelo y papeles desparramados sobre este y el escritorio. Su nuevo juego de plumas, que Sirius le compró, estaba puesto junto a un trozo de pergamino que tenía las palabras "Querido Sirius" garabateadas en la parte superior con su pulcra letra.

El techo tenía pintado un gran mural del sistema solar. Recordó haber pasado el verano entre primer y segundo año creándolo y estaba bastante feliz con el resultado.

Por la noche, podía llevar su mirada hacia arriba y observar las estrellas. Su mamá incluso lo había encantado para que el cielo se moviera cada noche y pudiera ver diferentes planetas.

Calypso se paró frente al espejo de plata y terminó de sujetar su moño, asegurándose de dejar mechones de cabello rizado frente a su cara. Su madre la había llevado a su tienda de vestidos muggle favorita y le había comprado uno nuevo que Alex le dijo que la hacía parecer una "hippie", pero no sabía lo que eso significaba.

El prometido de su madre estaba abajo, nervioso y emocionado de conocer al padre de las niñas. Calypso no estaba emocionada de ver al hombre, ni quería tener nada que ver con el.

Una parte de ella quería contarle a Rania lo que le había hecho en Navidad, pero tenía miedo, así que se lo guardó para sí misma.

La puerta se abrió con un chirrido y Ophelia entró a la habitación. Calypso apretó la mandíbula y entrecerró los ojos cuando su hermana, sin decir palabra, tomó un collar del joyero de Calypso.

Era pequeño y antiguo, de los años 40, y había pasado de Rania a Calypso. Había pertenecido a la abuela antes de que hubiera pasado a sus manos, pensaba que era hermoso.

Cuando las hermanas eran cercanas, Ophelia tomaba prestado el collar para ocasiones especiales y eventos y en ese entonces a Calypso no le importaba.

La menor miró a su hermana por el rabillo del ojo cuando esta intentó colocarse el collar alrededor de su cuello. Suspiró y pensó en la súplica de su madre para que las chicas se llevaran bien.

—Déjame hacerlo—pidió Calypso

Ophelia sonrió suavemente cuando su pequeña hermana se dirigió hacia ella. Calypso miró el vestido verde de la mayor y su cabello oscuro y rizado.

Cuando era pequeña, había visto a Ophelia corriendo por la casa luciendo esparcida con el cabello rizado como lo llevaba su madre. Su hermana siempre se arreglaba bien, pero Calypso siempre pensó que era divertido ver todo el proceso.

—Por hoy, podemos simplemente... ¿Ser amables la una con la otra? Tengo muchos amigos que vendrán a la casa y entre el nuevo novio de mamá, su embarazo y tus amigos, tengo una reputación que mantener para esta familia, una que podría cambiar dependiendo de lo bien que vaya la fiesta—hablo Ophelia

NOX, sirius black ₁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora