Capitulo bonus

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SALAZAR SLYTHERIN ERA LA ÚLTIMA PERSONA DE LA QUE Rowena Ravenclaw esperaba enemistarse. Él era duro y frío y se oponía constantemente a ella en todo momento.

Hubo demasiadas ocasiones en las que Helga Hufflepuff y Godric Gryffindor se vieron obligados a servir como mediadores durante una de sus numerosas disputas.

No había comenzado como amor al principio, pero seguramente Rowena se enamoró profundamente de Salazar antes de darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Ella lo amaba por completo y él la amaba a ella de la misma manera. Sabía que nunca amaría a alguien tanto como a él.

Pero luego quedó embarazada de su segunda hija, Hécate. La existencia de Hécate le sirvió como un recordatorio constante a Rowena de que rompió sus votos con su esposo al estar con otro hombre.

Su esposo, el famoso Roland Ravenclaw, que tenía una larga lista de mujeres suspirando por él, siempre había sido amable y respetuoso. Había respetado el hecho de que Rowena y él nunca sentirían nada más que un afecto platónico el uno por el otro; Había sido cariñoso y amable con su hija, Helena, que nació nueve meses después de su noche de bodas; y acepto cuando ella le dijo que estaba embarazada del hijo de otro hombre.

Juró reclamar a Hécate como suya y la culpa de Rowena por lo que había hecho la carcomía.

Se alejó de Salazar, creyendo que era lo único que podía hacer y nunca le dijo que el niño era suyo. Slytherin se sentía traicionado mientras veía a Rowena y Roland alabar a su familia con el mundo exterior.

Se maldijo a sí mismo por amar a una mujer que sabía que nunca podría tener y que había esperado que lo amara tan incondicionalmente como la había amado a ella. Se tomó a sí mismo por un estupido. Salazar nunca había sido de los que tomaban bien el dolor.

Después de eso, presionó aún más para la expulsión de los nacidos de muggles de Hogwarts; Su una vez fuerte amistad con Godric fue disminuyendo hasta volverse irreparable; Él se desquitaba con la inocente Helga, quien estaba profundamente triste al ver a su amiga tan herida.

Pero Salazar nunca le lanzó su ira a Rowena. En cambio, se encontraba ignorándola cada vez que trataba de hablar con el hombre que realmente amaba.

Hécate se convirtió en una poderosa bruja, pero cuando alcanzó la mayoría de edad huyó de casa. Su desaparición dejó a Rowena sintiéndose angustiada y arrepentida de todo lo que había hecho.

Sus dos hijas estaban resentidas con ella de alguna manera y sabía que todo era culpa suya y de nadie más. Ella les había fallado. Había lastimado a todos los que alguna vez le importaron.

Rowena nunca volvió a ver a Hécate. No podía decirle la verdad a su hija y tampoco creía poder contárselo a Salazar. Pero, en su lecho de muerte, Rowena le escribió para que la visitara por última vez y, para su sorpresa, él vino. Salazar nunca había sido muy bueno para decirle que no.

—Por favor, repite lo que dijiste, Rowena. No puedo entenderte muy bien—suplico Salazar mientras se inclinaba sobre su cuerpo moribundo

Miró a su alrededor, pensando en el colegio que los cuatro habían creado para que los magos y brujas aprendieran después de muchos años de planificación y conspiración. Estaba orgulloso de todo lo que habían hecho juntos, incluso si no quería admitirlo.

—Es sobre Hécate—susurró Rowena

Su respiración se hizo más lenta y sus ojos se sentían pesados, pero trató de no ceder. No podía morir antes de decírselo.

—¿Tu hija?—pregunto, furioso. Siempre había creído que Hécate era parte de la razón que llevó al final de su relación—¿Que hay con ella?

—Ella, ella también es tu hija—confesó antes de soltar un último suspiro

Salazar apenas podía pensar en lo que ella había dicho mientras los curanderos lo alejaban del amor de su vida y anunciaban la muerte de Rowena Ravenclaw.

Hécate era su hija. La niña a la que una vez había culpado de su infelicidad era suya. En ese momento decidió que iba a buscar a su hija. No iba descansar hasta encontrarla.

NOX, sirius black ₁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora